“¡Señor, auméntanos la Fe
Domine, adauge nobis
fidem
Riviera
Maya, México, Julio 29 del 2020.
MÍSTICA
Por: Lilia Garelli
“…Cerca está Yahvé de
los que lo invocan,
de
todos los que lo invocan con sinceridad…”
Sal
145, 18
LA ORACIÓN
La mejor comunicación
con El Señor
Muy
estimados en Cristo:
Al paso de estos meses y teniendo que resolver
seguramente un sinfín de situaciones atípicas en el diario vivir, causadas por
la pandemia, una de las acciones que seguramente se intensificaron fue la ORACIÓN, tratando de llegar a Dios rogándole
por que todo se resolviera, que nos librara de la enfermedad, y sus
consecuencias; y que aquel futuro gris ―¡o
más bien negro!― que se veía venir pudiera ser resuelto de la mejor
manera. De ahí surgió en mí la pregunta,
ahora que tanto hemos orado, ¿lo habremos hecho adecuadamente, con fervor, con
confianza en Su Voluntad, y con la seguridad de ser oídos por Dios nuestro
Señor? como bien nos lo asegura San Juan en su Primera Carta “…Esta es la confianza plena que tenemos en Él; que
si le pedimos algo según su Voluntad, nos escucha…” (1 Jn 5,14) a lo
que continúa la siguiente pregunta ¿conozco las diversas formas de orar?
En este artículo trataremos de reflexionar y responder
a esas preguntas sobre la calidad de nuestra oración, iniciando con una oración
conocida, o un diálogo personal con Él, o quizá profundizar con un método eficaz
meditando en Su Palabra, y buscando que sea un acercamiento a Dios en la vida
diaria y tratando de crecer en fervor y profundidad. En todo momento contemplaremos a Dios Padre y
a Jesucristo con la ayuda del Espíritu Santo, y tratando adherirnos en todo
momento a Ellos, conociéndoles y disfrutando de Su Compañía.
Quizá ahora nos hemos dado cuenta y le hemos dado el
valor que le corresponde a ese ambiente que envuelve nuestra vida personal,
familiar y social y al tener el tiempo definido para ello, es posible que el
orar, se haya vuelto algo necesario a realizar durante el día; tener ese
encuentro con Dios, en lo hondo y profundo de su existencia con la nuestra, de
corazón a corazón, en nuestra intimidad o bien compartido en la convivencia
familiar nos ha dado tranquilidad para seguir en el día a día; así nos lo dice
San Pablo en su Carta a los Romanos: “… con la alegría de la esperanza; constantes en la
tribulación; perseverantes en la oración…” (Rm 12, 12).
La señal de
la Cruz:
Por la
señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios Nuestro ― En todo
momento al iniciar cualquier oración y con el deseo de ponernos en presencia de
Dios, hacemos una pequeña cruz con nuestro dedo pulgar e índice, llevándola a
nuestra frente, boca y pecho, inmediatamente nos santiguamos ― En nombre del Padre, y del Hijo y del
Espíritu Santo.
-
Al hacer la Cruz en la frente significa
que pedimos a Dios bendiga nuestra mente librándonos de pensamientos y deseos
impuros y confirmando nuestra Fe en la Buena Nueva.
-
Al hacer la Cruz en la boca
significa que pedimos a Dios bendiga la boca para que nos libre de hacer mal
uso de ella al decir palabras indebidas, hirientes (Lc
6.45), juicios que pueden levantar falsos testimonios e insidias
dañando a alguien (Ef 4,23-24).
Siendo que la palabra la podemos utilizar positivamente predicando el Evangelio
(Rm 10,9).
-
Al hacer la Cruz en el pecho
significa que pedimos a Dios bendiga nuestro corazón y nos libre de las malas intenciones
y acciones, anteponiendo el amor hacia los demás como Cristo nos lo enseñó (Mt 22, 39).
Oraciones
del Día:
Desde el momento en que despertamos tenemos la
oportunidad de ponernos en contacto con Dios nuestro Señor, dándole gracias por
un día más de vida y de tener la posibilidad de ofrecerle nuestro trabajo,
preocupaciones, penas y alegrías de esa jornada, para ello podemos hacer uso de
diversas oraciones y jaculatorias ya conocidas, o bien hacer un coloquio
(diálogo informal) en donde platicamos con Él como nuestro gran amigo que
es. Las oraciones de cada día pueden ser
de diferente tipo, según lo que hay en nuestro corazón, y con toda humildad
elevamos nuestro espíritu según nuestras necesidades:
―la Oración
Perfecta― que a petición de los discípulos “…Señor,
enséñanos a orar…” Cristo
mismo nos enseñó: (Lc 11, 1-4). Efectivamente
el Padre Nuestro, y seguir con una Ave
María (recitada por primera vez en su
primera estrofa, por el Arcángel Gabriel en el año 1 día 1 de nuestra era ―Ave
María, llena de gracia, el Señor está contigo…(Lc 1, 8); segunda estrofa
expresada por su prima Santa Isabel en la visitación “…Bendita tú entre las
mujeres y bendito el fruto de tu vientre…” (Lc 1,42); y la última parte “…
Santa María Madre de Dios…” definida como tal en el Concilio de Éfeso
(431d.C..), terminando con alguna jaculatoria y de ahí seguir con un
ofrecimiento de quien dirige la oración, dependiendo de lo que se quiera pedir
a Dios, como sigue:
-
De ofrecimiento, petición, intercesión por los demás, adoración, acción
de gracias, bendición, alabanza, etc.
-
El saludo a María con el Angelus o Regina Coeli
-
El Rezo del Rosario a Nuestra Madre María Santísima, según el día los
Misterios de la Historia de la Salvación que correspondan.
-
Hacer una Meditación siguiendo algún método que nos ayudará a
profundizar en el texto.
-
La Santa Misa.
Los invito a seguir orando individualmente o en
familia, es el mejor medio de comunicación con el Señor; en el próximo artículo
ahondaremos en ¿cómo hacer una Meditación? ―de lo fácil a lo profundo― según tu
crecimiento espiritual.
“…Porque donde están dos o tres reunidos en mi
nombre,
allí estoy yo en medio de ellos…”
(Mt 18,
20)
Afectísima en Jesucristo,
Lilia
Garelli
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Solo
por el gusto de proclamar El Evangelio.
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