¡Alabado sea Jesucristo!
Ciudad de
México, Julio 7 del 2017
“El cielo y la
tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”
Jesucristo
(Mt 24, 35)
LAS VIRTUDES CRISTIANAS
Muy
estimados todos en Cristo Jesús:
Hace poco tiempo ha
sido reinstalada en la lista de asignaturas a estudiar en la escuela, la clase de
“civismo”, esa que llevábamos en la secundaria (de los años 60’s), donde nos
enseñaban ‘Bien Común’ (que a veces confundimos con sentido común, el cual, por
cierto, es el menos común de los sentidos); y que con su aprendizaje, se
suponía, debíamos ser mejores ciudadanos.
La generación
inmediata posterior a la II Guerra Mundial, la mía, sí fue instruida en
Civismo, Bien Común y sentido común; me consta, a mí me los enseñaron, en la
escuela y en la casa. Nosotros sabíamos
de virtudes y vicios, los podíamos relacionar y hasta podíamos definirlos
sucintamente; en la actualidad, esto ya no es posible. Los conocimientos y las percepciones respecto
de estos temas son mal conceptualizados, o inexistentes, en el mejor de los
casos; porque es mejor ser ignorante que mal intencionado.
Aquellas
definiciones de “Virtud – es un hábito bueno” y “Vicio – es un hábito malo”, ya
no las encontramos ni en los diccionarios (y yo tengo uno, antiguo, claro, que
así las define). Por supuesto, la razón
de estas diferencias nace en las costumbres (mores – moral) que tiene nuestra sociedad actual.
El Censo de 1960
decía que el 98% de los mexicanos eran Católicos. Aquellos mexicanos de los
años 50s todavía iban a Misa los Domingos, se confesaban más de una vez al año
(incluso los hombres), guardaban con fervor las fiestas religiosas y tenían una
moral aceptablemente fundamentada. Nadie confundía vicios con virtudes, ni
viceversa. Creo que eso cambió a partir de los años 60s.
Aquella moral
cristiana de la primera mitad del Siglo XX nos tenía mejor definidos, más
conscientes del bien y del mal (y obviamente de lo bueno y de lo malo); hoy es
diferente.
En el Censo de 2010, esto es, 50 años después, sólo el 84% de los mexicanos nos reconocimos católicos; y el
bien y el mal es algo difuso, acomodaticio, circunstancial. Hoy nos atrevemos a decir que el Bien, no
siempre es bueno; y que el mal, no siempre es malo. “Todo depende. . .” es lo que más impera.
Dentro de la Fe
Cristiana, las Virtudes Católicas (Teologales y Cardinales), siguen siendo las
mismas y sus definiciones no han cambiado. Santo Tomás de Aquino, El Doctor
Angélico de la Iglesia, nos las enseñó desde hace más de siete siglos; con todo
y su teologal y filosófica definición (aquí, tomadas del Compendio – Catecismo de la Iglesia Católica):
VIRTUDES
TEOLOGALES
FE – La Fe
es la Virtud Teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha
revelado, y que la Iglesia nos propone creer, dado que Dios es la Verdad
misma. Por la Fe el hombre se abandona
libremente a Dios; por ello, el que cree trata de conocer y hacer la Voluntad
de Dios, ya que “la Fe actúa por la
Caridad” (Gal 5,6).
ESPERANZA – La
Esperanza es la Virtud Teologal por la que deseamos y esperamos de Dios la vida
eterna como nuestra felicidad máxima, confiando en las promesas de Cristo, y
apoyándonos en la ayuda de la Gracia del Espíritu Santo para merecerla; y
perseverar hasta el fin de nuestra vida terrena.
CARIDAD – La
Caridad es la Virtud Teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y
a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios.
Jesús hace de ella
el mandamiento nuevo, la plenitud de la Ley. La Caridad es el “vínculo de la perfección” (Col 3, 14) y el fundamento de las demás
virtudes; a las que anima, inspira y ordena: “. . . sin ella no soy nada y nada me aprovecha. . .” (1Co 13, 2-3), decía San Pablo.
VIRTUDES
CARDINALES
PRUDENCIA –
es la que dispone la razón a discernir, en cada circunstancia, nuestro
verdadero fin; y a elegir los medios adecuados para realizarlo. Es guía de las demás virtudes cardinales,
indicándoles su regla y medida.
FORTALEZA –
es la que asegura la firmeza en las dificultades y la constancia en la búsqueda
del Bien, llegando incluso a la capacidad de aceptar el eventual sacrificio de
la propia vida por una causa justa.
JUSTICIA –
consiste en la constante y firme voluntad de dar a los demás lo que les es debido. La Justicia para con Dios es “La Virtud de la
Religión.”
TEMPLANZA –
es la que modera la atracción de los placeres, asegura el dominio de la
voluntad sobre los instintos y procura el equilibrio en el uso de los bienes
creados.
° ° °
Sinceramente creo
que nuestro Bien Común en el Siglo XXI, en términos generales, adolece de
algunos de los conceptos vertidos en estas definiciones; y por ende, ni es tan
bueno como Bien, ni tan común en nuestras comunidades. Estoy seguro que si los mexicanos nos
definiéramos otra vez como Católicos, en los porcentajes de los años 50s,
nuestro Bien Común se vería beneficiado; y por lo tanto nos beneficiaríamos
todos. Tómenlo en cuenta, porque tenemos
que mejorarnos. . . y pronto.
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
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Veritelius
de Garlla, Apóstol Gentil
De Milagros y
Diosidencias. Solo por el gusto de
proclamar El Evangelio.
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