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México, D. F.,
Diciembre 2 del 2015.
FE, PERSONA HUMANAY
ÉTICA Y MORAL
Muy estimados todos en Cristo Jesús:
Ayer me invitaron a darle a los jóvenes de la Súper
Preparatoria Cúlmen, una plática-clase sobre Fe,
Persona Humana y Ética y Moral; me
hicieron recordar mis tiempos de Catedrático Universitario (U.A.S. 1992-1996). Jóvenes todos ellos, caras frescas, miradas
de múltiples intenciones y cuestionamientos; un mundo que nunca se me olvida,
que siempre ‘tengo a la mano’ en mis pensamientos; que recuerdo como mío y como
ajeno, pero siempre compartible.
“Todos tenemos la
obligación moral de enseñar lo que sabemos.”, mi frase preferida para el inicio de cualquiera de mis disertaciones
o exposiciones; como para ponerlos al tanto de lo que les viene: también tendrán
que enseñar. ¡Me dieron 80 minutos para
la clase! Y, como siempre, hubo de todo: jóvenes participativos, los más;
reservados algunos, con mirada inquisidora; otros con poca fuerza para mantener
la atención; y los inevitables flojos mentales, esos que prefieren dormirse que
hacer funcionar sus neuronas. Siempre
hay de todo.
Me gustaría mucho que entre todos hicieran un resumen
o un esquema, de las ideas que vertí ante ellos; esa sería la única forma de
saber si mi intervención fue útil o no.
Se los pido aquí, háganlo y mándenmelo por favor.
Todas las juventudes importan para todos los países en
todos los tiempos. A mí me causa mucha
risa cuando cualquier orador, especialmente los políticos y los curas, avientan
la celebérrima frase de “¡…Jóvenes,
ustedes son el futuro de…!”; pues, claro, si no ellos, quiénes?, los jubilados?
Pero nuestra juventud mexicana, la de estos tiempos,
nos debe importar más que las otras, porque el Mal (llámese como se llame:
drogas, crimen organizado, etc.), los tiene muy controlados; y como a estos
malditos les sobra el dinero mal habido, es muy difícil que se resistan
nuestros adolescentes ante sus acechanzas. Los convoco: cualquier mexicano que tenga más de 35 años de edad, auto-asígnese un joven para servirle de ayuda, para transmitirle sus experiencias de éxito (y
de fracaso también), para servirle de tutor en la vida, además, claro, de sus
padres.
Todos debemos interesarnos más en la juventud
mexicana, debemos ayudarles a alcanzar sus sueños, sus anhelos, sus metas;
todos debemos prestarnos con nuestras experiencias, para que ellos sean
conquistadores de sus planes, sus proyectos y sus emprendimientos. Los animo,
se los pido, búsquense un “prój(x)imo” joven a quien servir en El Bien, La
Verdad y La Caridad.
Orar sirve, oremos por México.
De todos ustedes, con afecto en Cristo.
Antonio Garelli
También me
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De Milagros y Diosidencias.
Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.
Bueno ya visto de ese modo como obligación moral enseñar lo que sé, me agrada y aunque no, si lo cumpliré, pasar la estafeta de la experiencia es un deber humano que trasciende no solo personalidades, también generaciones,
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