¡Alabado sea
Jesucristo!
Ciudad de México,
Julio 5 del 2017
M E D I T A N D O L
A S
P A R Á B O L A S D
E
J E S Ú S D E N A Z A R E T
19 de 35
En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu
Santo + Amén.
PADRENUESTRO
“Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea
tu nombre;...”
AVEMARÍA
“Dios te salve, María, llena eres de Gracia.
. .”
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
“Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus
fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Tu Espíritu Creador. Y renueva la faz
de la tierra. Oh Dios, que has iluminado
los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus
inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.”
18.- “PARÁBOLA DEL
GRAN BANQUETE”
(Lc 14, 15 – 24)
“.
. . Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió
a su siervo a decir a los invitados: ‘Venid, que está todo preparado.’ Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: ‘He comprado un campo y
tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses.’
Y otro dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te
ruego me dispenses.’ Otro dijo: ‘Me he
casado, y por eso no puedo ir.’ Regresó
el siervo y se lo contó a su señor.
Entonces,
airado el dueño de la casa, dijo a su siervo: ‘Sal a las plazas y calles de la
ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, y ciegos y cojos.’ Dijo el siervo: ‘Señor, se ha hecho lo que
mandaste, y todavía hay sitio.’ Dijo el
señor al siervo: ‘Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se
llene mi casa.’ Porque os digo que
ninguno de aquellos invitados probará mi cena.”
ACTOS DE
PREPARACIÓN:
Qué bueno que te
tengo, Bendito Don de la Fe , porque solo tú
puedes hacerme entender el tiempo y destiempo de lo Divino, para que yo
comprenda la multiubicación de las palabras de Jesús.
Bendita seas Esperanza, teologal virtud que
fortalece mi ser en la guarda paciente de la Voluntad de Dios en mi
vida; y que asegura mi trascendencia en Él.
Y la Caridad ,
Don Divino para fundirme con Dios, llene toda mi persona humana en este
contacto con mi Creador.
PETICIÓN:
Padre de bondad, anima mi espíritu para
que yo esté siempre atento a tus invitaciones; que nunca sea capaz de desoír o
rechazar tus mandatos, siendo receptivo de tu voluntad.
EL
TIEMPO Y EL LUGAR:
Son las últimas
semanas de la Vida
y Ministerio de Jesús. Está todavía en
la casa de Nicodemo en Karem, muy cerca de Jerusalén, atendiendo la invitación
que éste le ha hecho a comer en su casa.
Esta parábola es la respuesta de Cristo a un comentario de uno de los
comensales, que ha dicho: “¡Dichoso el
que pueda comer en el Reino de Dios!”
Por supuesto, esto no ha sido dicho con buena intención, sino con
sarcasmo (pues Jesús está rodeado de fariseos, gente que despreciaba a Cristo),
pero con todo y ello, el Divino Maestro aprovecha para predicar; más aún si se
trata de gente con predisposiciones negativas ante El Evangelio.
LOS PERSONAJES Y
ELEMENTOS:
El Hombre que da
la cena, es Dios. El siervo del Hombre,
es Jesucristo. Los invitados a la cena
son, en principio, los israelitas y judíos del tiempo de Jesús (que conociéndole,
que sabiendo quién es Él, no han atendido a su invitación). Todos los demás que son convocados y llevados
a la cena, somos los que hemos escuchado La Buena Nueva , el
Evangelio; atendiendo así a la invitación de Dios.
MEDITACIÓN:
¡Ya lo creo que haber disfrutado a
Cristo Jesús en vida debió haber sido un gran banquete! Si para mí en estos tiempos, tan solo lograr
su contacto a través de la oración es un dechado de alegría, para todos
aquellos justos que ‘palparon’ su presencia en su tiempo, debió haber sido tan
esplendoroso como indescriptible. Por
ejemplo, para Andrés, el hermano de Simón, qué gusto debió haberle dado la
primera vez que le vio, pues dijo: “. . . ¡Hemos encontrado al Mesías! . . .”
