“Santifícalos con La
Verdad.
Tu Palabra es La
Verdad.”
Ciudad de
México, Noviembre 26 del 2018.
“. . . Presentad
a Dios vuestras peticiones mediante la oración
y la súplica,
acompañadas de la acción de gracias.”
San Pablo
(Fil 4, 6)
MANUAL DE ORACIONES
(CONTINUACIÓN)
X Oraciones
de la Noche
Al término de la
jornada, el cristiano da gracias a Dios por los dones que le han sido
concedidos. Pide perdón por no haberlos
usado bien (balance del día). Invoca la protección divina para la noche, abandonándose en las manos de
Dios.
El balance es un medio eficaz para que
el hombre pueda constatar, en aquellas áreas de su comportamiento que más le
interesen, sus progresos o deficiencias.
La práctica de examinarse a la luz de Dios con rigor y sinceridad, ayuda
a mantener un proceso de superación y perfeccionamiento.
El balance debe ser,
ante todo, un encuentro consigo mismo y con Dios, en un clima de oración y de
diálogo con Jesucristo. El tema de este
diálogo es el cumplimiento de la Voluntad de Dios, sobre la propia vida y el
modo concreto en que se está realizando.
Comienza el balance
invocando el auxilio del Espíritu Santo para poder examinar la conciencia a la
luz de Dios y agradeciéndole de corazón las luces y gracias que precedentemente
Él nos ha otorgado.
Después se analizan los aspectos
positivos y negativos de la fidelidad a Dios, confrontándolos con el ejemplo de
Jesucristo y lo que el Espíritu Santo pide.
Hay que practicar la humildad y el espíritu de compunción, reconociendo
con absoluta sinceridad los fallos y progresos que se encuentren.
Al final, se pide
humildemente perdón por las fallas tenidas, proponiendo con firmeza rectificar
aquellos puntos en que se ha dejado de lado la Voluntad de Dios, y se invoca el
auxilio del Señor para reemprender el camino sin desalientos, con serenidad y
confiando en su Gracia.
El Balance
Petición de Luz
En el nombre del
Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo + Amén.
Señor
y Dios mío te doy gracias por los innumerables beneficios que me has concedido
y muy especialmente por haberme creado, redimido llamado a la Fe Católica y
elegido para ser apóstol entre mis hermanos, por haberme librado de tantos
peligros de alma y cuerpo. Ilumina mi
entendimiento para que reconozca mis culpas y concédeme la gracia de un
verdadero dolor y una sincera enmienda.
Se proponen algunas preguntas para ayudar a hacer el
balance diario, pero es aconsejable que, ayudado por el director espiritual de
cada uno, se formulen preguntas que respondan mejor y más directamente a la
propia situación espiritual y apostólica.
También puede usarse como guía una hoja de compromisos con Cristo.
1. ¿Vivo
con la conciencia de ser hijo de Dios, de llevar impreso en el alma el sello de
esta realidad? ¿Me comporto como hijo
bueno y fiel? ¿Hay algo en especial de
lo que Dios, mi Padre, puede estar satisfecho, o de lo que puede estar
descontento? ¿He buscado hacer la
voluntad de Dios en los diversos actos del día?
¿He puesto esta intención en ellos?
2. ¿He
hecho con sinceridad, esfuerzo y fervor mis compromisos de vida espiritual?
3. ¿He
cumplido mis deberes de estado (como hijo, como estudiante, como padre, como
madre, como esposo, como esposa, etcétera), con honestidad y responsabilidad,
con espíritu de servicio? ¿He buscado
más la Gloria de Dios y el bien de los demás que mis propios intereses personales?
4. ¿He
vivido la Caridad Cristiana en pensamientos, palabras, actitudes y obras,
haciendo el Bien a los demás, contribuyendo a hacerlos felices, especialmente a
los más cercanos, siendo paciente, no hablando mal de ellos, no guardando
rencor, perdonando, ayudando en las ocasiones que se me han presentado, según
mis posibilidades?
