¡Alabado
sea Jesucristo!
México,
D.F., Noviembre 21 del 2014.
“AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS”
Muy estimados todos en Cristo Jesús:
A veces nos
aprendemos una frase y las repetimos sin saber quién la dijo, qué significa y
en qué circunstancias la formuló. Esta
que he puesto en el título de mi comentario, es uno de esos casos; la frase es
de San Agustín de Hipona, la escribió en una de sus homilías y la forma completa dice:
“Ama y haz lo
que quieras. Si callas, callarás con
amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si
perdonas, perdonarás con amor. Si tienes
el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor, serán tus frutos.”
Hermosísima. Para
San Agustín, la definición del Amor dada por San Pablo a los Corintios, es su
base y sustento; el Apóstol de los Gentiles escribió en su tiempo:
“El amor es
paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no es jactancioso, no se
engríe; es decoroso, no busca su interés; no se irrita, no lleva cuenta del
mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo perdona. Todo lo cree.
Todo lo espera. Todo lo
soporta. El amor no acaba nunca. . .”
1Co 13, 4-8
Una de las
encíclicas más certeras que he leído en mi vida, es la que escribió S.S. el
Papa Emérito Benedicto XVI, titulada Deus
Caritas Est (Dios es Amor); en ella el Santo Padre da una magistral
enseñanza (como corresponde a él, Doctor en Teología y titular de la cátedra en
el Seminario Mayor de Múnich, Alemania), de por qué podemos considerar que Dios
Es Amor. Por favor, léanla.
Con estos sublimes
antecedentes –y ahora, a nivel de nosotros, los mortales– apliquemos tan
augustas enseñanzas a nuestra vida diaria. “Ama
y haz lo que quieras.” ¡Claro! El Santo Obispo de Hipona, San Agustín, ha
caído en la cuenta de que, si pone El Amor por encima de todo, si instala El
Amor enfrente de todo, entonces, callar, gritar, corregir y perdonar (solo por
poner algunos verbos del hacer diario, del devenir de la vida), los hará con
amor. Y si a esto agregamos que “El Amor. . . Todo lo soporta. . .”,
entonces, estamos actuando como ‘candidatos
a santos’; porque si “Dios Es Amor”,
y hacemos todo con Amor, vamos hacia Él, lo tenemos a Él, y estamos con
Él.
Amar, pues, mis
queridos amigos, debiera ser la única razón de nuestra vida. Amar nuestro trabajo, amar nuestras
responsabilidades, amar nuestras posibilidades.
Amar a nuestras familias (la propia, la que me trajo al mundo y la que
he adoptada como mía, aunque sea la ‘familia política’). Amar a mis vecinos, a mis compañeros, a mis
conocidos y amigos. Si todo lo hago
con Amor, entonces podré amar a propios y extraños; a los regulares y a los
eventuales; a los ordinarios y a los extraordinarios.
Pero no ‘amar’ con
el sentido dulzón del cariño y la ternura comercializadora de nuestros tiempos,
no. Amar, sin irritarse; sin llevar
cuentas del mal recibido; amar, porque lo creo, lo espero y lo soporto. Amar en el sentido de la verdad y la
justicia. Amar porque quiero un cambio
en la mentalidad y en la intención de las acciones propias y comunes. Amar porque quiero trascender, porque deseo
permanecer aún después de la muerte; porque quiero llegar a Dios.
Es muy fácil hacer
todo por amor o con Amor. Simplemente, a lo que más me cuesta trabajo hacer,
anteponer el sentido del Amor. Por ejemplo, en algo que me desespera mucho, si
lo que siempre hago es reaccionar gritando; ahora debo pensar que mi reacción debe ser lo más ecuánime que sea
posible. O si mi primer impuso es
ignorar lo que sucede, ahora he de anteponer el amor e interesarme. Así, como
San Agustín lo dice: “Ama y haz lo que quieras.” Amemos, solo eso.
De todos ustedes,
con afecto en Cristo.
Antonio Garelli
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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.
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