(Jn 1, 41)
En verdad que
todo estaba preparado para la venida del Mesías: los “tiempos señalados” por el
Profeta Daniel, se habían cumplido; “la Virgen que concebiría y daría a luz un hijo”
profetizado por Isaías, se había cumplido; el “Germen para David” del que habló
Jeremías había nacido; todas las profecías estaban llegando a su cumplimiento
exacto. Hasta los Magos de Oriente lo
sabían, y por ello llegaron preguntando por el “Rey de los judíos que había
nacido”.
¡Qué bello
tiempo debió haber sido ése! Y en
cambio, aunque lo sabían, a los escribas y fariseos no les dio nada de gusto
tener al Divino Maestro entre ellos.
Creían que derrumbaría de inmediato todos sus dominios materiales, sus
influencias políticas, su poderío social.
¡Y en verdad que lo hizo!, pero no como ellos lo esperaban. Qué bien lo dice San Pablo a los Romanos: “.
. . porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le
dieron gracias. . .”
Dos mil años
después, seguimos disfrutando de ese gran banquete que Dios nos preparó en su
Hijo, sin ser los invitados iniciales; esta es la Eucaristía , presencia
real y continua de Cristo entre nosotros.
Sin embargo, y a
pesar de saber que estoy siendo invitado a un banquete que no merezco, también
yo le digo no a Dios en muchas ocasiones.
Ya sea que se presente un trabajo que tengo que revisar, igual que los
de la parábola que tenían que atender un campo; o que haya comprado algo nuevo
y que necesito saber cómo funciona, como el del ejemplo que da Jesús que iba a
probar su yunta recién comprada; o simplemente un compromiso social
‘ineludible’ que me aparta de la invitación de Dios, según señala el Señor en
su magnífica comparación. Excusas y
pretextos, eso es lo que antepongo muchas veces a la invitación Divina de
participar en su banquete.
Pero ante la
negativa de aquéllos del tiempo de Jesús, que fueron los primeros invitados, y
ante la mía misma, el Señor tiene muchos otros invitados que han de disfrutar
de su banquete, la Santísima Eucaristía ,
para bien de sus almas y de su salvación.
Estos son hoy todos los cristianos que mantienen constante su fe en
Dios, que han pospuesto todo por atender su invitación, que están conscientes
de la valía que encierra permanecer unidos a Jesucristo.
Y esto es
precisamente lo que tengo que cambiar en mí mismo. No puede ser que dándome cuenta de tal
desprecio de tantos, a veces sea yo quien lo desaire. Nada, absolutamente nada debe obstaculizar mi
atención inmediata a cualquier invitación de Dios. Debo ser alma dispuesta a sus llamados; debo
ser materia lista a cumplir sus peticiones; debo estar presto a sus palabras. Porque ante una invitación del Señor, o
atiendo, u otro será invitado en lugar mío.
FRUTO:
VOY A ESCRIBIR DOS PROPÓSITOS TANGIBLES Y
ALCANZABLES QUE DEBERÁN CAMBIAR MI VIDA, A FIN DE SER UNA PERSONA CONGRUENTE
ENTRE LO QUE ACABO DE APRENDER DE JESUCRISTO Y LO QUE DEBO HACER COMO UN DIGNO
SEGUIDOR DEL SEÑOR.
1
2
ORACIÓN A MARÍA:
Virgen Santísima, ayúdame a ser
solícito y atento ante el llamado de Jesús, Hijo tuyo y Señor nuestro, a fin de
que responda yo con la misma prontitud que tú lo hiciste a sus palabras y con
la misma amplitud de acción que tú concediste: “He aquí la esclava del Señor;
hágase en mi según tu palabra.”
Por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu
Santo + Amén.
V V V
Afectísimo en
Cristo de todos ustedes,
Antonio Garelli
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De Milagros y
Diosidencias. Solo por el gusto de
proclamar El Evangelio.
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