5. ¿Cómo
he vivido mi condición de apóstol? ¿He
puesto los medios y he aprovechado las ocasiones que se me han presentado para
ganar almas para Cristo? ¿Tengo uno
objetivos apostólicos claros y me he esforzado por conseguirlos? ¿He sido generoso en la donación de mi tiempo
y de mis bienes para hacer avanzar los intereses de Jesucristo?
6. ¿Qué
omisiones ha habido en mi conducta en este día?
7. ¿He
cuidado la formación delicada de mi conciencia?
8. ¿Conozco
mi defecto dominante? (falta de piedad, orgullo, amor propio, vanidad, pereza,
crítica negativa, envidia, gula, falta de caridad, frivolidad y
superficialidad, sensualidad, omisión, irresponsabilidad en el trabajo,
individualismo, indiferencia ante el bien común, entre otros). ¿Qué he hecho
hoy para superarme?
9. ¿Qué
ha sido lo más positivo de este día?
10.
¿Qué ha sido lo más negativo de este
día?
Se termina el balance dedicando unos momentos al diálogo
cordial y lleno de confianza con el Señor, para agradecerle los logros
alcanzados y para pedirle perdón por los fallos reconocidos, y su ayuda para
mejorar al día siguiente. Después se rezan las oraciones que siguen. El sentido del rezo del Credo es el de
profesar cada día, con mayor conciencia, la Fe Católica; y pedirle a Dios la
Gracia de testimoniarla abiertamente y permanecer fiel a ella, en toda su
integridad hasta el fin de la vida.
Padrenuestro
Padre nuestro, que está en el Cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la Tierra como en
el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
Avemaría
Dios te salve, María, llena eres de
Gracia. El Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores,
ahora
y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Credo
Creo en un solo
Dios,
Padre
todopoderoso,
Creador del
Cielo y de la Tierra
de todo lo
visible y lo invisible.
Creo en un solo
Señor, Jesucristo,
Hijo único de
Dios,
nacido del Padre
antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero
de Dios verdadero,
engendrado, no
creado,
de la misma
naturaleza del Padre,
por quien todo
fue hecho;
que por
nosotros, los hombres,
y por nuestra
salvación
bajó del Cielo
En las palabras que
siguen hasta ‘se hizo hombre’ se inclina la cabeza.
y por obra del
Espíritu Santo
se encarnó de
María, la Virgen,
y se hizo
hombre;
y por nuestra
causa fue crucificado
en tiempos de
Poncio Pilato;
padeció y fue
sepultado,
y resucitó al
tercer día, según las Escrituras,
y subió al
Cielo,
y está sentado a
la derecha del Padre;
y de nuevo
vendrá con Gloria
para juzgar a
vivos y muertos,
y su Reino no
tendrá fin.
Creo en el
Espíritu Santo,
Señor y dador de
vida,
que procede del
Padre y del Hijo,
que con el Padre
y el Hijo
recibe una misma
adoración y Gloria,
y que habló por
los profetas.
Creo en la
Iglesia,
Que es Una,
Santa, Católica y Apostólica.
Confieso que hay
un solo Bautismo
para el perdón
de los pecados.
Espero la
resurrección de los muertos
y la vida del
mundo futuro.
Amén,
Oración para antes de dormirse
Visita,
Señor, esta habitación; aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos
ángeles habiten en ella y nos guarden en paz, y que tu Bendición permanezca
siempre con nosotros. Por Jesucristo
nuestro Señor. Así sea.
Hasta aquí la
aportación del Manual de Oraciones (7ª. entrega).
El Lunes próximo
entregaremos una más.
Orar sirve, es bueno para nuestra alma y
nuestra mente.
De todos ustedes afectísimo en Cristo,
Antonio Garelli
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Solo
por gusto de proclamar El Evangelio.
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