“Santifícalos con La
Verdad.
Tu Palabra es La
Verdad.”
Riviera
Maya, México; Agosto 28 del 2019.
M Í S T I C A
Por: Lilia Garelli
"El matrimonio es un trabajo de
todos los días,
se puede decir que artesanal, un trabajo de orfebrería…”
Papa Francisco
LA PAREJA (1)
Muy estimados en Cristo:
Con el gusto de
saludarlos, en el tema de esta semana quisiera me acompañen a descubrir,
analizar y constatar la delicadeza con que Dios Padre nos ha amado, creándonos
y regalándonos todo lo que somos, leamos:
Génesis 1,26 dice: “Y dijo Dios:
<Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en
los peces del mar y en las aves del cielo, y en las bestias y en todas las
alimañas terrestres y en todos los reptiles que reptan por la tierra.> Creó
pues al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los
creó…” (Gen. 1, 27) Es importante reconocer que a ningún ser
viviente de la creación, lo creó Dios a su imagen y semejanza, por lo tanto,
nos hace seres privilegiados.
Más adelante y con
el fin de fundamentar la importancia de la pareja humana encontramos en Génesis
2, 24 “…
por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen
una sola carne…” Desde este
momento la familia comienza a formar la comunión conyugal que el Concilio
Vaticano II califica como “…alianza por la cual el hombre y la mujer se entregan y
aceptan mutuamente, nace, aun ante la sociedad, una institución confirmada por
la ley divina…” (Gaudium et
Spes 48) y Cristo confirma añadiendo: “lo que Dios unió que no lo separe el hombre…”
(Mt 9, 6), haciendo indisoluble el Matrimonio (Carta a las familias, Juan Pablo
II, 1994).
Esta unión
indisoluble del hombre y la mujer es la expresión primera de la comunión de
personas humanas, (Gaudium et Spes No. 12), a través de esta
relación íntima de hombre y mujer no tan solo en el plano humano sino
espiritual, se hace posible que la comunión entre ellos se extienda hacia los
hijos, resultado del amor entre ellos, formando la comunidad; núcleo mismo de
la sociedad. Todo ello requiere, como en
toda actividad humana, de esfuerzo y dedicación; por ello el Papa Francisco
bien dice: "El matrimonio es un trabajo de
todos los días, se puede decir que artesanal, un trabajo de orfebrería; porque
el marido tiene la tarea de hacer más mujer a la mujer y la mujer tiene la
tarea de hacer más hombre al marido.”
Desafortunadamente,
debido al pecado, en donde ese hombre y mujer privilegiados en dignidad, cambiaron la
verdad de Dios por la mentira y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del
Creador (Rom.1, 25) introduciendo la naturaleza caída, de la que
participamos todos a partir de ese momento.
“Es esto lo que explica la división íntima del hombre. Toda la vida humana, la individual y la colectiva,
se presenta como lucha, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas.” (Gaudium
et Spes No. 13).
Si centramos
nuestra atención en la dignidad de la persona humana, creada a imagen y
semejanza de Dios, y si nuestra lucha por superar las miserias, ahora parte de
nuestra naturaleza, fuera honesta, no cabría razón alguna para que el plan de
Dios con respecto al hombre tuviera éxito; todo sería posible a partir de una
decisión clara y responsable de dar Gloria a Él con nuestros actos.
Es por ello que NO
CABE EN UN MATRIMONIO:
·
La
falta de respeto entre él y ella hacia su dignidad de personas: insultos, desprecios, golpes.
·
La
infidelidad
·
El
abandono de uno a otro
·
La
indiferencia, el silencio
·
El
sometimiento de uno al otro, cualesquiera que fuera
·
El
desprecio hacia los integrantes de la familia de la viene el cónyuge
·
El
obligarles a no aceptarlos dentro del núcleo formado por ellos.
·
El
considerarlo un instrumento, ya sea sexual o económico
·
El
desprecio, el odio, la manipulación
Busquemos pues,
formarnos en todos los aspectos, humana, espiritual e intelectualmente, pues, no
podemos amar lo que no conocemos; el saber nos abre el entendimiento, nos
ilumina el sendero, nos aclara los conceptos y nos muestra horizontes que jamás
imaginamos, nos invita a bogar mar adentro
con confianza (Lc 5, 4); “la fidelidad a
esta conciencia une a los cristianos con los demás hombres para buscar la
verdad y resolver con acierto los numerosos problemas morales que se presentan
al individuo y a la sociedad.”
(Gaudium et Spes No. 16).
¡Formarnos nos ayuda a
EVANGELIZAR BIEN!
Afectísima
en Jesucristo,
Lilia Garelli
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por el gusto de proclamar El Evangelio.
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