¡Alabado
sea Jesucristo!
México,
D.F., Noviembre 29 del 2014.
EL TIEMPO DE ADVIENTO
Muy estimados todos en Cristo Jesús:
Aunque “adviento”
solo quiere decir “venida, llegada”,
para nosotros Cristianos Católicos, El
Tiempo de Adviento siempre ha tenido muchos otros significados. Primero, tiene un gran significado litúrgico:
es el período de cuatro Domingos anteriores a Navidad; nada más y nada menos
que La Venida, La Llegada de El Salvador; Emmanuel: Dios con nosotros. Es un tiempo en que la Iglesia invita a la
reflexión, la contrición, el arrepentimiento y la purificación de nuestra alma
(y por ahí, del cuerpo también), para estar ‘lo más limpios’ posible, en
intenciones y acciones, antes del Nacimiento del Niño Dios.
Esto ya sería más
que suficiente para hacer del Tiempo de Adviento un período muy especial. Y así lo manifestamos en todo lo que
pensamos, decidimos y hacemos; nos involucramos al máximo con las ideas y
deseos de nuestros círculos cercanos (como la familia, los compañeros de
estudio o trabajo y todos los amigos y conocidos en general), y participamos
con optimismo y buena voluntad de los planes que se van formulando en lo general.
Pero el Tiempo de
Adviento también debe ser algo ‘muy personal’ un lapso entre Jesús de Nazaret y
uno mismo. Algo íntimo, sincero y
totalmente individual. Ante Dios Hecho
Hombre, tengo la oportunidad de manejar como nunca mi Fe, mi Esperanza y mi
Caridad; amalgamando el vastísimo significado que tienen juntas: aceptar lo que
no entiendo de Dios, confiar en una solución favorable de mis oportunidades y
responder con buena voluntad todas las afrentas posibles. Para eso son las Virtudes
Cardinales, para usarlas de cara a Dios; y en Tiempo de Adviento el significado se magnifica.
La Corona de
Adviento, con su follaje, sus velas, sus formas y sus colores, todo tiene un
significado preciso y precioso que debo conocer, meditar y asimilar en mi
persona, mi entorno y mi futuro; no son solo cosas, son representaciones
valiosas.
Esta primera semana
del Tiempo de Adviento, hemos de utilizarla para ACEPTAR EN NUESTRAS PERSONAS,
EL MAL COMETIDO Y EL BIEN DEJADO DE HACER. Este es el primer paso para enmendar
o corregir cualquier camino; si no estamos conscientes del mal que hemos provocado
o del bien que pudimos haber hecho y que voluntariamente no realizamos, será
muy difícil que logremos la sinceridad para la corrección de nuestras acciones.
Todos nuestros
pecados son ‘perdonables’ (vía Sacramento de la Reconciliación por medio de la
Confesión), menos aquél que cometemos contra el Espíritu Santo: mantener la
mentira en nuestra vida y el rechazar el perdón y la Salvación. Ahora ya lo sabemos (si ya lo sabíamos, qué
bueno), debemos erradicar la falsedad de nuestra existencia, actuar con
sinceridad y alcanzar el bien en todo cuanto hagamos. Esas
tres acciones vencen al Mal sin equivocación; y eso es el mejor logro del
Tiempo de Adviento.
De todos ustedes,
con afecto en Cristo.
Antonio Garelli
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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.
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