espero sus
solicitudes de boletos.
¡Sean Buenos!
¡Alabado
sea Jesucristo!
México, D. F.,
Diciembre 21 del 2015.
4° DOMINGO DE ADVIENTO 
Muy estimados todos en Cristo Jesús:
Esta debe ser “La
Semana de la Paz del Salvador”, porque es para ello que hemos estado
trabajando los tres Domingos de Adviento que han pasado, para que en Santa Paz,
El Niño Dios nazca entre nosotros; para que nuestros esfuerzos de purificación
de alma y de corrección de acciones se vean recompensados con la dicha del
Perdón de Dios. (Ahora que, si nos faltan algunos pecados por confesar, y por
lo tanto ser absueltos, es mejor que los expongamos cuanto antes; para que el
Perdón de Navidad sea total, completo y conveniente).  
De nada sirve que Dios se Haga Hombre, de nada sirve
La Natividad del Señor, si mis actitudes de arrepentimiento son parciales,
falsa o insuficientes; y peor aun si lo que sé que está mal no lo quiero
cambiar.  
Si tan solo con el prójimo estuviese yo ‘perfectamente
bien’ (esto es, con los más próximos que tengo: mi esposa, mis hijas e hijos;
mi madre y mi padre, mis hermanos y hermanas; mis yernos y nueras y sus
respectivos padres; mi suegra y mi suegro, mis cuñadas y cuñados; mis
compañeros de trabajo y de escuela; mis vecinos, todos, los de arriba y de abajo,
los de atrás y de enfrente, los de un ambos lados); si tan solo con estos me
mantuviera ‘cordialmente bien’, tendría la posibilidad de decir que mis
círculos familiares y sociales más estrechos, se encuentran en Santa Paz de
Dios.  ¡Y eso es mucha gente, además de
ser bueno! 
El Perdón de Dios, nace inmediatamente después del
pecado; y se empieza a ‘materializar’ en Navidad, cuando Dios se Hace
Hombre.  Por eso Adviento y Navidad son
momentos esenciales para nuestra salvación, porque depende de nosotros la
sinceridad del arrepentimiento; para poder ‘usar’ la oportunidad del ‘Perdón’.  
Si pueden, oren; si no pueden, recen; si no pueden ni
una ni otra, entonces pongan su corazón en sus manos y pídanle a Dios que lo
limpie, que lo sane y que lo ablande; porque nosotros solo nos hemos dedicado a
ensuciarlo, a enfermarlo y a endurecerlo con nuestras actitudes y
comportamientos. 
Nos quedan cuatro días para lograrlo; y Dios quiere
que lo logremos. ¡Hagámoslo!
Orar sirve, oremos por México.
De todos ustedes, con afecto en Cristo.
Antonio Garelli
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De Milagros y Diosidencias. 
Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.












 
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