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domingo, 2 de julio de 2017

SOLEMNIDAD DE SANTO TOMÁS APÓSTOL

¡Alabado sea Jesucristo!

Ciudad de México, Julio 3 del 2017


“Porque me has visto has creído.
Bienaventurados los que no han visto y han creído.”
 Jesucristo


SOLEMNIDAD DE
SANTO TOMÁS APÓSTOL 

Muy estimados todos en Cristo Jesús:

Siempre lo he dicho y hoy lo repetiré, una vez más: Yo amo a Tomás Apóstol, porque en su reciedumbre ante la evidencia de la Resurrección del Señor, le arrancó a Cristo una Bendición para nosotros: “. . . Bienaventurados los que no han visto y han creído.” ¡ESOS SOMOS NOSOTROS! ¡Y esa es nuestra Bendición del Señor!  ¡Bendito sea Tomás El Gemelo!

Pero hay que recordar que, inmediatamente antes de estas frases, el Apóstol Tomás ha hecho el reconocimiento más grande hacia nuestro Señor Jesucristo, que nadie había expresado jamás: “Señor mío y Dios mío”, ha dicho El Dídimo. No tan solo está seguro de la Resurrección de su querido Maestro (y lo estaba desde antes), sino que ahora, enfrente de todos –Apóstoles y Discípulos– ha expresado la Divinidad del Señor; no solo como Hijo de Dios, sino como Dios mismo. 

Sería bueno que no olvidáramos esto; y la próxima vez que algún miembro de cualquier secta nos diga que Cristo Jesús no es Dios, le citemos este texto: Evangelio según San Juan 20, 28.  Palabra de Dios.

Santo Tomás Apóstol siempre fue fiel a Jesús de Nazaret, no hay duda de ello; baste recordar que, durante el último viaje a Jerusalén del Maestro con sus Apóstoles y Discípulos, cuando todos han temido acompañarlo por miedo a los judíos que le quieren matar, Tomás grita con absoluta vehemencia: “¡Vayamos también nosotros a morir con él!(Jn 11, 16)  Este es Tomás Apóstol, alguien capaz de entregar su vida por Cristo; no un incrédulo.

En Chenai, Tamil, India, en la hermosísima Catedral Basílica erigida para Tumba del Apóstol, en el dintel de la puerta donde permanecen sus restos humanos, hay un letrero que dice simplemente:
“Señor mío, Dios mío.”
Santo Tomás Apóstol
Hoy, es costumbre en muchos lugares del Mundo, repetir esas hermosas palabras inmediatamente después  de la Consagración; ojalá siempre nos acordemos que las dijo el Santo Apóstol Tomás, que murió por Jesucristo predicando el Evangelio en la India, a más de 5,000 kilómetros de donde él nació y conoció a Jesucristo. . . y ojalá también estemos dispuestos a imitarlo.  

Orar sirve, oremos por nuestros Pueblos.

De todos ustedes afectísimo en Cristo

Antonio Garelli




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Veritelius de Garlla, Apóstol Gentil



De Milagros y Diosidencias.  Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

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