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martes, 18 de junio de 2024

MÍSTICA - LILIA GARELLI (CFL-29)

“… Hazme un instrumento de tu paz …”

San Francisco de Asís 

Riviera Maya, México; Junio 19 del 2024. 

            MÍSTICA

Por: Lilia Garelli

"Te deseamos sinceramente que pronto recuperes tu salud."

 

“…El bien común abarca el conjunto de aquellas condiciones de vida social con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección…”

Concilio Vaticano II - Gaudium et Spes 75

 

CHRISTIFIDELES LAICI (29)

“Vocación y Misión de los Laicos en la Iglesia y en el Mundo”

Estimados en Cristo:

Continuando con el apartado 42 sobre “Todos destinatarios y protagonistas de la política” en donde San Juan Pablo II nos anima a trabajar una política para la persona y para la sociedad que busque el bien común, y nos lo dice de esta manera “…una política para la persona y para la sociedad encuentra el rumbo constante de camino de la defensa y promoción de la justicia, entendida como “virtud” a la que todos deben ser educados, y como “fuerza moral” que sostiene el empeño por favorecer los derechos y deberes de todos sobre la base de la “dignidad” personal del ser humano…” (SJPII – CFL No. 42).

En este mundo en el que vivimos, es cada vez más difícil encontrar políticos que busquen realmente el bien común de la sociedad, ya que lo único que buscan es su bien personal, satisfaciendo el deseo de control y poder sobre todos; hacen todo tipo de artimañas a través de la deslealtad y la mentira para crear supuestas verdades llenas de confusión y corrupción; y peor aún, todo ello lo realizar a pesar de que ese bien personal es efímero, ya que está fundamentado en un supuesto bien, mal entendido porque tarde que temprano, la verdad sale a flote y son presa de sus propios engaños.

El espíritu de servicio que es fruto del amor, cada vez es más inexistente inclusive en el núcleo mismo de la sociedad, en la familia, es por ello ¡Urgente! que todos los que nos decimos católicos, busquemos ser coherentes con nuestra fe y con las enseñanzas de Jesús, claramente inscritas en los Evangelios, para que todo nuestro actuar influya positivamente en el entorno, dando ejemplo de paz y armonía al interior de nuestra persona;  bien dice el dicho “de la abundancia del corazón habla la boca”; por ello es que todos nosotros, fieles laicos, luchemos por vivir cerca de los sacramentos que nos dan las gracias necesarias para tener paz interior y así poder dar el servicio que la sociedad necesita promoviendo en todo momento el bien común.

El Papa nos recuerda un párrafo incluido en su Encíclica “Sollicitudo rei socialis”: “…la solidaridad “no es un sentimiento de vaga compasión o de superficial enternecimiento por los males de tantas personas, cercanas o lejanas.  Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos…” (SJPII – SRS No. 38).

Como bien dice el Papa —el fruto de la actividad política solidaria es la pazy nosotros fieles laicos no podemos permanecer indiferentes ante tanto mal que provoca violencia y guerras, al contrario, nosotros debemos ser “Sembradores de Paz”; “…tanto mediante la conversión del “corazón”, como mediante la acción en favor de la verdad, de la libertad, de la justicia y de la caridad, que son los fundamentos irrenunciables de la paz…” (San Juan XXIII – Encíclica  Pacem in terris 1963).

Ante esto, San Juan Pablo II nos invita a renovar las siguientes generaciones, a través de la educación de calidad, esa educación profunda y significativa que inicia en los primeros años de vida en la familia, en donde al paso de los años, tengan esos niños y jóvenes una verdadera educación centrada en el amor y en los valores cristianos.  Ésta es la única forma de “…derrotar la imperante cultura del egoísmo, del odio, de la venganza y de la enemistad, y a desarrollar a todos los niveles la cultura de la solidaridad.  Efectivamente, tal solidaridad “es camino hacia la paz y, a la vez, hacia el desarrollo” …” (SJPII – CFL No. 42).

El cambiar el corazón del hombre es todo un reto, porque en general la humanidad está enferma en su estabilidad emocional; por un lado hay quien piensa que son los demás los que están equivocados y por lo tanto son los que tienen que corregirse; y por el otro, hay quien está envuelto en la desesperanza y cree que definitivamente es imposible cambiar; pero no olvidemos que no estamos solos, nuestra vida de oración debe ser más intensa y fervorosa, porque cada día se complica más la estabilidad y el control personal tanto en el principal núcleo como es el de la familia, hasta en los gobiernos de cada nación en donde el poder y los intereses económicos provocan conflictos internacionales.  Por ello el Papa termina este apartado diciéndonos: “…los Padres sinodales han invitado a los cristianos a rechazar formas inaceptables de violencia, a promover actitudes de diálogo y de paz, y a comprometerse en instaurar un justo orden social e internacional…” (SJPII – SRS No. 39).

         43.  Situar al hombre en el centro de la vida económico-social:

“…El servicio a la sociedad por parte de los fieles laicos encuentra su momento esencial en la cuestión económica-social, que tiene por clave la organización del trabajo...” (SJPII – CFL no. 43).  Con estas palabras inicia este apartado el Papa, remitiéndose más adelante a su Encíclica “Sollicitudo rei socialis” invitándonos encarecidamente a releerla y reflexionarla.

Como lo había comentado en escritos anteriores, la Iglesia, siempre preocupada por el desarrollo sano del ser humano en este derecho natural de contar con un trabajo digno, ha realizado diversas Encíclicas, marcando el camino correcto de la doctrina social de la Iglesia; siendo el primero el Papa León XIII con “Rerum Novarum”, escrita en 1891; siguiendo la de San Pablo VI con la Encíclica “Populorum Progressio”, escrita en 1967 y al cabo de 20 años San Juan Pablo II con la Encíclica Sollicitudo rei socialis” en 1987. Los invito a estudiarlas para tener clara la postura de nuestra estimada Iglesia Católica,

 “…También en la vida económico-social debe respetarse y promoverse

 la dignidad de la persona humana, su entera vocación y

 el bien de toda la sociedad…”

Concilio Vaticano II - Gaudium et Spes No.63

Afectísima en Jesucristo,

Lilia Garelli 

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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

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