“Santifícalos con La
Verdad.
Tu Palabra es La
Verdad.”
Ciudad de
México, Mayo 26 del 2018.
“Con ansia he
deseado comer esta Pascua con vosotros. . .”
Jesucristo
(Lc 22, 15)
PRIMERÍSIMA DE LA
PRIMERA COMUNIÓN
Muy estimados todos, en Cristo Jesús:
¡Hoy ha sido Primerísima para mí! ¡Carlitos y Maca, mis amadísimos nietos
‘mayores’, han recibido juntos su Primera Sagrada Eucaristía! Nadie me lo había dicho, pero esto es un ‘déjà-vu’, un volver a vivir algo
ya vivido. ¡Qué deleite me he dado con tan emotiva Ceremonia y qué recuerdos
maravillosos he vuelto a disfrutar!
¡Qué candidez, qué
entrega, qué sinceridad, la de estos queridísimos pequeños! Esto es lo que Jesucristo vio aquélla ocasión
en que dijo a sus Discípulos “Dejen que los
niños vengan a mí. . .” Los quería tener cerca, junto a Él mismo;
como si fueran Ángeles Celestiales. Pero
su enseñanza final en este evento es determinante: “Yo
les aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él.” (Lc 18, 16-17)
¡Cómo me acuerdo de
mi Primera Comunión! ¡Tenía yo 26 años! Y además, estaba recibiendo también el
Sacramento del Matrimonio! No, no saben
cómo lloré de emoción. En la Iglesia de
San Ignacio de Loyola en Polanco, CDMX; el 26 de Marzo de 1977. Eso es lo bueno de juntar muchos y muy
importantes eventos en un solo día, ¡no se te olvida nunca la fecha!
¡A estos dos
primores míos, Carlos y Macarena, hijos de mi amada Kary –y de Carlos, por
supuesto– tampoco se les va a olvidar esta memorabilísima
fecha: su primer encuentro con Cristo Jesús Eucaristía! ¡Gracias Dios por permitirme estos momentos,
únicos, radiantes y significativos! ¡De alguna forma he de poder redituarte en
agradecimiento estas alegrías! Y qué
hermosísima Diosidencia, en el año y mes del V Centenario de la Primera Misa en
Territorio Mexicano.
¡Felicidades Maca y
Carlitos! Ahora tienen a Jesucristo
Eucaristía con ustedes; ahora solo dejen que el Señor opere Sus Milagros y
Diosidencias a través de sus ‘personitas’.
¡Ya verán, harán maravillas por el Señor!
Orar sirve, es bueno para nuestra alma y
nuestra mente.
De todos ustedes afectísimo en Cristo,
Antonio Garelli
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por el gusto de proclamar El Evangelio.
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