Santifícalos con La Verdad.
Ciudad de
México, Diciembre 26 del 2018.
DEL LIBRO
EL DEMONIO AL
ACECHO DEL MESÍAS
61 DE 77
V.13.- SEPULTURA
DE JESÚS
(Mt
27, 57-61; Mc 15, 42-47; Lc 23, 50-56; Jn 19, 38,42)
“Al atardecer
vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que se había hecho también
discípulo de Jesús. Se presentó a Pilato
y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces
Pilato dio la orden de que se le entregase.
José tomó el
cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en su sepulcro nuevo que
había hecho excavar en la roca; luego hizo rodar una gran piedra hasta la
entrada del sepulcro y se fue.
Estaban allí
María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro.”
Evangelio según San Mateo
“Y ya al
atardecer, como era la Preparación ,
es decir, la víspera del sábado, vino José de Arimatea, miembro respetable del
Consejo, que esperaba también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar
donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús.
Se extrañó
Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando al centurión, le preguntó si
había muerto hacía tiempo. Informado por
el centurión, concedió el cuerpo a José, quien comprando una sábana, lo
descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro nuevo
que estaba excavado en roca. . . María Magdalena y María de José se fijaban
dónde era puesto.”
Evangelio según San Marcos
“Había un hombre
llamado José, miembro del consejo, hombre bueno y justo, que no había asentido
al consejo y proceder de los demás. Era
de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. . .
Las mujeres que
habían venido con Jesús desde Galilea, fueron detrás y vieron el sepulcro y
cómo era colocado su cuerpo.
Y regresando,
prepararon aromas y mirra. Y el sábado
descansaron según el precepto.”
Evangelio según San Lucas
“Fueron, pues, y
retiraron el cuerpo. Fue también
Nicodemo –aquél que anteriormente había ido a verle de noche – con una mezcla
de mirra y áloe de unas cien libras.
Tomaron el cuerpo y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a
la costumbre judía de sepultar.”
Evangelio según San Juan
Trescientos sesenta y cuatro días al año hay Misa, solo
el Viernes Santo no. Este es el día de la infamia, de la
ignominia, de la vileza humana en su más repugnante expresión. ¡Hemos dado muerte a Cristo Jesús! La
Iglesia y su Magisterio, con la sapientísima enseñanza que
nos provee para este pasaje de la
Escritura , ordena que no se celebre la Eucaristía en memoria
al hecho, y en señal de arrepentimiento por nuestra falta. El Salvador está en el sepulcro. No hay
Redentor; está en camino. No hay
Transubstanciación de pan y vino en Cuerpo y Sangre de Cristo. Este es el momento de mayor orfandad de
nuestra existencia.
No voy a decir mucho sobre este
luctuoso evento; los Santos Padres de la Iglesia y muchísimos de sus insignes escritores
han redactado miles de páginas al respecto, la mía de nada más serviría. Pero sí te quiero dejar algo muy claro,
Satán: desde el dolor más profundo de mi alma, (y aunque sea solo recuerdo,
pues existe la evidencia del triunfo de nuestro Señor sobre la muerte), me
queda el gusto de gritar con emoción:
¡¡¡Nunca pudiste contra el Santo de Dios!!!
§ § §
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
Tu Palabra es La Verdad.
También me puedes seguir en:
Solo por el gusto de Proclamar El Evangelio
No hay comentarios:
Publicar un comentario