“Santifícalos con La
Verdad.
Tu Palabra es La
Verdad.”
Riviera
Maya, Q.R., México; Noviembre 6 del 2019.
M Í S T I C A
Por: Lilia Garelli
“…
Te doy
gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer!
Con la intuición propia de tu
femineidad
enriqueces la comprensión del mundo y
contribuyes
a la plena verdad de las relaciones humanas”
San
Juan Pablo II
Carta
a las mujeres 1995
MUJER (2)
Muy
estimados en Cristo:
“…A vosotras,
mujeres del mundo entero…” así iniciaba San Juan Pablo
II en su preciosa Carta a las Mujeres en la proximidad de la IV Conferencia
Mundial sobre la Mujer en Pekín en el año de 1995, promovida por las Naciones
Unidas para analizar la defensa de la dignidad, papel y derechos de las
mujeres; bien podríamos asegurar que San Juan Pablo II ha
sido el Santo Padre más cercano y dispuesto a la reivindicación de la dignidad
de la mujer en el mundo, a través de diversos escritos dedicados a ella.
A lo largo de las próximas semanas estaré
desglosando una a una las virtudes propias de la mujer, no tan solo desde el
plano físico y psicológico sino ontológico, de tal manera que vayamos
recomponiendo nuestros conceptos de lo que la mujer es desde su esencia conforme al Plan Inicial del
Creador.
FEMINEIDAD:
Es el conjunto de cualidades
que alude a los valores, características biológicas y psicológicas de una
mujer, por ello la exclamación de Adán al ver a Eva fue una exclamación de ¡admiración y encanto!
Cualidades físicas y psíquicas:
·
Bella en su
individualidad
·
Cuida su belleza
natural y respeta su cuerpo
·
Más pequeña y
frágil que el varón
·
Despierta
ternura y protección
·
Sensible,
delicada y afectiva
·
Voz dulce y
tierna, propia para arrullar
·
Maternal, busca
ayudar a los demás
·
Intuitiva,
percibe con facilidad los detalles
·
Atrae a los
demás por su inteligencia y voluntad
·
Trasciende los
hechos con facilidad
·
Pedagoga por
naturaleza
·
Alta actitud de
servicio
·
Buena hija, buena hermana, buena esposa, buena
madre.
¡Cuántas
virtudes! que identifican a la mujer conforme
al Plan de Dios, desafortunadamente la naturaleza caída causada por
el pecado ha ido deformando las cualidades y las ha ido confundiendo, al grado
de que varias de ellas se han perdido, contrapuesto y ahora no son utilizadas
para el bien creado.
La
más importante de las cualidades de la mujer es la Femineidad, que nos
diferencia en grado máximo con la masculinidad, porque de esa divergencia es
como se logra la complementariedad entre mujer y hombre; el ser complementarios
no quiere decir contrarios sino completos,
que cubre la totalidad para lo que su existencia fue pensada.
Caben resaltar las cualidades
psicológicas; estudios serios realizados por universidades renombradas han
llegado a varias definiciones sobre las peculiaridades de la mujer:
(1)
la mujer tiene el cerebro constituido de diferente forma y aunado a los
factores hormonales y otras circunstancias se propician ciertas
peculiaridades;
(2)
las hacen más sensibles, por lo tanto más sentimentales, cálidas y
aprensivas;
(3)
intuitivas lo que les permite –adivinar- lo que otros piensan o sienten;
(4) suele no ser agresiva, prefiere evitar el
conflicto canalizándolo a través de la expresión verbal;
(5) se preocupa más fácilmente porque percibe mayor
riesgo en ciertas situaciones;
(6) suele ser más precavida peor lo tanto no toma
tantas decisiones arriesgadas;
(7) tienen mayor facilidad para la enseñanza, por lo
que se le facilita dar lecciones de vida.
¡Cómo
hace falta que en esta sociedad contemporánea renovemos la belleza natural de
la mujer!, con todas estas peculiaridades que no pasan de moda para bien de lo
que fueron creadas. Lo que siempre se mantiene es la esperanza
de que lo equivocado se corrija, porque con el gran amor que Dios nuestro Señor
nos tiene, ha mandado a su Hijo Único Jesucristo, para Salvarnos
de la muerte producto del pecado y a través de la intercesión de la Siempre
Virgen María se ha logrado la oportunidad de la redención; con estas palabras
lo podemos entender mejor:
“…Eva, como
–madre de todos los vivientes– (Gén 3,20), es testigo del comienzo bíblico en
el que están contenidas la verdad sobre la creación del hombre a imagen y
semejanza de Dios y la verdad sobre el pecado original. María es
testigo del nuevo –principio– y de la nueva criatura (Confr. 2 Cor 5,17). Es más, ella misma, como la primera redimida
en la historia de la salvación, es –una
nueva criatura–, es la –llena de
gracia–… en ella tiene su comienzo la nueva y definitiva Alianza en la
Sangre redentora de Cristo…” (Mulieris
Dignitatem 11 – SJPII)
Recuerda, es importante que nos orientemos con
escritos que nos ayuden a aclarar nuestra
mente y nuestra alma,
acércate y lee los textos bíblicos y
documentos mencionados en este artículo
¡Formarse siempre sirve!
Afectísima
en Jesucristo,
Lilia Garelli
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