¡Venga Tu
Reino!
Abril 8 del
2013
PRINCIPIO
Y FUNDAMENTO DE LA FE CATÓLICA
Primero tenemos que
reconocer qué es la Fe. San Pablo la
describe preciso, certero, como escribió él siempre: “Fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no
se ven.” Hb 11,1. Así como está,
vamos a dejar esto como definición axiomática (que es una proposición evidente, aceptada sin requerir
demostración).
Ahora vamos a juntar
esa definición con lo que nos han enseñado que debemos creer; lo llamamos CREDO
Y TIENE SIETE ACEPCIONES GENERALES:
·
CREO EN DIOS
PADRE, CREADOR.
·
CREO EN DIOS
HIJO, JESUCRISTO, REDENTOR.
·
CREO EN DIOS
ESPÍRITU SANTO, SANTIFICADOR.
Las siguientes
cuatro acepciones del Credo son para el pleno uso de nuestras Virtudes
Teologales, de Fe, Esperanza y Amor:
·
CREO EN LA
IGLESIA, UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA.
·
CONFIESO QUE HAY
UN SOLO BAUTISMO PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
·
ESPERO EN LA RESURRECCIÓN
DE LOS MUERTOS, Y
·
LA VIDA DE UN
MUNDO FUTURO.
La Iglesia, que nos
ha enseñado todo esto a través del Magisterio, es indivisible, es una. Esto significa que quien se separa de ella, YA
NO ESTÁ EN LA IGLESIA; YA NO ES LA IGLESIA.
Es Santa porque un
Santo la fundó: Cristo Jesús; que no solo es Santo, sino Santísimo y Dios Hijo.
Es Católica porque
es universal, esto es: para todos, en todo y siempre. O lo que es lo mismo, en
función de la forma, el espacio y el tiempo.
Y es Apostólica
porque sus fundadores y primeros predicadores fueron los Apóstoles del Señor.
Así, tal cual. San Pedro funda en Roma,
San Andrés en Acaya (Grecia), San Juan en Éfeso, Santo Santiago en Hispania;
San Mateo en Etiopía, San Felipe en Frigia, San Bartolomé en Armenia, Santo
Tomás en India, y así sucesivamente; y además están las fundaciones de los
Discípulos que no fueron Apóstoles: José de Arimatea en Britania; Lázaro de
Betania en Chipre, Bernabé en Antioquía, etc., etc.; hasta llegar a más de 120
fundaciones solo en el Siglo I; del 34 al 99 Año del Señor.
HASTA AQUÍ, ¿SIGUE
AXIOMÁTICA MI FE? ¿Una Fe aceptada y sin
cambios? Vamos con los últimos tres comandos.
CONFIESO QUE HAY UN
SOLO BAUTISMO PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
¡Sí, claro! Ni puedo, ni debo no creer esto; primero porque no tengo
argumentos humanos para contrarrestarlo; y segundo, porque no me conviene (no
creerlo, ya que si no lo creo, estoy en pecado y por lo tanto, no me salvo).
CREO EN LA
RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS. Ahora sí,
aquí empieza mi Fe. Todo lo anteriormente dicho, corresponde a cosas pasadas, a
hechos o actos anteriores a mí. (Lo que
voy a decir no se lo graben mucho). Para
creer todo eso, no necesito Fe; necesito conocimiento. Si no lo creo (ámbito de la Fe), es porque no
lo conozco (ámbito del saber). Pero la
resurrección de los muertos, o al menos MI RESURRECCIÓN DESPUÉS DE MUERTO, esto
sí que requiere TODA MI FE, porque si no resucito, no podría ir al cielo, ni
podría hacer presencia delante de Dios ¡QUE FINALMENTE, PARA ESO CREO EN ÉL!
¡¡PARA QUE UNA VEZ MUERTO YO, PUEDA VERLE!!
Y LA VIDA DE UN
MUNDO FUTURO. Y este último comando
sella todo: la vida de un mundo futuro.
¡¡QUIERO ESTAR CON DIOS!! Por eso
tengo Fe durante mi vida, porque después de esta vida, ¡¡QUIERO ESTAR CON
DIOS!!
Absolutamente todo
lo que enseña la Iglesia, gira en torno a este ramillete Niceo-constantinopolitano
de definiciones y mandamientos. Todos
los tratados teológicos, esenciales o elevados, para legos o superdotados,
fácilmente asimilables o profundamente escudriñados; tienen su acepción inicial
en el CREDO. . . Y SOLO ESO ES NUESTRA FE.
