¡Venga Tu Reino!
Mayo 10 del
2013.
LAS
BODAS DE CANÁ
Para iniciar esta
sección de “Los Milagros de Jesucristo”, tengo que empezar con el Milagro
de las Bodas de Caná, porque, según San Juan, Apóstol y Evangelista, esta fue la
primera de las Señales de Cristo Jesús.
Además de eso,
estamos en Mayo, mes de La Virgen y hoy es día 10, en México, Día de las Madres;
por todo lo anterior, este escrito va dedicado a todas las Mamás de México y
del Mundo. A mi Madre, Mamá mía, quien todavía vive; a mi amada Esposa, Mamá de
mis Hijas; y a mis amadas Hijas, Mamás de mis nietos y nietas, ya nacidos y por
nacer.
° ° °
“Tres días
después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la Madre de
Jesús. Fue invitado también a la boda
Jesús con sus Discípulos. Y, como faltara el vino, porque se había agotado el
vino de la boda, le dice a Jesús su Madre: “No tienen vino.” Jesús le responde:
“¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.” Dice su Madre a los sirvientes: “Hagan lo que
él os diga.”
Había allí seis
tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos a tres
medidas cada una. Les dice Jesús:
“Llenad las tinajas de agua.” Y las llenaron hasta arriba. “Sacadlo ahora, les
dice, y llevadlo al maestresala.” Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala
probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes,
los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio
y le dice: “Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el
inferior. ¡Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora!”
Así, en Caná de
Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales.
Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus Discípulos.”
Evangelio Según San Juan
(2, 1-11)
¡Cuántas cosas
bellas tienen estos tres párrafos insignificantes! ¡Qué habilidad más grande
infundió el Espíritu Santo a Los Evangelistas, para escribir la Vida
Ministerial de Jesucristo! En apenas unos renglones, todo está dicho. Tienen: tiempo, ambiente, personajes y
acciones; tiene forma, fondo, intención y razón. Tienen todo lo que se
requiere. ¡Qué maravilla de escritura es ésta! ¡Y, además, es Palabra de Dios!,
o lo que es lo mismo que: verdad, solamente La Verdad.
Caná era una pequeña
población (y es, hasta ahora), a la que nadie iba si no tenía a qué ir. Si Nazaret era un pueblo chico, Caná era más
chico todavía. Las separan seis
kilómetros de lomas, montes y montañas de piedra caliza, dura y blanca. No hay un solo valle entre ambas poblaciones,
ni un remanso, ni un pozo, ni un oasis donde descansar el trayecto. En tiempo de calor las temperaturas alcanzan
los 40°C y en tiempo de frío, suelen bajar de 0°C. Cuando llueve, los senderos son muy resbalosos
y difíciles de transitar; no hacen lodo, porque el arena y la gravilla desérticas
filtran el agua hacia los valles lejanos; al Norte de Caná y al Sur de Nazaret.
Cuando vemos las
pinturas del Renacimiento acerca de los Santos Lugares y de los Eventos
Evangélicos, no puede uno más que reírse, ante la imaginación de los artistas
respecto de esos polvorientos y pedregosos lugares. Ellos se los imaginaban (y los pintaban así, además),
como hermosas ciudades toscanas, plenas de comodidades, lujos y desarrollo
urbano; nada más lejos de la realidad.
Este Protomilagro de
Jesús encierra grandes significados que debemos observar. Antes que nada, darnos cuenta que Cristo lo ejecuta
a petición de su Madre, la Santísima Virgen María. Y aquí hay dos cosas muy importantes con
significados diversos: María es interventora efectiva para recibir la Gracia
Divina; y Jesucristo es verdaderamente Dios. Otro aspecto importante a tomar en
cuenta, es que esta Primera Señal es en orden al dominio sobre la naturaleza
que tiene El Mesías.
Me voy a tomar un
atrevimiento muy grande: María sí sabía que ‘su hora’ había llegado; no sabía
cómo, pero, movida por el Espíritu Santo, que es su Esposo Celestial, induce al
Hijo de Dios (que también es suyo), a manifestarse como tal. Qué curioso,
¿verdad?, ¡El Joven Dios dice que ‘su hora no ha llegado’, y su Mamá le
advierte que sí! ¡Que ya llegó la hora en que el mundo tiene que ver al
Redentor! Y éste es un buen momento, pues tiene reunidos a sus Discípulos; futuros
predicadores de su Evangelio. Las mamás.
. . todo saben las mamás antes que los hijos. . . aunque sea el Hijo de Dios.
Las bodas judías,
podían durar hasta seis días; todo dependía de que hubiera lo necesario para la
fiesta, esto es: invitados, comida y bebida. ¡¡Y aquí se había acabado el
vino!! Me queda muy claro que, o María quería seguir de fiesta, o ella sabía
que su Hijo podía prolongar aquella felicidad, proveyendo para subsanar esa
necesidad. “Hagan lo que él os diga.”
(Gn 41, 55) La Santa Mamá usa una frase antiquísima, pero
muy significativa; la primera la dijo un Faraón, cuando José era el que
administraba los bienes de Egipto; había hambre en todo el mundo y solo la
nación del Faraón tenía alimentos. Esta vez la dice María, en labor de intervención.
Es tan antigua la
frase, que la nación de Israel, todavía no nace como tal, está en ciernes; y
María sabe lo que está diciendo, pues el cristianismo también está
naciendo. Y la Mamá del Redentor, del
Salvador, del que da la vida, tiene frente a ella la oportunidad de que muchos
(que no todos), se den cuenta que El Mesías ha llegado; que a partir de ese
momento las cosas empezarán a cambiar desde su esencia.
Y cambian. . . desde
la esencia misma. El agua transformada en vino.
Eso, solo lo puede hacer el creador del agua y del jugo de uva, de donde
nace el vino. Y el Verbo Hecho Hombre,
igual que en el Cielo al momento de la Creación, hace posible en la Tierra que
las esencias muten, que el sino cambie, que el Bien impere ante la necesidad o
la adversidad.
Nosotros, Mexicanos,
entendemos muy bien la Intervención de María, ya que la tenemos permanentemente
en nuestra tierra; atendiendo nuestras necesidades, nuestros buenos deseos,
nuestros anhelos: la llamamos María de Guadalupe, está en el Tepeyac y, como en
esa primera ocasión de su bendita intervención en Caná de Galilea, sigue
intercediendo por nosotros; no por nada dijo: “¿Que no estoy yo aquí que soy tu Madre?”
Suyo afectísimo
Antonio Garelli
De Milagros y Diosidencias. – Solo por el gusto de proclamar
El Evangelio.
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