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martes, 13 de agosto de 2019

MÍSTICA - LA FORMACIÓN EDUCATIVA ES INAGOTABLE


“Santifícalos con La Verdad.
Tu Palabra es La Verdad.”


Riviera Maya, Q.R., México; Agosto 14 del 2019.
Vísperas de la Asunción de la Virgen María al Cielo.


M Í S T I C A
Por: Lilia Garelli


“¡Familia, sé lo que eres!”
Papa San Juan Pablo II



LA FORMACIÓN EDUCATIVA ES INAGOTABLE 

Muy estimados en Cristo:

Aceptando la invitación hecha por mi querido esposo en el Blog DMD (que con tanto esfuerzo ha creado y compartido con ustedes a lo largo de estos años), y siendo solo mi interés el dar un granito de arena a la maravillosa labor que él ha tenido al transmitir su conocimiento sobre “El Señor de su misión”; me inspira iniciar mi participación con la frase que enmarca su lema “Solo por el gusto de proclamar el Evangelio”. 

¿Qué es proclamar el Evangelio?  
 Es transmitir – educar – formar, en el Amor a Dios!!! 

De ahí surge el título de este comentario, y de los posteriores, en donde su contenido serán sencillos pensamientos sobre la importante labor de un EDUCADOR – FORMADOR, siempre con un toque de Mística y consejos básicos de cómo vivirla. 

¿Qué es educar - formar? 

Del latín: EDUCARE = sacar afuera lo mejor.

Bien decía Platón: “Educar es un proceso de perfeccionamiento y embellecimiento del cuerpo y el alma. 

Del latín: FORMARE = transmitir conocimientos, dar forma a algo que no existía. 

Y Del griego antiguo: PAIDAGOGOS = paidos (“niño”) y gogía (“conducir” o “llevar”).

¿Qué es Educar - Formar en el Amor a Dios? ¡ESO ES EVANGELIZAR! 

Me gustaría empezar con lo que ha sido una inquietud personal desde mi niñez: “¿cómo lograr la formación de una familia sana?”. Vamos a decir ‘lo más integrada posible’. Si partimos de la base de que cada familia es un núcleo que va conformando la sociedad en la que vivimos, y a su vez reconocemos la devastada sociedad que existe hoy en día, nos damos cuenta del gravísimo problema a resolver. 

Si no estoy consciente de la trascendencia de transmitir mi conocimiento, mis  experiencias de vida, para dar lo mejor de mí, para formar algo que no existía entonces, ¿cómo puedo formar una familia positiva, dispuesta a hacer todo lo mejor posible?

El nacer, crecer y vivir en una familia, nos da las bases de lo que será nuestro desarrollo natural a lo largo de los años, así es como tendremos experiencias de vida en nuestra niñez, adolescencia y juventud que marcarán lo que en el futuro tendremos como proyecto de vida a realizar.

Como católicos que somos, al nacer y crecer en nuestra fe, conducidos por lo que nuestros padres nos enseñaron –y seguramente también el centro educativo al que asistimos– fuimos aceptando de forma natural todas aquellas motivaciones y convicciones que interiorizamos, y que expresan mi esencia espiritual. Así que, ¿qué soy? y ¿qué quiero ser? irán develándose poco a poco con nuestras acciones.

“… Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó…” 
Gen 1,27 

Basta reconocer la imagen y semejanza del hombre con respecto a Dios –en el alma espiritual que lo identifica de forma especial de entre todo ser viviente que habita en la tierra– para aceptar que el hombre no es una cosa, es una persona que puede razonar y por lo tanto forjar su destino con las mejores decisiones para él y para sus semejantes; siempre con el ejemplo de Amor que Dios nos ha dado.  

Esta semejanza con Dios nos llevará a valorar siempre cuál es la mejor acción que como Formador debo realizar.  Las diversas respuestas vendrán como propuestas en futuras cápsulas cada miércoles.   

Afectísima en Jesucristo,

Lilia Garelli 








Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

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