“Santifícalos con
La Verdad.
Tu Palabra es La
Verdad.”
Riviera
Maya, México; Noviembre 8 del 2019.
Tomado de la Colección de Folletos
EL CREDO. SÍMBOLO DE LA FE DE LA IGLESIA
P. Emiliano Jiménez Hernández, C.N.
Grafiti Ediciones – Bilbao España
2006
CREO EN DIOS PADRE TODOPODEROSO,
CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA.
B)
PADRE
El
Credo llama a Dios, Padre. Esta palabra
vincula el primer artículo de la Fe con el segundo. A Dios solo le conocemos real y plenamente en
Jesucristo, Su Hijo: “A Dios nadie le ha
visto jamás. El Hijo único, que está en
el seno del Padre, es quien nos le ha dado a conocer.” (Jn
1, 18)
– Novedad
de la Fe Cristiana
El
Dios Uno y Trino del Cristianismo supera la ‘unidad sin riqueza interior’ del monoteísmo judío, y a la ‘multiplicidad sin límite y contradictoria en
sí misma’ del politeísmo pagano. (MF)
La
fe monoteísta no explica aún la novedad de la Fe Cristiana en Dios. Necesitamos completar la fórmula, diciendo: “… Creo en Dios Padre.” En esta primera
palabra añadida al nombre de Dios se nos resume el conjunto del Credo
Cristiano. Ella nos introduce en la
asombrosa novedad de la Fe Cristiana en la Revelación Trinitaria de Dios.
El
Oriente antiguo, y también Israel, ha llamado a Dios Padre, en relación al
pueblo, confesando que el pueblo debe su origen a Dios. A través del pronombre de Padre, Dios es
honrado como Creador y Señor –potente y misericordioso– que exige del hombre la
veneración y la obediencia. En Israel,
ciertamente, la paternidad atribuida a Dios no se funda en el hecho de
engendrar, como ocurre en otras religiones.
Dios es llamado Padre por la elección que Dios hace de Israel como su
primogénito. (Dt 14,1-2; Ex 4, 22-23; Os 11, 1; Jr 31, 20)
Pero
la gran novedad la hallamos en el Nuevo Testamento, donde se inspira la
profesión de Fe Cristiana. Dios se
revela como Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Así, la palabra Padre del Credo, no se refiere al hecho de que Dios sea
el Creador y Señor del hombre y del Universo, sino al hecho de que ha
engendrado a Su Hijo unigénito, Jesucristo, el cual, como primogénito es
hermano de todos sus discípulos; pues, a todos los elegidos, el Padre, antes de
todos los siglos, “los conoció de
antemano y los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que Él fuera el
primogénito entre muchos hermanos.” (Rm 8, 28-30)
En
efecto, el Nuevo Testamento pone constantemente en labios de Jesús la palabra
Padre. En San Juan, Padre es sinónimo de Dios.
El término Abbá, utilizado por
Jesús para dirigirse a Dios como Padre, es algo insólito en toda la literatura
judía, que “no expresa tan solo la
obediencia filial en su relación con Dios, sino que constituye la expresión de
una relación única con Dios.” (JDMV)
– Jesús:
Icono vivo de Dios
Jesús,
con verdad, puede decir: “Nadie conoce al Hijo sino el Padre; y nadie conoce al
Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.” (Mt
11, 27) Pues, “Yo y el
Padre somos uno.” (Jn 10, 30),
de modo que “quien me ve a mí ve al
Padre.” (Jn 14, 9) Como Hijo, Jesús es la imagen, el icono de
Dios Padre (2Co 4, 4; Col 1, 15) En Él, Dios se
hace visible como un Dios con rostro humano.
En Jesucristo, Dios se ha manifestado definitiva y totalmente.
Y
ahora: “Lo que ni el ojo vio, ni el oído
oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para quienes le aman…,
a nosotros nos lo reveló el Espíritu Santo, que lo sondea todo, hasta las
profundidades de Dios…, pues, nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu
de Dios.” (1Co 2, 9-10)
En
el Hijo, gracias al Espíritu Santo, sabemos que Dios es Padre desde toda la
eternidad. (Jn 1, 1-3) Dios es desde toda la eternidad el amor que se da y se
comunica a sí mismo. Desde la eternidad
el Padre comunica todo lo que es al Hijo.
El Padre vive en relación con el Hijo, dándose a sí mismo al Hijo. Igualmente, el Hijo vive en relación con el
Padre; es Hijo porque es engendrado y se vuelve con amor al Padre.
Continuará.
+ + +
Orar sirve, es bueno para nuestra alma y
nuestra mente.
De todos ustedes afectísimo en Cristo,
Antonio Garelli
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por el gusto de proclamar El Evangelio.
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