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domingo, 25 de noviembre de 2018

7a. ENTREGA DEL MANUAL DE ORACIONES Oraciones de la Noche


“Santifícalos con La Verdad.
Tu Palabra es La Verdad.”


Ciudad de México, Noviembre 26 del 2018.


“. . . Presentad a Dios vuestras peticiones mediante la oración
y la súplica, acompañadas de la acción de gracias.”
San Pablo
(Fil 4, 6)



MANUAL DE ORACIONES
(CONTINUACIÓN)


X  Oraciones de la Noche



Al término de la jornada, el cristiano da gracias a Dios por los dones que le han sido concedidos.  Pide perdón por no haberlos usado bien (balance del día). Invoca la protección divina  para la noche, abandonándose en las manos de Dios.
         El balance es un medio eficaz para que el hombre pueda constatar, en aquellas áreas de su comportamiento que más le interesen, sus progresos o deficiencias.  La práctica de examinarse a la luz de Dios con rigor y sinceridad, ayuda a mantener un proceso de superación y perfeccionamiento.

El balance debe ser, ante todo, un encuentro consigo mismo y con Dios, en un clima de oración y de diálogo con Jesucristo.  El tema de este diálogo es el cumplimiento de la Voluntad de Dios, sobre la propia vida y el modo concreto en que se está realizando.

Comienza el balance invocando el auxilio del Espíritu Santo para poder examinar la conciencia a la luz de Dios y agradeciéndole de corazón las luces y gracias que precedentemente Él nos ha otorgado.
 
         Después se analizan los aspectos positivos y negativos de la fidelidad a Dios, confrontándolos con el ejemplo de Jesucristo y lo que el Espíritu Santo pide.  Hay que practicar la humildad y el espíritu de compunción, reconociendo con absoluta sinceridad los fallos y progresos que se encuentren.

Al final, se pide humildemente perdón por las fallas tenidas, proponiendo con firmeza rectificar aquellos puntos en que se ha dejado de lado la Voluntad de Dios, y se invoca el auxilio del Señor para reemprender el camino sin desalientos, con serenidad y confiando en su Gracia.
   
El Balance

Petición de Luz

En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo + Amén.

Señor y Dios mío te doy gracias por los innumerables beneficios que me has concedido y muy especialmente por haberme creado, redimido llamado a la Fe Católica y elegido para ser apóstol entre mis hermanos, por haberme librado de tantos peligros de alma y cuerpo.  Ilumina mi entendimiento para que reconozca mis culpas y concédeme la gracia de un verdadero dolor y una sincera enmienda.

Se proponen algunas preguntas para ayudar a hacer el balance diario, pero es aconsejable que, ayudado por el director espiritual de cada uno, se formulen preguntas que respondan mejor y más directamente a la propia situación espiritual y apostólica.  También puede usarse como guía una hoja de compromisos con Cristo.

1.     ¿Vivo con la conciencia de ser hijo de Dios, de llevar impreso en el alma el sello de esta realidad?  ¿Me comporto como hijo bueno y fiel?  ¿Hay algo en especial de lo que Dios, mi Padre, puede estar satisfecho, o de lo que puede estar descontento?  ¿He buscado hacer la voluntad de Dios en los diversos actos del día?  ¿He puesto esta intención en ellos?
2.     ¿He hecho con sinceridad, esfuerzo y fervor mis compromisos de vida espiritual?
3.     ¿He cumplido mis deberes de estado (como hijo, como estudiante, como padre, como madre, como esposo, como esposa, etcétera), con honestidad y responsabilidad, con espíritu de servicio?  ¿He buscado más la Gloria de Dios y el bien de los demás que mis propios intereses personales?
4.     ¿He vivido la Caridad Cristiana en pensamientos, palabras, actitudes y obras, haciendo el Bien a los demás, contribuyendo a hacerlos felices, especialmente a los más cercanos, siendo paciente, no hablando mal de ellos, no guardando rencor, perdonando, ayudando en las ocasiones que se me han presentado, según mis posibilidades?
5.     ¿Cómo he vivido mi condición de apóstol?  ¿He puesto los medios y he aprovechado las ocasiones que se me han presentado para ganar almas para Cristo?  ¿Tengo uno objetivos apostólicos claros y me he esforzado por conseguirlos?  ¿He sido generoso en la donación de mi tiempo y de mis bienes para hacer avanzar los intereses de Jesucristo?
6.     ¿Qué omisiones ha habido en mi conducta en este día?
7.     ¿He cuidado la formación delicada de mi conciencia?
8.     ¿Conozco mi defecto dominante? (falta de piedad, orgullo, amor propio, vanidad, pereza, crítica negativa, envidia, gula, falta de caridad, frivolidad y superficialidad, sensualidad, omisión, irresponsabilidad en el trabajo, individualismo, indiferencia ante el bien común, entre otros). ¿Qué he hecho hoy para superarme?
9.     ¿Qué ha sido lo más positivo de este día?
10.                       ¿Qué ha sido lo más negativo de este día?    

Se termina el balance dedicando unos momentos al diálogo cordial y lleno de confianza con el Señor, para agradecerle los logros alcanzados y para pedirle perdón por los fallos reconocidos, y su ayuda para mejorar al día siguiente. Después se rezan las oraciones que siguen.  El sentido del rezo del Credo es el de profesar cada día, con mayor conciencia, la Fe Católica; y pedirle a Dios la Gracia de testimoniarla abiertamente y permanecer fiel a ella, en toda su integridad hasta el fin de la vida.


Padrenuestro

Padre nuestro, que está en el Cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.  Amén. 


Avemaría

Dios te salve, María, llena eres de Gracia. El Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores,
ahora  y en la hora de nuestra muerte.  Amén.


Credo

Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra
de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación
bajó del Cielo

En las palabras que siguen hasta ‘se hizo hombre’ se inclina la cabeza.

y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al Cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con Gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su Reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y Gloria,
y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia,
Que es Una, Santa, Católica y Apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén,


Oración para antes de dormirse

Visita, Señor, esta habitación; aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz, y que tu Bendición permanezca siempre con nosotros.  Por Jesucristo nuestro Señor.  Así sea.



Hasta aquí la aportación del Manual de Oraciones (7ª. entrega). 
El Lunes próximo entregaremos una más.



Orar sirve, es bueno para nuestra alma y nuestra mente.

De todos ustedes afectísimo en Cristo,

Antonio Garelli





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