¿Cuántos boletos les
entrego?
¡Alabado
sea Jesucristo!
México, D. F.,
Diciembre 14 del 2015.
3er. DOMINGO DE ADVIENTO
SANTA MARÍA DE GUADALUPE
Muy estimados todos en Cristo Jesús:
¡Si ya llegamos hasta aquí purificando nuestra alma
del pecado acumulado, ya la hicimos! ¡Si la vela morada me costó una semana de
arrepentimientos y la vela roja colaboró con parte del tiempo y del esfuerzo,
estamos muy cerca de lograrlo!! Todo lo que tenemos que hacer es mantener la
constancia, la perseverancia y el deseo de no pecar; si solo pienso en estas
tres cosas, no tendré espacio para los pecados en mi cerebro.
En el Tercer Domingo de Adviento, los Católicos
tenemos ‘un tiempo fuera’, un descansito en la batalla contra el pecado, en pos
de nuestra purificación hacia Navidad; se nos aparece La Santísima Virgen María
de Guadalupe en el Tepeyac; igual que hace 484 años, allí está todavía, única
‘foto’ existente de la Santísima Madre de Dios (además de la pintura de San
Lucas Evangelista).   
Pero este descanso no es para que volvamos al pecado,
a nuestras andanzas diarias y de siempre; si no que es un tiempo de
acompañamiento con La Niña del Cielo, con la Madre de todos los mexicanos, para
que junto con ella, afrontemos los acechos del demonio que nos hacen caer, en
nuestro intento por lograr la purificación 
de nuestra alma, ante los embates del diablo. ¡Tenemos que mantenernos
firmes, tenemos que llegar purificados a Navidad!   
Esto también sirve para purificarse.  Si no vieron la transmisión de la Celebración
Eucarística del Santo Padre, en San Pedro en Vaticano, en Honor de Santa María
de Guadalupe, aquí les dejo el enlace; en él también está el anuncio de la
visita del Papa Francisco a México.  La
homilía de Su Santidad es muy, pero muy buena; les recomiendo que la oigan.
¡Solo nos quedan 10 días para recibir al Niño Dios!
¡Hagámoslo como Él quiere que lo recibamos, limpios de corazón!
Orar sirve, oremos por México.
De todos ustedes, con afecto en Cristo.
Antonio Garelli
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De Milagros y Diosidencias. 
Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.












 
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