Solemnidades y Fiestas de Guardar
De La Iglesia Católica
“Santifícalos con
La Verdad.
Tu Palabra es La
Verdad.”
Playa del
Carmen, Q.R., México;
Junio 9 del
2019.
“. . . quedaron
todos llenos del Espíritu Santo
y se pusieron a
hablar en otras lenguas. . .”
Hechos de los
Apóstoles 2, 4
SOLEMNIDAD DEL
DOMINGO DE PENTECOSTÉS,
LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
Muy
estimados todos en Cristo Jesús:
Es tan
sobrenatural ‘La Venida del Espíritu
Santo’, que con mucha dificultad, con el primer pensamiento que nos viene a
la mente, podemos abarcar su Divinidad total y su trascendencia. ¡Claro, para nosotros la materialidad es
determinante; y de lo que más nos acordamos es que los Apóstoles y Discípulos
empezaron a hablar en otros idiomas! Pero, ¿y en nuestra alma, qué sucede?
Llenos del
Espíritu Santo en primera instancia, es recibir los 7 DIVINOS DONES DEL
PARÁCLITO (abogado, intercesor, consolador):
Don
de Sabiduría
Para
que nos comuniques el gusto por las Cosas de Dios.
Don
de Inteligencia
Para
que nos des conocimiento de las verdades de la Fe.
Don
de Ciencia
Para
que nos enseñes el valor de las cosas terrenas.
Don
de Consejo
Para
que nos ayudes a aplicar Criterios Cristianos.
Don
de Piedad
Para
que aprendamos a relacionarnos con Dios Padre.
Don
de Temor de Dios
Para
que nos impulses a huir de las ofensas a Dios.
Don
de Fortaleza
Para
que despiertes en nosotros el apostolado.
Catecismo de la Iglesia Católica
números 1830-1831
Y si bien es
cierto que Los Dones del Espíritu Santo van directo al alma de cada uno, son
perfectamente utilizables con nuestra materialidad humana, esto es, nos mejoran
cabalmente; ‘en cuerpo y alma’. Y aquí
es donde debemos detenernos un poco en nuestro análisis o meditación; ESTOS
DIVINOS DONES SON ‘SOLO’ HERRAMIENTAS PARA NUESTRA MEJORA, DEBEMOS ‘USARLAS’
PARA QUE TODO SALGA MEJOR; y cuanto más las usemos mayor Bien estaremos
generando.
Con estas siete
‘herramientas’, y solo con ellas, estamos en posibilidad de ‘producir’ y
alcanzar los 12 FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO, que son:
La Caridad, para amar a propios y
extraños; a prój(x)imos y lejanos.
El Gozo, que es la alegría del ánimo de cara a Dios y mis
semejantes.
La Paz, para armonizar desde mi interior, mis ambientes
externos.
La Paciencia, para padecer y soportar sin alteraciones, mis
inconvenientes.
La Longanimidad, para poner constancia de ánimo frente a las
adversidades.
La Bondad, para alcanzar la inclinación hacia el Bien siempre.
La Benignidad, para convertir todo en Bien, sin importar circunstancias.
La Mansedumbre, para ser manso ante los designios de Dios.
La Fidelidad, para manifestar lealtad en la observancia de mis
deberes.
La Modestia, para desechar el engreimiento y la y la vanidad.
La Continencia, para moderar las pasiones y los malos sentimientos; y
La Castidad, para la abstención y el dominio de la carne.
Dios Padre
Creador, nos creó con un dechado de perfección tal, que cuando pecamos, no
somos capaces de eliminar absolutamente todo el Bien que hay en nosotros;
siempre queda algo. Y Esa premisa –de
Bien siempre presente en nuestra alma– es lo que impulsó a Dios Hijo Redentor
para salvarnos; pues, tan solo con un destello de Bien, podemos volvernos al
Padre. Y esas dos condiciones (creados
con Bien perenne y voluntad para la salvación), son el campo propicio para que
el Espíritu Santo pueda recuperar todo los que hayamos perdido con nuestro
pecado. ¡Qué Grande eres, Señor!
Orar sirve, es bueno para nuestra alma y
nuestra mente.
De todos ustedes afectísimo en Cristo,
Antonio Garelli
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