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viernes, 17 de mayo de 2013

LOS MILAGROS DE JESUCRISTO (2 DE 50)

¡Venga Tu Reino!
Mayo 17 del 2013.
 JESÚS ENSEÑA Y SANA EN GALILEA

Muy estimados en Jesucristo:

El segundo evento que analizaremos (que en realidad son muchos Milagros juntos), es el que narra San Mateo al final del capítulo IV.

°  °  °


“Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.  Su fama llegó a toda Siria; y le trajeron todos los que se encontraban mal con enfermedades y sufrimientos diversos; endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curó.”

Evangelio Según San Mateo
(4, 23-24)

 Los primeros cuatro capítulos de sus escritos Evangélicos, los emplea Leví de Cafarnaúm, Hijo de Alfeo, para ubicar en el tiempo, en la forma y en el espacio a su Divino Maestro.  Mateo, como es mejor conocido por nosotros (ya que fue el nombre que le dio Jesucristo cuando lo llamó para que le siguiera como su Discípulo), pone una genealogía esmerada y certera; describe la Epifanía (que es la manifestación del Redentor al Mundo), como no lo hace algún otro Evangelista; subraya la importancia de la Predicación de Juan El Bautista y sus intentos de purificación de la gente, incluido el innecesario Bautismo del Señor; y por último, nos reseña las tentaciones en el desierto, con lujo de signos, detalles y significados.
Al final de ese Capítulo IV, según asienta el Primer Evangelista, son llamados los primeros cuatro Discípulos: Andrés, Simón, Santiago y Juan; y se entiende que Cristo inicia su Ministerio, porque se desplaza predicando por Galilea y sanando a todos los dolientes que se encuentra o le llevan.  

Yo no quiero contradecir a San Juan Apóstol y Evangelista, pero creo que todo esto sucedió en Cafarnaúm, antes de que fuera Jesús a Caná de Galilea; luego entonces, sus primeros Milagros son curaciones y sanaciones de gente. 

Como sea, y tomándome el atrevimiento de justificar lo que he dicho, Jesucristo primero hizo Milagros y después hizo signos o señales; esto es: primero sanó enfermos y desvalidos y después transformó agua en vino.  Porque Él era El Mesías, El Ungido, El Salvador, El Redentor; era para la gran mayoría que lo necesitaba espiritual y físicamente.  Cristo no viene para avisarle a unos cuantos entendidos (por medio de señales), que ya está aquí; Cristo viene para “. . . liberar a los cautivos. . .” de todas sus ataduras.

Cuando San Mateo dice que “Recorría Jesús toda Galilea. . .”, se refiere al territorio que les describo a continuación: al Norte Siria y Fenicia (hoy Líbano); al Sur Samaria; al Oriente El Lago de Tiberíades (o Mar de Galilea) junto con el Río Jordán; y al Poniente, El Monte Karmel; sin llegar a la costa del Mara grande (hoy Mediterráneo).

Esto significan 60 Km. de largo (Este-Oeste), por 30 Km de ancho (Norte-Sur); 1,800 Kilómetros cuadrados. Allí cuando menos había cinco sinagogas: la más grande y más bella, la de Cafarnaúm; la de Ginosar, la de Magdala, la de Nazara y la de Betsaida.  Allí predicaba el Señor, allí les leía la Ley y los Profetas a sus paisanos; y allí les anunciaba la llegada del Reino de los Cielos.

¡Treinta años han sido testigos María y José, del desarrollo de su Hijo para convertirse en El Mesías! ¡Treinta años Jesús de Nazaret ha tenido que aguardar para hacerse sentir, para poder ser escuchado, atendido y buscado por los más necesitados! ¡¡Ya no habrá más espera!! Oirán, verán, sentirán, y hasta olerán y saborearán el Reino de Dios.  Qué bien lo profetizaba Isaías de Juan el Bautista: “Voz del que clama en el desierto. . .” Éste que lo anunció, ahora lo ha visto llegar;  El Mesías, El Cristo, ha hecho su aparición.

Y hace acto de presencia con todo su repertorio a la vez: gran conocimiento y discernimiento de La Ley y Los Profetas; imbatible poder contra Satanás y sus demonios para expulsarlos y dominarlos; inagotable fuerza para sanar, curar y devolver la vida; y hasta manifestaciones extraordinarias y portentosas, incluso contra la naturaleza misma. ¡Allí donde haya mal, Jesucristo impondrá El Bien! ¡Allí donde haya presencia del Demonio, Cristo Jesús invocará a Dios!

Pero para realizarlo todo, ‘ha puesto un precio’: TENER FE.  Él todo lo puede hacer, todo lo puede conseguir, todo lo puede logra; DEPENDE DE LA FE DE SU INTERLOCUTOR, QUE SE LOGRE O NO EL MILAGRO QUE ÉSTE QUIERA. No, no será simplemente porque se lo pidan; será porque se tiene FE EN ÉL Y EN EL PADRE; SERÁ PORQUE SE QUIERE SER PARTE DEL REINO DE LOS CIELOS, Y EN LA FE ESTÁ LA LLAVE QUE ABRE LA PUERTA DE ENTRADA.

Les predicaba, les enseñaba, les consolaba y les sanaba; sí, siempre y cuando su FE FUERA SINCERA; siempre y cuando creyeran y esperaran en Él sin duda, sin vacilo, sin engaño.  Milagros ha habido siempre, y quién los procurara, también; pero nunca nadie en tal cantidad, con tal efectividad Y CON TANTO AMOR POR LOS DEMÁS.

Lo mejor para nosotros, mis queridos, es que ese tiempo AÚN EXISTE EN NUESTROS DÍAS, todavía lo vivimos tangiblemente; y el precio es el mismo: TENER FE.  De esa Fe que ‘mueve montañas y planta árboles en el mar’; esa que ‘es seguridad de lo que no conocemos ni hemos visto’; esa entrega por la cual el Señor dice “Tu Fe te ha salvado.  Todavía hay Milagros, lo que escasea mucho es la FE SINCERA, DESINTERESADA Y FIEL. 

¿Quiero Milagros?. . . pues, requiero FE.

Suyo afectísimo


Antonio Garelli
  



De Milagros y Diosidencias. – Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

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