“Santifícalos con La
Verdad.
Tu Palabra es La
Verdad.”
Riviera
Maya, Q.R., México; Agosto 14 del 2019.
Vísperas de la
Asunción de la Virgen María al Cielo.
M Í S T I C A
Por: Lilia Garelli
“¡Familia, sé lo
que eres!”
Papa San Juan Pablo
II
LA
FORMACIÓN EDUCATIVA ES INAGOTABLE
Muy estimados en Cristo:
Aceptando la invitación hecha por mi querido
esposo en el Blog DMD (que con tanto esfuerzo ha creado y compartido con ustedes a
lo largo de estos años), y siendo solo mi interés el dar un
granito de arena a la maravillosa labor que él ha tenido al
transmitir su conocimiento sobre “El Señor de su misión”; me
inspira iniciar mi participación con la frase que enmarca su lema “Solo por el gusto de proclamar el Evangelio”.
¿Qué es proclamar el
Evangelio?
Es transmitir – educar
– formar, en el Amor a Dios!!!
De ahí surge el título de este comentario, y de
los posteriores, en donde su contenido serán sencillos pensamientos
sobre la importante labor de un EDUCADOR
– FORMADOR, siempre con un toque de Mística y consejos básicos de
cómo vivirla.
¿Qué es educar - formar?
Del latín: EDUCARE = sacar afuera
lo mejor.
Bien decía Platón: “Educar es un proceso de perfeccionamiento y embellecimiento
del cuerpo y el alma.”
Del latín: FORMARE = transmitir conocimientos,
dar forma a algo que no existía.
Y Del griego antiguo: PAIDAGOGOS
= paidos (“niño”) y gogía (“conducir” o “llevar”).
¿Qué es Educar - Formar en el Amor a
Dios? ¡ESO ES EVANGELIZAR!
Me gustaría empezar con lo que ha sido una inquietud
personal desde mi niñez: “¿cómo lograr
la formación de una familia sana?”. Vamos a decir ‘lo más
integrada posible’. Si partimos de la base de que cada familia es un núcleo que
va conformando la sociedad en la que vivimos, y a su vez reconocemos la devastada
sociedad que existe hoy en día, nos damos cuenta del gravísimo problema a
resolver.
Si no estoy consciente de la trascendencia de transmitir mi conocimiento, mis experiencias de
vida, para dar lo mejor de mí, para formar algo que no existía entonces, ¿cómo puedo formar una familia positiva, dispuesta
a hacer todo lo mejor posible?
El nacer, crecer y vivir en una familia, nos
da las bases de lo que será nuestro desarrollo natural a lo largo de los años,
así es como tendremos experiencias de vida en nuestra niñez, adolescencia y
juventud que marcarán lo que en el futuro tendremos como proyecto de vida a
realizar.
Como católicos que somos, al nacer y crecer
en nuestra fe,
conducidos por lo que nuestros padres nos enseñaron –y seguramente también
el centro educativo al que asistimos– fuimos aceptando de forma natural todas
aquellas motivaciones y convicciones que interiorizamos, y que expresan mi
esencia espiritual. Así que, ¿qué soy? y ¿qué quiero ser? irán develándose
poco a poco con nuestras acciones.
“… Creó, pues, Dios al
ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó…”
Gen 1,27
Basta reconocer la imagen y
semejanza del hombre con respecto a Dios –en el alma espiritual que lo
identifica de forma especial de entre todo ser viviente que habita en la
tierra– para aceptar que el hombre no es una cosa, es una persona que puede
razonar y por lo tanto forjar su destino con las mejores decisiones para él y
para sus semejantes; siempre con el ejemplo de Amor que Dios nos ha dado.
Esta semejanza con Dios nos llevará a valorar
siempre cuál es la mejor acción que como Formador debo realizar. Las
diversas respuestas vendrán como propuestas en futuras cápsulas cada
miércoles.
Afectísima
en Jesucristo,
Lilia Garelli
Solo
por el gusto de proclamar El Evangelio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario