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jueves, 24 de octubre de 2019

EL CREDO - A) DIOS DE VIVOS - NOMBRE DE DIOS


“Santifícalos con La Verdad.
Tu Palabra es La Verdad.”


Riviera Maya, México; Octubre 25 del 2019.


Tomado de la Colección de Folletos
EL CREDO, SÍMBOLO DE LA FE DE LA IGLESIA.
P. Emiliano Jiménez Hernández, C.N.
Grafiti Ediciones – Bilbao España
2006


CREO EN DIOS PADRE TODOPODEROSO,
CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA.

A) CREO EN DIOS

         - Dios de vivos     

Los dioses precristianos y post cristianos son, en definitiva, los mismos, aunque quizá hoy hayan perdido su máscara de seres divinos y aparezcan bajo la máscara profana de modernidad, cientificidad, liberación o como quieran que se llamen.  Dioses o ídolos son todas las cosas que, “. . . engañados por el tentados e inventor del mal y enemigo de la vida.(San Gregorio de Nisa), ponemos en lugar de Dios, absolutizándolas y pidiéndoles la vida y la felicidad.

Ídolos, pueden ser: el dinero, el prestigio, el trabajo, el poder, el progreso, la ciencia, la técnica, el placer, la nación, las ideologías, el partido, el sindicato... y muchas más.  Hoy es preciso hacer con los ‘catecúmenos’ lo mismo que hacía San Cipriano:
“Para preparar a nuestros hermanos a que hagan confesión pública del Señor, con la firmeza del valor y de la Fe, armándoles así para el combate en la persecución y el martirio; en primer lugar ha de afirmarse que los ídolos fabricados por los hombres no son dioses, pues las cosas fabricadas no son superiores a quienes las fabrican, ni pueden defender o salvar a nadie. (Sal 135, 15-18; Sb15, 15-17; 13, 1-4; Ex 20, 4)
Una vez destituido el culto de los ídolos, enseñarles que solo a Dios debe darse culto, pues, así está escrito: “Adorarás al Señor tu Dios, y a Él solo darás culto.” (Dt 6, 13; Mt 4, 10); y en otro lugar: “No tendrás otros dioses fuera de mí.” (Dt 5, 7; Ex 20, 3)… “Pues en esto consiste la Vida eterna; en que te conozcan, Padre, a Ti como único Dios verdadero y a tu enviado, Jesucristo.” (Jn17, 3)

¿Por qué te humillas e inclinas ante dioses falsos?; ¿por qué encorvas tu cuerpo como un esclavo ante vanos simulacros?  ¡Dios te ha hecho erecto! Si los demás animales fueron creados con posición inclinada hacia la tierra, a ti te otorgó un rostro vuelto hacia arriba: ¡hacia su Señor!  Conserva la dignidad en que has nacido y permanece como has sido creado por Dios; levanta tu ánimo en la dirección de tu rostro y de tu cuerpo: ¡Conócete a ti mismo para que puedas conocer a Dios!

- Nombre de Dios

El texto central veterotestamentario para comprender la Profesión de Fe en Dios es la narración de la zarza ardiente (Ex 3).  En ella Dios revela su nombre a Moisés, revelándose a sí mismo. 
“... Moisés replicó a Dios: si voy a los hijos de Israel y les digo: el Dios el Dios de vuestros padre me envía a vosotros, y me preguntan cuál es su nombre, ¿qué voy a responderles?
Y Dios dijo a Moisés: “Yo Soy el que Soy”.  Así responderás a los hijos de Israel: “Yo Soy”, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me manda a vosotros. Éste es para siempre mi nombre; éste es mi memorial, de generación en generación.” (Ex 3, 13-15)

Dos no revela su esencia, su ser, sino que se manifiesta como un Dios presente y salvador de la historia de los hombres. El yo-soy significa más bien yo estoy, yo estoy con vosotros, salvándoos: soy vuestro Dios, el Dios de vuestros padres, que me haré presente entre vosotros con mi fuerza salvadora.

En contra de la tendencia pagana por un dios local, por una divinidad concretada en un lugar y limitada a él, el Dios de los padres representa un cambio radical.  No es el Dios de un lugar, sino el Dios de las personas: el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que muestra su presencia operante en todo lugar donde se encuentra el hombre.  No un dios de la tierra ligado a un lugar sagrado, sino el Dios de la Historia. Yahveh es el Dios personal, deseoso de relaciones personales, que se manifiesta allí donde el hombre se deja encontrar por Él.

El “Yo Soy”, Isaías lo traduce con “Yo soy el primero y el último y no hay otro Dios fuera de mí.” (Is 44, 6)  El Dios de Israel se contrapone a los demás dioses y se muestra como el que Es, frente a los que no tienen consistencia, que cesan y pasan.  En la sucinta frase “Yo Soy” de la zarza ardiente, se apoyan los profetas en su lucha contra la idolatría.


Al dar nombre a una persona no se pretende decir qué es en sí misma, sino solamente hacerla nominable, es decir, poderla invocar, para poder establecer una relación con ella.  Por tener nombre puedo llamar a una persona, comunicarme con ella, entrar en comunión con ella.  El nombre propio da la capacidad de ser llamado.  Al comunicarnos su nombre, Dios se ha hecho nominable, invocable; puede ser llamado e invocado por el hombre.  Al revelarnos su nombre, Dios se hace cercano, accesible, nos ha permitido entrar en comunión con Él: “Como tú, Padre, en mí y yo en Ti, que ellos también sean uno en nosotros.” (Jn 17, 21)

Porque Dios tiene un nombre, no es una realidad impersonal, sino un ser personal, un yo, un tú.  No es un dios mudo y sordo, sino un Dios que habla y con el que se puede hablar.  Él en la Escritura, se nos presenta constantemente hablándonos como un yo:

Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto.
(Ex 20, 2; Os 12, 10)

“Yo soy Dios, y no hay otro, no hay otro Dios como yo.”
                   (Is 46, 9)

Y, porque Dios se presenta ante nosotros con su yo, nosotros podemos invocarle con un tú.  En vez de hablar de Dios, hablar con Dios:

                   “Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío,
                   préstame oído y escucha mis palabras.” (Sal 17, 6)

                   “Desde lo hondo a ti grito, Señor;
                   Señor, escucha mi voz:
                   estén tus oídos atentos
                   a la voz de mi súplica.” (Sal 130, 1-2)

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Orar sirve, es bueno para nuestra alma y nuestra mente.

De todos ustedes afectísimo en Cristo,

Antonio Garelli





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