“Santifícalos con
La Verdad.
Tu Palabra es La
Verdad.”
Riviera
Maya, México; Diciembre 6 del 2019.
Tomado de la Colección de Folletos
EL CREDO, SÍMBOLO DE LA FE DE LA IGLESIA
P. Emiliano Jiménez Hernández, C.N.
Grafite Ediciones – Bilbao España
2006
CREO EN DIOS… PADRE… CREADOR
La
nueva creación
Si
el creyente llega a la Fe en la Creación desde la experiencia salvífica de la
Resurrección de Jesucristo, entonces ve la Creación como recreación, como una nueva creación; con “cielos nuevos y tierra nueva”
(Ap 21, 1) que la potencia de Dios ya ha inaugurado al resucitar a su Hijo y
que el cristiano espera que también consume en él. (1Pd 3, 13)
Dios
crea siembre en novedad y abre las puertas al futuro. Las grandes obras del pasado –vocación, elección,
liberación, alianza, posesión de la tierra, construcción del templo, exilio con
su retorno– se repetirán de una forma nueva y aún más maravillosa en el
futuro. En la plenitud de los tiempos,
Dios levantará de nuevo a Israel y hará una nueva alianza, sellada con el
corazón del verdadero Israel. (Jr 31, 31-33)
Dios,
que creó todas las cosas por Cristo y en vistas a Cristo, recrea en Cristo su
obra, que ha sido desfigurada por el pecado.
El núcleo de esta nueva creación, que implica a todo el universo, es el Hombre Nuevo, creado en Cristo para una
vida nueva: “Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo
viejo, todo es nuevo.” (2Co 5,17; Ga 6,15; Ef 2,15) Este mundo, pues, está en tránsito. Nada en él es estable, duradero; pasa la
escena de este mundo con las riquezas, pasan los afectos, los llantos, las alegrías
y también pasan las construcciones humanas.
Nuevos
cielos y nueva tierra
Desde
esta experiencia de nueva creación en la novedad de la vida, inaugurada con la resurrección
de Cristo (y para cada cristiano, al incorporarse a Cristo con la Fe y el
Bautismo), el creyente se abre, en esperanza, a la culminación escatológica (de
las ‘realidades' últimas), anticipada en el presente con las arras del Espíritu
Santo. San Pablo en su carta a los
Efesios lo asienta con vehemencia:
“En Cristo también vosotros, tras haber oído
la Palabra de Verdad, el Evangelio de nuestra salvación, y creído también en
él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa, que es prenda de
nuestra herencia.”
La
Creación, en el Plan de Dios, desde el comienzo, está orientada a la plenitud. Al acabar la obra de los seis días, Dios
descansó, creando el sabbat, el
descanso.
Toda
la Creación está orientada a la glorificación de Dios, a entrar en la libertad
de los hijos de Dios, en la gloria de la plenitud del Reino de Dios. (Rm 8,
19-24)
La
primera creación lleva ya en germen su tensión hacia el nuevo cielo y la nueva
tierra. Alcanzará su plenitud cuando
Dios sea “todo en todo”; estando en
el centro Cristo como cúspide o piedra angular de la Creación y de la historia:
“Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura; porque por medio de Él fueron creadas todas las
cosas, celestes y terrestres, visibles e invisibles. Tronos, Dominaciones, Principados,
Potestades; todo fue creado por Él y para Él. Él es anterior a todo y todo se
mantiene en Él.” (Col
1,15-17)
+ + +
Fin del primer folleto:
“Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la
Tierra.”
+ + +
Orar sirve, es bueno para nuestra alma y
nuestra mente.
De todos ustedes afectísimo en Cristo,
Antonio Garelli
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por el gusto de proclamar El Evangelio.
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