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¡Alabado
sea Jesucristo!
México, D. F.,
Diciembre 18 del 2015.
VISITA DEL PAPA FRANCISCO 
Muy estimados todos en Cristo Jesús:
En menos de dos meses (13 de febrero del 2016), tendremos
al Papa Francisco en Tierras Mexicanas, es cierto, no ha ido todavía a
Argentina –pero ya fue a Brasil, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Cuba y Estados
Unidos, todos en América– y ahora nos visita a nosotros; o mejor dicho, viene
al Santuario del Tepeyac, a postrarse a los pies del La Emperatriz de América: La
Santísima Virgen María de Guadalupe; “...que si La Virgen no estuviera en México, no iría...”, (esto último, dicho por él mismo). 
Sea como fuere, el tercer Papa consecutivo nos
visitará.  Viene a orar y en plan de Doctrina
Social de la Iglesia; visitará a los más pobres del País, a los más necesitados
y a la Diócesis que acaba de elevar a rango Cardenalicio.  Pero de todos modos, quiera o no, tiene que
venir a Chilangolandia, porque aquí vive La Niña del Cielo, La Madre del
Verdadero Dios; y si quiere apapacharla y ser apapachado por ella, solo
viniendo lo logra. (Su antecesor no lo logró).
Por supuesto, nosotros los mexicanos vivimos del
delirante recuerdo que nos dejaron CINCO VISITAS DEL PAPA SAN JUAN PABLO II, en
las cuales más de CUARENTA MILLONES DE NACIONALES nos dimos el gusto de
saludarlo; y visitantes distinguidos a Nuestra Madre del Tepeyac, debe haber
muchísimos dentro de los veinte millones
anuales que vamos a La Villa.  Hasta
1979, a 100 millones de mexicanos les hacía falta que un Papa los visitara;
pero después de 2002, ya no tanto; ahora con el puro recuerdo nos basta. 
Yo he insistido en este espacio que debemos ‘hacer
algo, lo que podamos, pero hacerlo’, para que la desagradabilísima situación
social que vivimos en México se componga; para que nuestros hijos y nietos
puedan vivir en santa paz; para que nos tengamos más respeto unos a otros; y
para que la asquerosa corrupción y la abominable extorsión se erradiquen del
corazón de nuestra sociedad.
Esos son los temas que discursará el Papa Francisco, ni
se crean que nos va a venir a decir que qué maravilla son los cambios, si cada
vez estamos peor.  Créanmelo, no van a
escuchar a un Párroco de Pueblo en sus homilías o discursos; van a oír muchos
señalamientos y muchas imputaciones que no les van a gustar, más aún si se es
parte de la pestilente y enajenante sociedad mexicana de los últimos 50 años;
ésa que ‘arregla’ todo, hasta lo ‘inarreglable’.  
No esperen flores de sus palabras ni miel de sus
discursos, no las habrá; mejor prepárense de la mejor forma que tengan
personalmente, para escuchar y no solo oír; para entender y no solo razonar;
para hacer propio lo que el Santo Padre nos quiera decir.  Recuerden que ya alguna vez el Papa Bergoglio
se ha referido “...a la mexicanización
de algo, como terriblemente malo...” Así que, tómenlo en cuenta.
Orar sirve, oremos por México.
De todos ustedes, con afecto en Cristo.
Antonio Garelli
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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.












 
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