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martes, 22 de octubre de 2019

MÍSTICA - Lilia Garelli - MUJER-MADRE DE DIOS (2)


“Santifícalos con La Verdad.
Tu Palabra es La Verdad.”


Riviera Maya, México; Octubre 23 del 2019.


M Í S T I C A
Por: Lilia Garelli

“… su incesante y eficaz intercesión mediante la cual,
aun habiendo sido asunta al cielo, sigue cercanísima a los fieles que la suplican, aún a aquellos que ignoran que son hijos suyos…”
Marialis Cultus 56
Papa San Paulo VI

MUJER – MADRE DE DIOS
(THEOTÓKOS) (2)
(en griego antiguo, Θεοτόκος, en latín, Deīpara o Deī genetrix)


Muy estimados en Cristo:

Es tan amplio el tema de María – Madre de Dios (Theotókos), que he querido dedicar un escrito más, por lo menos, para que juntos podamos reflexionar más profundamente sobre MARÍA, como ese ser excepcional, elegido por Dios, para ser la Madre de Jesucristo - El  Salvador de toda la humanidad.

“… Precisamente aquella –mujer – está presente en el acontecimiento salvífico central, que decide la – plenitud de los tiempos – y que se realiza en ella y por medio de ella…”  (Mulieris Dignitatem  3 – San Juan Pablo II).

Leyendo y releyendo esta preciosa Carta Encíclica escrita por San Juan Pablo II en ocasión del Año Mariano y cuyo objetivo es el análisis de la dignidad y la vocación de la mujer, cita frases de San Ambrosio, donde podemos descubrir los conceptos claros del encuentro entre Eva “… principio – donde se encuentra la – mujer – como fue querida en la creación y consiguientemente, en el eterno designio de Dios en el seno de la Santísima Trinidad…”  y María que es – el nuevo principio – de la dignidad y vocación de la mujer, de todas y cada una de las mujeres…” (MD 11, Pag.47).

La Bienaventurada Virgen María, considerada desde el siglo XV Corredentora, sin contraponer en ningún caso la exclusividad de la Redención de Cristo Jesús, (LG 60), contiene en sí misma el reconocimiento de diversas verdades de fe contenidas a lo largo de su vida, y que muestran en todo momento su aceptación a la Voluntad de Dios.  Estas verdades de fe son analizadas exhaustivamente por el Magisterio de la Iglesia y declaradas en “ex cátedra” por el Papa, Vicario de Cristo en funciones en ese momento.  Es importante mencionar que para que una verdad sea considerada dogma de fe, es necesario que haya sido revelada por Dios y que la Iglesia así lo declare.

“… Existe un vínculo orgánico entre nuestra vida espiritual y los dogmas.  Los dogmas son luces en el camino de nuestra fe, lo iluminan y lo hacen seguro.  De modo inverso, si nuestra vida es recta, nuestra inteligencia y nuestro corazón estarán abiertos para acoger la luz de los dogmas de la fe…”  (CIC 89)

Los invito a recorrer junto conmigo los dogmas de fe declarados por la Iglesia Católica a la Santísima Virgen María:

1.   María, Madre de Dios: Dogma proclamado por el 3er. Concilio Ecuménico de Éfeso en 431 por el Papa San Clementino I.  “Si alguno no confesare que el Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y que por tanto la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque parió según la carne al Verbo de Dios hecho carne, sea anatema.”

Verdaderamente Madre ya que Jesús fue creciendo y formándose como cualquier otro ser humano, en el seno de su Madre.

Verdaderamente Madre de Dios, concibió y dio a luz a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, por medio del Espíritu Santo.

2.   Inmaculada Concepción: Dogma proclamado por Pio IX el 8 de diciembre de 1854 en su bula Ineffabilis Deus:  “… declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles.”

