¡Alabado sea
Jesucristo!
Ciudad de México,
Marzo 8 del 2017
M E D I T A N D O L
A S
P A R Á B O L A S D
E
J E S Ú S D E N A Z A R E T
2 de 35
En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu
Santo +. Amén.
PADRENUESTRO
“Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; . . .”
AVEMARÍA
“Dios
te salve, María, llena eres de gracia. . .”
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
“Ven,
Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego
de tu amor. Envía Tu Espíritu Creador. Y
renueva la faz de la tierra. Oh Dios,
que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo;
haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su
consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.”
1.- “EL HOMBRE QUE EDIFICÓ SU CASA SOBRE
LA ROCA”
(Lc.
6, 46 – 49)
“¿Por qué me llamáis: “¡Señor!”
“¡Señor!” y no hacéis lo que os digo?
Os mostraré a qué es semejante todo aquél que acude a mí y escucha mis
palabras y las pone en práctica. Es
semejante a quien, al construir una casa, excavó y ahondó para echar los
cimientos sobre la roca. Al llegar la
inundación, el río chocó con ímpetu contra la casa, pero no pudo demolerla por
estar bien construida. Por el contrario,
el que escucha pero no pone en práctica, es semejante al que construyó una casa
sobre la tierra, sin cimientos, y que, al chocar el río contra ella, se
desplomó al momento.”
ACTOS DE PREPARACIÓN:
Señor,
deseo estar consciente de mi Fe, de
la dimensión en donde ella me puede ubicar atendiendo el mensaje que en este
momento voy a recibir de Ti, mi querido Redentor y Salvador.
Quiero
mantener viva la llama de la Esperanza,
como el único medio a través del cual puedo permanecer unido a Ti, a tus sus
enseñanzas y promesas de salvación.
Voy a
preparar todo mi ser en función de la Caridad,
para poder transmitir con acciones concretas el Amor de Dios a los hombres, mis
hermanos, que se manifiesta primero en Su Palabra e inmediatamente después en
Sus Actos de misericordia hacia nosotros.
PETICIÓN:
Señor,
permíteme entender tu palabra y la trascendencia de tu mensaje, a fin de
aprovechar al máximo este momento de acercamiento a Ti.
EL MOMENTO Y EL LUGAR:
Es el segundo año del Ministerio del Señor. Ya recorre toda la Galilea, no solo las
orillas del Lago de Genesaret como ocurría frecuentemente al inicio de su
predicación. Inclusive ya ha ido varias
veces a Judea. Ha realizado muchos
milagros de curaciones y expulsión de espíritus malignos; ha tenido diversos
contactos con multitudes y ya escogió a sus Doce Apóstoles. Le sigue una gran cantidad de personas:
algunos se consideran a sí mismos como sus discípulos, otros como sus
seguidores, pero la mayoría son gente ávida de recibir una palabra de aliento,
de esperanza y de consideración.
Ha regresado a Cafarnaúm para predicar en las
sinagogas. Esta parábola es el final de
los discursos y enseñanzas de Jesús en lo que conocemos como “El Sermón de la
Montaña”, en donde se narran también las Bienaventuranzas. Está a las afueras de la ciudad, en la orilla
del Mar de Galilea.
Sabemos que se dirige a sus discípulos en general (no
a los Apóstoles en particular), pues muchos de ellos, aunque le siguen
cotidianamente, continúan comportándose como si no conocieran sus designios de
la Buena Nueva. Son a éstos a los que se
refiere cuando pregunta: “¿Por qué me llaman: ¡Señor! ¡Señor!...?”
Es la incongruencia de esa gente que ya le conoce
desde hace un año, que ya sabe que el Evangelio implica una nueva forma de
vida, y sin embargo, no han modificado su proceder respecto del mundo en el que
viven.
LOS PERSONAJES Y ELEMENTOS:
El Hombre que Construye representa a cada uno de
nosotros, ya sea que cimentemos en roca o en tierra; la casa construida es la
‘nueva forma de vida’ que hemos de edificar tomando en cuenta las Palabras de
Jesús; la inundación son las adversidades que habremos de sortear como
discípulos del Señor, fieles a sus mandatos.
MEDITACIÓN:
El
planteamiento del Señor es muy claro: escuchar sus palabras y ponerlas en
práctica redundará para cada cual en fuerza, firmeza y resistencia ante los
embates del mal. Por supuesto que no
basta llamarle “¡Señor!”, “¡Señor!”. De
nada me sirve reconocerle su majestad y gloria si mi proceder es contrario a
sus mandatos; de nada me vale ante Jesús pretender ser una cosa buena por fuera
y ser realmente algo malo en el interior.
Cuánto despreciará Jesús de Nazaret esa actitud humana
de falsedad, mentira y engaño; cuánto la sufrirá de sus discípulos y
Apóstoles. Sí, reconocerlo como Señor es
importante para cada uno, pero más importante es ser súbdito de sus palabras,
ejecutor de sus mandamientos, vasallo de sus órdenes y esclavo de su voluntad.
El camino está claramente señalado por Jesús: si
quiero que mi casa (llámese obra, conocimiento o voluntad) resista los embates
del mal, entonces he de cimentar sobre roca (que son el bien, la verdad y el
amor), para salir triunfador en la lucha contra las aguas turbulentas de la
adversidad (representando el mal, la mentira y el rencor), que atacarán
irremediablemente mi actuar, en razón de querer agradar a Jesucristo. No debo olvidar que soy materia caída por el
pecado, y al demonio le interesa que permanezca así. Porque sin Cristo, estoy a expensas de su
maldad, soy presa fácil de sus engaños, padezco en carne propia sus intrigas.
Solo el que escudriña a fondo, el que cree sin
reservas en el mensaje del Señor, el que deposita la confianza en su palabra de
salvación y ofrece el amor como respuesta a sus acciones, llega a cimentar en
la roca firme de la Voluntad de Dios, que es la base segura y confiable para
afrontar el mal.
Que me quede muy claro: hoy Cristo Jesús me está
llamando a la sinceridad, al desapego de la falsedad. Me quiere súbdito, porque Él acepta que yo le
reconozca como mi Señor; pero ante todo me quiere obediente, para aceptar su
palabra, sus designios en mi vida.
FRUTO:
VOY A
ESCRIBIR DOS PROPÓSITOS TANGIBLES Y ALCANZA-BLES QUE DEBERÁN CAMBIAR MI VIDA, A
FIN DE SER UNA PERSONA CONGRUENTE ENTRE LO QUE ACABO DE APRENDER DE JESUCRISTO
Y LO QUE DEBO HACER COMO UN DIGNO SEGUIDOR DEL SEÑOR.
1
2
ORACIÓN A MARÍA:
Madre
Santísima, tú que estuviste presente en todas las enseñanzas de Jesús y
aceptaste incondicionalmente sus designios, intercede por mí ante Él, a fin de
que yo acate sus palabras como mandamiento de vida y sea digno de llamarme su
seguidor. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
PADRENUESTRO – AVEMARÍA
En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu
Santo +. Amén.
+ + +
Afectísimo en
Cristo de todos ustedes,
Antonio Garelli
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De Milagros y Diosidencias, solo por el gusto de
proclamar El Evangelio.
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