“Santifícalos con La
Verdad.
Tu Palabra es La
Verdad.”
Riviera
Maya, México; Diciembre 4 del 2019.
M Í S T I C A
Por: Lilia Garelli
“…La santidad
no consiste en tal o cual práctica.
Consiste
en una disposición del corazón que
nos vuelve humildes
y pequeños en los brazos de Dios...”
Santa
Teresita del Niño Jesús
(Lisieux)
MUJER (6)
TEMEROSA DEL SEÑOR –
FERVOROSA
Muy
estimados en Cristo:
¡Qué maravilla la mujer que reconoce su dependencia del
Señor! Y se acoge a Él para darle
gracias cada día, ofrece todas sus acciones; pero también acepta las
vicisitudes de la vida, porque todo ello la hace sentirse viva y dispuesta a
seguir sirviéndole y luchando por el bien. (Salmo
5, 3; Lc 8, 1-3).
Una mujer fervorosa es de gran alegría para el Señor, porque
desde su creación, Él tenía grandes planes para ella. En la mujer sobresalen los
talentos sobre la generosidad aplicada siempre a la entrega de su tiempo,
conocimiento y consejo hacia todos, en especial a los más necesitados, refleja
esa sensibilidad nata en el servicio a los demás.
Habiendo perdido la amistad con Él, es valioso el reencuentro que la mujer pueda ofrecer al
Padre, reflejando en cada momento el Carácter de Cristo, nuestro Redentor, Él
que se entregó por todos nosotros, aceptando toda clase de martirios, hasta una
muerte de Cruz.
En la Sagrada Escritura, tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento, podemos encontrar múltiples citas de la perseverancia y
longanimidad de las mujeres en la oración al Padre, mostrando una determinación
a toda prueba, venciendo todas las barreras hasta lograr los objetivos que se
habían propuesto. (Mc 5, 25-28)
Mujer de fe, que no se arredra ante ningún obstáculo, ni
adversidad, que se entrega incondicionalmente a la causa, así fuere por ayudar
a su esposo, cuidar a sus hijos; trabajar dentro y fuera de casa, o bien hacer
alguna labor social. Esa mujer de fe,
que centra su actuar bajo la guía de la oración, cuyo efecto es transformar su
deseo, modelarlo y aceptarlo según sea la voluntad de Dios, Él sin duda saldrá al encuentro de
ella y la llenará de ese consuelo misericordioso que sólo Él
puede dar.
Mujer de oración, porque con sus cualidades femeninas son
capaces de lograr oraciones espontáneas, profundas e innovadoras. A través de su oración, la mujer puede “…descubrir el significado pleno de su femineidad y, de
esta manera, disponerse al –don sincero de sí misma – a los demás y de este
modo encontrarse a sí misma… (Mullieris
Dignitatem 31– San SJP II)
Orar
a los pies de María, ¡claro que sí!; ¡qué mejor rezar a María, mujer que
podemos tomar como modelo de santidad. “…Aprender de
María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la
profundidad de su amor. Mediante el
Rosario, el creyente obtiene abundantes gracias como recibiéndolas de las
mismas manos de la Madre del Redentor…” (Rosarium Virginis Mariae – SJPII).
Adorar a Cristo a través de la veneración a María con la mejor oración-guía que
nos dejara Sto. Domingo de Guzmán desde el año 1206 d. C. –EL ROSARIO --, y
que posteriormente San Juan Pablo II la nombrara como su oración predilecta
¡Plegaria Maravillosa! Y añadiría los Misterios Luminosos.
¿Cómo llegar a ser una mujer de oración?
-
Una de las formas más sencillas
es empezar ofreciendo el día a Jesús y a María, hay oraciones muy fáciles de
aprender, pero lo mejor es tu propio diálogo con Dios, con tus propias palabras
y de la forma más humilde posible.
-
Pide siempre la luz del Espíritu
Santo, “maestro de oración” como
lo asegura Santa Teresa de Ávila, Doctora de la Iglesia, quien con su
misticismo nos dejó grandes lecciones. (El libro de la vida – Sta. Teresa)
-
Busca el momento para rezar el
Santo Rosario, puedes empezar con un Misterio e ir ampliando el tiempo hasta
terminar uno completo cada día. No
olvides en ofrecerlo por alguna intención o en agradecimiento a Dios por las
gracias recibidas.
-
Toma algún momento, desde 15
minutos y poco a poco más, en leer algún libro de meditación, (Ejem: La Imitación de Cristo, Seguir a Cristo, El
Arte de Meditar, etc.) vida de alguna Santa o Santo, el que te llame
la atención, esto te ayudará a conocer y tener el ejemplo de vida de él o ella
y seguramente la carga se te hará más ligera.
-
Medita aquella frase, aquella
acción, aquel ejemplo que te haya dejado la lectura y trata de aplicarlo a tu
realidad de vida, en el estado de vida que tengas, casada, soltera, viuda, trabajadora,
etc.
-
Si prefieres la lectura de algún
pasaje de la Sagrada Escritura, ¡qué mejor! Paso a paso, conocerás más el
mensaje que Jesucristo nos dejó y la fuerza evangelizadora de sus apóstoles y
discípulos.
-
Procura siempre hacer un
propósito, una acción concreta a trabajar durante el día, la semana o el mes y
esfuérzate por cumplirlo de cara a Dios.
-
Ten una vida cercana a los
Sacramentos para que sea tu auxilio en la perseverancia de la vida de gracia – Recuerda que sola no puedes – siempre
necesitas de la Mano
de Dios.
-
Nunca olvides en dar gracias al Señor por todos los beneficios que vayas
recibiendo de Él, recuerda que la
oración no es una “varita mágica”, nuestras
peticiones debemos dejarlas en la Voluntad de Dios, esa será una verdadera
oración humilde y fervorosa.
“… El Espíritu Santo como fuerte huracán, hace
adelantar
más que una hora la navecilla de nuestra alma
hacia la santidad,
que lo que nosotros habíamos conseguido
en meses y años remando con nuestras solas
fuerzas…”
Sta. Teresa de Ávila
Afectísima
en Jesucristo,
Lilia Garelli
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