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martes, 18 de noviembre de 2014

MI QUERIDO MÉXICO


¡Alabado sea Jesucristo!

México, D.F., Noviembre 18 del 2014.

MI QUERIDO MÉXICO,

NUESTRA QUERIDA PATRIA

Muy estimados todos en Cristo Jesús:

Hace 45 años, en Junio de 1969, me hice mexicano; yo tenía ese derecho por haber nacido en Túxpan, Veracruz, pero también tenía derecho a las nacionalidades italiana y alemana, en razón del origen de mis padres.  Sinceramente, le veía más oportunidades de grandeza a México que a Italia; alemán nunca iba yo a ser.  No, no me equivoqué; solo que a México lo hemos traicionado los mexicanos, y por Italia y Alemania trabajaron muy duro sus ciudadanos.

En aquella inolvidable fecha cumplí 18 años (mayoría de edad para los jóvenes mexicanos a partir de mi generación, recién autorizada por el Congreso de la Unión de los Estados Unidos Mexicanos, en 1969), y libre y orgullosamente, obtuve mi Tarjeta de Empadronamiento (así se llamaba entonces), para poder votar en las elecciones de Julio de 1970.  Voté, sí; y perdí, sí también.  Los Diputados, Senadores y Presidente electos, fueron de un partido diferente al que yo apoyé con mi voto.  Desde entonces me interesa la política mexicana, desde entonces la he vivido, sufrido y evitado; no la estudio, me acuerdo de lo que ha pasado.  La Historia reciente de este amado País nadie me la cuenta; yo he sido parte de ella.

La Tempestad de nuestros sufrimientos actuales a nivel Nación, es el producto de haber sembrado vientos hace muchos años.  Los políticos se especializaron en la siembra de la mentira; hoy se creen sus propios embustes y quieren que nosotros también los tomemos como verdaderos.  Los maestros, pedagogos y educadores desecharon los fundamentos morales de la educación; hoy nada pueden hacer contra la turba en que se han convertido los ‘responsables’ de instruir a las nuevas generaciones.  Los administradores de los recursos nacionales usurparon y abusaron, con sus ‘cotos de poder’, de los bienes de todos; hoy la corrupción en México es vergonzante, criminal y devastadora. La Ley la transformaron en instrumento de injusticia, en arma contra el bien común, en preferencia de uno pocos y no en salvaguarda de todos.      

Los vientos que sembramos con nuestras codicias, nuestro permisivismo inmoral y nuestra irreflexiva pasividad; son ahora las tempestades de ilegalidad, criminalidad y vandalismo que vivimos en la  sociedad; a todos niveles y en todo lugar.

Es necesario retomar el camino del bien, la verdad y la legalidad. Y esto no requiere que lo hagamos todos a un mismo tiempo; esto requiere que sea ‘modus vivendi’ (forma de vida) de cada quien.  Si esperamos a hacerlo todos juntos, es posible que nos hundamos más; hasta ahogarnos. Si esperamos que sean los ‘líderes’ los primeros en hacerlo, es probable que se nos termine la vida; y nada cambie. Cada uno, cada mexicano, tiene que optar por el bien, la verdad y la legalidad en su vida, en su profesión, en su familia.

Es necesario el cambio, pues lo que tenemos ahora de ninguna manera en bueno.  En el corto plazo (porque al largo plazo no llegaremos, si seguimos igual), tenemos que dejar de vivir en la mentira e iniciar, al menos, una vida dentro de la sinceridad. Vivir permanentemente fuera de la Ley, algún día nos puede arrancar la libertad; o la vida misma.  Solo el Bien, genera bien; por lo tanto, si deambulamos en los terrenos del mal y no queremos el cambio porque no nos conviene, es seguro que el bien común acabe por vencernos a un costo muy alto.

Cristo es una buena opción para cambiar.  Yo lo recomiendo como una base sólida y conveniente para probar vivir el bien, la verdad y el Amor.  Si alguien quiere conocerle, puedo decirles que no existe ser humano del que se haya escrito tanto y tan bueno, como de Jesús de Nazaret; y una buena forma de iniciar contacto con Él, es la oración.  No hay ningún mexicano que no pueda orar a Jesucristo; pues orándole a su Santísima Madre, Nuestra Señora de Guadalupe, le oramos a Dios también.  Oremos, cuantos más lo hagamos, mejor será.  No importa qué digamos en nuestra oración, lo que importa es que oremos a Dios.  Oremos por México.

De todos ustedes, con afecto en Cristo.

Antonio Garelli


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De Milagros y Diosidencias.  Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

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