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martes, 23 de abril de 2024

MÍSTICA - LILIA GARELLI (CFL-21)

“… Hazme un instrumento de tu paz …”

San Francisco de Asís 

Riviera Maya, México; Abril 24 del 2024.

MÍSTICA

Por: Lilia Garelli

 

“…Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días

 hasta el fin del mundo…”

Mt 28, 20

CHRISTIFIDELES LAICI (21)

“Vocación y Misión de los Laicos en la Iglesia y en el Mundo” 


Estimados en Cristo:

El Papa continúa este apartado de “Anunciar el Evangelio” recordándonos las palabras que un día dijo el hoy San Pablo VI: “…Evangelizar es la gracia y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda…” (SPVI – Evangelii Nuntiandi No. 14).

En efecto, Jesús manda a sus apóstoles a Evangelizar a todo el mundo proclamando la Buena Nueva de nuestra salvación a través de Jesucristo, y sabemos también que no estamos solos, porque Él nos acompañará todos los días, por medio de la gracia de la Eucaristía, hasta el fin del mundo.

Es a través de la Evangelización como la Iglesia debe expresarse como una comunidad de fe, como bien nos dice San Juan Pablo II: “…una comunidad de una fe confesada en la adhesión a la Palabra de Dios, celebrada en los sacramentos, vivida en la caridad como alma de la existencia moral cristiana…” (SJPII – CFL No. 33). Por tanto, la transmisión de la Buena Nueva debe suscitar en el hombre la conversión y la adhesión personal a Jesucristo su Salvador, Su Señor; y como nos marca el Papa es a través de los sacramentos del Bautismo y la Eucaristía como será posible que esas gracias sacramentales permanezcan a través de su vida.

Es verdad que la situación actual del mundo, con una sociedad tremendamente confundida y extraviada, nos lleva a agilizar y urgir los trabajos de la Re-evangelización para reestablecer los valores morales de nuestra sociedad; por tanto, el Papa nos pide: “…que la palabra de Cristo reciba una obediencia más rápida y generosa. Cada discípulo es llamado en primera persona, ningún discípulo puede escamotear su propia respuesta: “Ay de mí si no predicara el Evangelio” (1 Co 9,16)…”  (SJPII – CFL No. 33).

         34.  Ha llegado la hora de emprender una nueva evangelización:

El Papa inicia este apartado llamándonos a la atención de lo que ocurría en el mundo donde había países que antes vivían una fe viva y operativa y que hoy en día se han alejado de Dios totalmente; todo esto debido a diversas fórmulas que proponen un supuesto bienestar económico a través del inevitable consumismo y donde se contrasta con terribles situaciones de pobreza y marginación.  Estos contrastes que vive la sociedad son resultado del indiferentismo, el secularismo (estilo de vida que prescinde de lo religioso) y peor aun llegando al ateísmo (negación de la existencia de cualquier dios).

San Juan Pablo II continúa diciéndonos: “…Ahora bien, el indiferentismo religioso y la total irrelevancia práctica de Dios para resolver los problemas, incluso graves de la vida, no son menos preocupantes y desoladores que el ateísmo declarado.  Y también la fe cristiana —aunque sobrevive en algunas manifestaciones tradicionales y ceremoniales— tiende a ser arrancada de cuajo de los momentos más significativos de la existencia humana, como son los momentos del nacer, del sufrir y del morir…” (SJPII – CFL No. 34).

Como consecuencia de todo lo anterior, el ser humano, al vivir sin Dios, se ve desprovisto de cualquier consuelo alcanzable a nivel humano, y mucho menos a la esperanza que nos da el tener a Dios nuestro Señor en la cotidianidad de nuestra vida humana y la trascendencia de la vida eterna.

Por otro lado, reconociendo que algunos países se arraigan a sus creencias y tradiciones, se enfrentan al creciente impacto de las sectas que confunden todavía más la incipiente formación de los católicos en la gran mayoría, siendo causa suficiente para la dispersión de su fe y la aceptación de ideologías que se dicen cristianas.

Por ello el Papa nos dice: “…Ciertamente urge en todas partes rehacer el entramado cristiano de la sociedad humana.  Pero la condición es que se rehaga la cristiana trabazón de las mismas comunidades eclesiales que viven en estos países o naciones…” (SJPII – CFL No. 34).

Efectivamente, es en esta reevangelización donde el papel del fiel laico es imprescindible, ya que, a través de su testimonio de vida cristiana podrá garantizar, que sí ha sido posible superar los obstáculos que se encontraron en el camino, ofreciendo a la sociedad las experiencias positivas, demostrando que, al poner a Dios en primer lugar, conociendo y viviendo el Evangelio en su vida cotidiana han encontrado la inspiración y la fuerza para realizarse en plenitud.

San Juan Pablo II continúa animándonos con estas palabras: “…Repito, una vez más, a todos los hombres contemporáneos el grito apasionado con el que inicié mi servicio pastoral: “¡No tengáis miedo! ¡Abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo! Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas tanto económicos como políticos, los dilatados campos de la cultura, de la civilización, del desarrollo. ¡No tengáis miedo! Cristo sabe lo que hay dentro del hombre. ¡Sólo Él lo sabe! Tantas veces hoy el hombre no sabe qué lleva dentro, en lo profundo de su alma, de su corazón.  Tan a menudo se muestra incierto ante el sentido de su vida sobre esta tierra.  Está invadido por la duda que se convierte en desesperación…” (SJPII – CFL No. 34).

“…Permitid, por tanto —os ruego, os imploro con humildad y con confianza— permitid a Cristo que hable al hombre, Solo Él tiene palabras de vida, ¡sí! De vida eterna…”

San Juan Pablo II - Christifideles Laici No. 34

Afectísima en Jesucristo,

Lilia Garelli

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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

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