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jueves, 1 de noviembre de 2018

SOLEMNIDAD DE LOS FIELES DIFUNTOS


¡Alabado sea Jesucristo!

Ciudad de México, Noviembre 2 del 2018.

“. . . Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos. . .”
Apocalipsis 5, 9


SOLEMNIDAD DE LOS
FIELES DIFUNTOS

Muy estimados todos, en Cristo Jesús:

Ayer, Todos Los Santos; hoy, Los Fieles Difuntos.  Los primeros ya están en el Cielo, gozando de la Presencia de Dios nuestro Señor; los siguientes, ansían y esperan nuestras oraciones para su Salvación.  El Purgatorio (RAE: en la Doctrina Católica, estado de quienes, habiendo muerto en Gracia de Dios, necesitan aún purificarse para alcanzar La Gloria), es, pues, el lugar-estado de nuestra alma para su limpieza total.  

Para todas las culturas de la Historia de la Humanidad, los difuntos o muertos, siempre han sido una enorme incógnita; para los Cristianos, no.  San Pablo le recalca a los filipenses (y también a nosotros): “Para mí la vida es Cristo, y morir una ganancia.” (Fil 1, 21)  Esta es la principal razón por la que los Mártires Cristianos acogían su muerte por la Fe, con ánimo y hasta con agrado; porque morir por Cristo era conseguir la Vida Eterna.

Esta absoluta realidad de Fe, Esperanza y Caridad, es la que debe conducir el fin de nuestra existencia humana; no como una muerte perenne e insalvable, dolorosa e insoportable; sino como ‘un paso’ entre la materialidad de nuestra existencia en este Mundo, para alcanzar nuestro Cuerpo Glorioso, con el cual iremos a El Reino de los Cielos.

Si creemos que ‘después’ de la muerte no hay ‘nada más’, entonces sí debemos asustarnos, dolernos y hasta desquiciarnos; porque, además de que solo hemos vivido ‘media vida humana’ –la cósmica y material–, la ‘otra mitad de esa vida’ –que es espiritual y eterna– la podemos perder irremediablemente.

Los seres humanos somos cuerpo y alma, materia y espíritu, temporalidad y perennidad. No somos materia mortal solamente, somos animosidad eterna, enfrente de Dios.

No me quise atrever a recomendarles cualquier enlace para tan delicado tema como es El Purgatorio, así que mejor que El Magisterio de La Iglesia Católica sea quien aumente nuestro conocimiento al respecto; y nada mejor que El Catecismo para ello:

Orar sirve, es la mejor forma de permanecer con Dios.

De todos ustedes afectísimo en Cristo,

Antonio Garelli




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