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miércoles, 30 de octubre de 2019

MÍSTICA - Lilia Garelli - MUJER


“Santifícalos con La Verdad.  
Tu Palabra es La Verdad.” 

Riviera Maya, Q.R., México; Octubre 30 del 2019. 

M Í S T I C A 
Por: Lilia Garelli 


“… Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne.  
 Ésta será llamada mujer, 
 porque del varón ha sido tomada…” 
Génesis 2, 23 
  
MUJER 


Muy estimados en Cristo: 

Efectivamente, el gran amor de Dios Creador del Universo, reconocía la necesidad de Adán de tener una compañía, “… No es bueno que el hombre esté solo…” (Gen. 2, 18) alguien que fuera reconocida por él como carne de su carne, es por ello que Dios forma a Eva, “… De la costilla que Yahvé Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre…” (Gen 2, 22) con características diferentes, que le haría ¡sorprenderse! con su femineidad y virtudes propias de la Mujer, es entonces que Adán exclama las frases que enmarcan este escrito. 

Dios mismo al crear al hombre y a la mujer, a su imagen y semejanza y poner a sus pies cuanto había creado para que ellos la habitaran, disfrutaran y cuidaran, “… Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla…” (Gen 1, 28), Dios mismo inscribe en ellos un orden moral -ethos- siendo un conjunto de reglas de comportamiento morales que no se corromperían por sí mismas. 

Basta saber que el maligno, lleno de envidia hacia aquellos seres privilegiados del Omnipotente Dios, Creador y Padre, se acerca con la habilidad del más astuto de los animales –la serpiente- para acechar a Eva con el objetivo claro de confundirla para hacerla caer en desobediencia al Padre, a su vez invitando a su compañero, ofuscando la verdad y cayendo en “el misterio del pecado y del mal”. “… Creando el hombre y la mujer a su propia imagen y semejanza, Dios quiere para ellos la plenitud del bien, es decir, la felicidad sobrenatural, que brota de la participación de su misma vida.  Cometiendo el pecado, el hombre rechaza este don y al mismo tiempo quiere llegar a ser él mismo – como Dios, conociendo el bien y el mal…” (Mulieris Dignitatem 9 – SJP II) 

Desafortunadamente, los efectos del pecado lastiman la dignidad del hombre y la mujer al verse rebajada y por ello la unidad entre ellos dos “hombre y mujer” se rompe, a partir de ese momento la única forma de reestablecer esa unión será encontrando de alguna manera la plenitud de vida perdida, y esto solo podrá ser por medio de la entrega sincera de sí mismo al otro, como bien lo menciona San Juan Pablo II en su Carta Apostólica Mulieris Dignitatem”: 
“…Este dominio… (Gen 3, 16) indica la alteración y la pérdida de la estabilidad de aquella igualdad fundamental, que en la –unidad de los dos- poseen el hombre y la mujer; y esto, sobretodo, con desventaja para la mujer, mientras que sólo la igualdad, resultante de la dignidad de ambos como personas puede dar a la relación recíproca el carácter de una auténtica communio personarum-“ 

Los dos seres han merecido un castigo por ser autores del pecado y a partir de entonces todo les causará fatiga y todo lo harán con el sudor de su frente:   … A la mujer le dijo: … tantas haré tus fatigas… hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará… (Gen 3, 16)  …Al hombre le dijo:… con fatiga sacarás de él (el suelo) el alimento todos los días de tu vida… (Gen 3,17) 

Hace ya muchos años que la mujer ha buscado ser reconocida en la sociedad tratando de lograr igualdad de condiciones con respecto al hombre, en 1945 fue el primer acuerdo internacional para afirmar el principio de igualdad entre mujeres y hombres en la Carta de las Naciones Unidas, y de ahí se han derivado muchos otros esfuerzos, con la bandera de luchar por la “igualdad de género”, por desgracia los conceptos se han confundido y se ha llegado a puntos de vista desordenados, que en vez de mejorar la dignidad de la mujer, se ha ocasionado una ruptura total a la esencia de lo creado por Dios y mucho más al Plan de Dios inicial para la mujer. 

¿Por qué perder la riqueza de las cualidades con las que fue creada la mujer?  Buscando recordar todas ellas como si volviéramos a la esencia del Plan de Dios y tratando de que, a pesar de ser ahora naturaleza caída, podamos restituir a través del esfuerzo individual, aquellas virtudes con las que fuimos creadas, siguiendo los pasos de María, quien sí logró vencer al Maligno como lo podemos analizar en Génesis 3, 15 y Apocalipsis 12, 9:  “… enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje…”; - “…Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua…” 

Es importante mencionar la actitud de Jesucristo con la figura de varias mujeres que a lo largo de los años de su vida pública tuvieron contacto con él; donde Él era abierto, dispuesto, paciente y cercano a sus necesidades; al grado de cómo los varones de esa época y cultura “se sorprendían de que hablara con una mujer…”. En múltiples pasajes del Nuevo Testamento se refleja lo que “…significa la realidad de la redención para la dignidad y la vocación de la mujer…” (Mulieris Dignitatem 12 – SJPII). Les recomiendo ampliamente hagan un ALTO en su laboriosa semana, para leer y meditar el Capitulo V de Carta Apostólica de San Juan Pablo II – Mulieris Dignitatem, donde les quedará muy clara la “nueva forma de vida evangélica mostrada por Jesucristo hacia la figura de la mujer”. 

Sin duda, Jesucristo conocía la valía de la mujer y por ello la aceptaba cerca de Él, dándole el lugar y la misión que desde “el principio” había sido la Voluntad de Dios, por ello me gustaría enumerar las cualidades propias de esa – mujer – para que seamos capaces de reencontrarnos con nuestro Creador, aun cuando sea a través del dolor y la fatiga personal, porque de cualquier manera tenemos la esperanza de la vida eterna. 

Cualidades Humanas y Espirituales de la Mujer 

·         Femenina 
·         Su belleza fluye de su interior - profunda 
·         Don de la maternidad 
·         Valora el don de la vida y lo procura 
·         Temerosa del señor – fervorosa 
·         Trabajadora y dedicada 
·         Buena administradora 
·         Experta en planificar 
·         Valiosa – bien intencionada 
·         Fiable - sincera 
·         Generosa – siempre dispuesta con las necesidades de los demás 
·         Comprensiva ante las dificultades y los errores propios y de los demás. 
·         Da buen ejemplo – buenos modales 
·         Sabia en los retos de la vida  
·         Trae alegría y orgullo a su marido 
·         Busca que sus acciones trasciendan 
·         Anima e instruye a las más jóvenes 
·         Positiva – le gusta aprender 
·         Amable – cariñosa 
·         Paciente ante la incertidumbre 
·         Intrépida – no se vence fácilmente 
·         Cuida hasta el mínimo detalle 
·         Resiliente ante los problemas 

¡Recuerda, no existe la perfección en este mundo, 
 pero vale la pena trabajar por la Santidad y Jesucristo conoce tu interior 
– Sigue intentándolo! 


Afectísima en Jesucristo, 


Lilia Garelli 


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