Recordando las palabras con las que se presentó el Ángel a María diciéndole – Salve, Llena de gracia -, (Lc 1, 28) ¿qué querrían decir esas palabras? Quizá a través de las diversas traducciones se pierde el significado profundo de esa frase que no era usual ni en ese tiempo, por lo que es importante ir más a fondo.  En Latín: - Ave María, Gratia Plena, dominus tecum – Dios te Salve María, llena eres de gracia; del griego “kejaritomene” cuyo significado es mucho más completo, ya que esa palabra indica que fue, es y lo será eternamente, con una singular abundancia de gracia, en un estado sobrenatural del alma en unión con Dios su Creador.  Es importante mencionar que esa palabra no es repetida en ninguna otra ocasión en la Sagrada Escritura.

3.   Virginidad Perpetua de María: Se introduce el tema en el II Concilio Ecuménico de Constantinopla en el año 553.  El Papa Martín I convoca en concilio lateranense (649) donde en el tercer canon del concilio se afirma en forma dogmática la perpetua virginidad de María afirmando: “Si alguno no confiesa, según los santos padres, que la santa y siempre virgen e inmaculada María sea en sentido propio y según verdad madre de Dios, en cuanto propiamente y verdaderamente ha concebido del Espíritu Santo, sin semen, y ha dado a luz, sin corrupción, permaneciendo aún después del parto su indisoluble virginidad, al mismo Dios Verbo, nacido del Padre antes de todos los siglos, sea anatema”. (Cfr. CIC 499).
María, Virgen antes del parto – cumpliendo la profecía de Isaías 7, 14:  “… una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y será su nombre Emmanuel (Dios con nosotros) …”

María, Virgen en el parto -  Los Santos Padres proclaman esta como verdad; el nacimiento virginal es como -  la luz del sol que pasa a través de un cristal, sin romperlo ni mancharlo, Virgen Siempre.

María, Virgen después del parto – que lo confirman con 2 textos del Antiguo Testamento:  Cantar de los Cantares 4, 12:  “… huerto cerrado, fuente sellada…” y del Profeta Ezequiel 44, 1, 2 “…me llevó de nuevo a la puerta exterior del santuario que daba al oriente, pero estaba cerrada.  Y me dijo Yahvé: esta puerta ha de estar cerrada para siempre, no se abrirá ni entrará hombre alguno, porque ha entrado por ella Yahvé, Dios de Israel…”

4.   Asunción de María: Proclamado por el Papa Pio XII el 1° de noviembre de 1950 en la Constitución Munificentisimus Deus; “Con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, manifestamos, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios, y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo”.

El Catecismo de la Iglesia Católica en el No. 966 termina diciéndonos:  “… la Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos.”  No cabe duda que estas palabras nos animan a seguir adelante, a no perder la esperanza de alcanzar la vida eterna, viviendo en la plenitud de la presencia de Dios.

Es maravilloso todo lo que podamos conocer acerca de la Santísima Virgen María; empero quizá lo más importante es tenerla presente siempre en nuestra vida, como lo que es, Nuestra Madre del Cielo, que está cerca de nosotros, siempre protegiéndonos con la singular ternura de una madre y atenta a nuestra oración, por ello, ORA:

1.   Agradeciendo los momentos en que descubres las maravillas que Dios te regala en la naturaleza; Ella te dará la mano para seguir contigo - mar adentro -;
2.   Cuando no ha sido un buen día y haz tenido que cambiar tus planes; como Ella los cambió una y otra vez, te enseñará cómo hacerlo;
3.   Cuando llegue la desesperanza y te sientas abrumado; Ella te dará fuerzas;
4.   Cuando la soledad te invada; Ella te acompañará;
5.   Cuando sientas que vas contra corriente y pienses que es inútil; Ella te animará a seguir adelante;
6.   Cuando quieras compartirle tus éxitos; Ella se alegrará contigo;
7.   Cuando el dolor físico y espiritual te invada; Ella te dará esperanza;
8.   Cuando te rechacen o desprecien; Ella te consolará;
9.   Cuando haya sido un día positivo y le agradezcas a Dios tus logros; Ella se unirá contigo en la oración;
10. Cuando estés en peligro y las dudas te asalten; Ella te protegerá y orientará.


¡Recuerda a Cristo con María,
 qué mejor que a través del rezo del Rosario!
“¡Quien propaga el Rosario se salva”
(Beato Bartolomé Longo)


Afectísima en Jesucristo,

Lilia Garelli 


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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

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