Sin embargo, la Fe
como Gracia, no me lleva al conocimiento de toda ella como estudio. La Fe es un Don Divino para creer; pero dónde
debo emplear ese Don, es un ámbito del conocimiento, del análisis, de la
búsqueda. Con Fe CREO, pero no aprendo. Aprendo leyendo, mirando, sintiendo y
razonando.
Son muy pocos los
temas que requieren mi Fe; para ser exactos, solo son estos Siete Comandos del
Credo Niceo-constantinopolitano y algo que conocemos como “DOGMAS DE FE”; y no
hay muchos. Pongamos ejemplos:
De María: Su Inmaculada Concepción. Sin pecado original
Su Virginidad Perpetua. Siempre virgen.
Su Maternidad Divina. Madre de Dios
Su Asunción a los Cielos. En Cuerpo y Alma.
Sus Milagrosas
Apariciones. Intercesora en el Cielo.
De los Papas:
Infalibilidad cuando definen La Fe. (Ex Cátedra – desde la cátedra o silla; desde el maestro, desde la
autoridad).
Del Magisterio:
Único medio de la Iglesia para la enseñanza.
Ahora recapitulemos.
La Fe mis queridos, NO ES CONOCIMIENTO, no; LA FE (en términos del saber), ES
ESA GRACIA DE DIOS QUE NOS HA SIDO DADA (al momento de nuestro Bautismo), PARA
COMPRENDER CON EL CORAZÓN, LO QUE NO PODEMOS RAZONAR CON NUESTRA
INTELIGENCIA. (Entendiendo aquí por ‘corazón’ al ‘reducto físico de nuestra alma’ y
no simplemente una bomba que avienta sangre.)
Luego entonces, la
Fe incrementa mi inteligencia y mi discernimiento; pero...
“SI NO LA
CONOZCO, NO LA AMO;
SI NO LA
AMO, NO LA DEFIENDO;
Y SI NO LA
DEFIENDO,
MENOS AÚN
ENTREGARÍA MI VIDA POR ELLA.”
Por lo tanto, debo
conocer mi Fe; debo enterarme qué es lo que encierra y dónde estoy contenido en
sus comandos, lineamientos y preceptos. Y esto debo hacerlo por el mero interés
(personal personalísimo), de mi salvación.
“No porque
lo diga la Iglesia es la verdad, sino que,
La Iglesia
lo dice porque es La Verdad.”
El planteamiento es irrefutable
para efectos de mi Fe Católica y ha sido cierto durante los últimos veintiún
siglos. Por ello el Magisterio de la Iglesia, a través de decenas de miles de
escritos, es la fuente inagotable del saber cristiano; pues, durante todo ese
tiempo, miles de hombres, sabios y santos han indagado acerca de La Verdad para
proporcionárnosla en conceptos asequibles, comprensibles y de fácil manejo para
nuestro saber humano.
“Santifícalos en la verdad: Tu Palabra es La Verdad.” (Jn 17, 17)
Esta hermosísima petición de Jesucristo al Padre, es la certeza absoluta de que
lo que la Iglesia enseña, basada en la Palabra de Dios, es La Verdad; para
nuestro beneficio y nuestra salvación.
Todo buen católico
que se precie de serlo, debe haber leído, al menos, los dos libros
fundamentales para nuestra Fe:
La Santa
Biblia y
El Catecismo
de la Iglesia Católica
Léanlos, ya verán cuánto se fortalecerá su Fe
con el conocimiento adquirido.
Suyo afectísimo en
Cristo
Antonio Garelli
hermoso no tengo en fe en dios, no creo en el o deje de creer
ResponderEliminarHERMOSA EXPLICACIÓN PARA ALIMENTAR NUESTRA FE GRACIAS DIOS LO BENDIGA
EliminarEl Creador no hace acepción de personas (Rom. 2.11). Porque de tal manera Amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn. 3.16)
EliminarLas corrientes Materialistas y Relativistas que dominan nuestro mundo, soslayan la posibilidad de reconocer la existencia de una dimensión Espiritual (Inmaterial).
El Hombre de nuestros tiempos, ha olvidado que es "Cuerpo, Alma y Espíritu"
Solo vive su dimensión Material (Cuerpo) en desmedro de la trascendencia espiritual.
La fuerza del Espíritu Santo, sostiene la Iglesia atravez de los tiempos y este Paradigma es motivo reprobación casi permanente de sectores que no pueden Creer en este hecho histórico.