Santifícalos con La Verdad.
Ciudad de
México, Octubre 31 del 2018.
DEL LIBRO
EL DEMONIO AL
ACECHO DEL MESÍAS
53 DE 77
V.5.- MUERTE DE
JUDAS ISCARIOTE
(Mt
27, 3-9)
“Entonces Judas,
el que le entregó, viendo que había sido condenado, fue acosado por el
remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y
a los ancianos, diciendo: ‘Pequé entregando sangre inocente.’ Ellos le dijeron: ‘A nosotros, ¿qué? Tú
verás.’
Él tiró las
monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se ahorcó. Los sumos sacerdotes recogieron las monedas y
dijeron: ‘No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque son precio
de sangre.’
Y después de deliberar,
compraron con ellas el Campo del Alfarero como lugar de sepultura de los
forasteros. Por esta razón este campo se
llamó ‘Campo de Sangre’, hasta hoy.
Entonces se
cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: ‘Y tomaron las treinta monedas de
plata, cantidad en que fue preciado
aquel a quien pusieron precio algunos hijos de Israel, y las dieron por el
Campo del Alfarero, según lo que me ordenó el Señor.’”
¡Pues, ¿qué pensaba este iluso? (si es
que pensaba), ¿qué el Demonio estaba jugando; que solo estaban sucediéndose
estas cosas por casualidad?! Por supuesto que no, ¡el Demonio estaba al acecho
del Mesías! Y esto debió haberlo
discernido Judas antes de permitir que Satanás entrara en su alma.
Hay mucha gente ilusa (igual que
Judas), que se atreve a pensar en lo ‘predestinado’ que estaba el accionar de
Judas Iscariote, respecto a Jesucristo.
Déjenme explicarles una cosa. Los seres humanos predestinados, no existen.
Si existieran, la naturaleza humana no sería ni libre, ni con voluntad
propia, ni inteligente. Todos los
humanos libres, usamos nuestra inteligencia y nuestra voluntad para decidirnos
de acuerdo al libre albedrío del que Dios, desde la Creación , nos dotó. Judas era un hombre libre cuando Jesús lo
aceptó como discípulo, y también lo era cuando lo eligió como Apóstol.
Pero a Judas lo dominaban sus pasiones;
lo dominaban en el uso de su libertad; esto es, él permitía que las pasiones
superaran a su voluntad y a su inteligencia en la toma de decisiones. Era un esclavo de sus pasiones, pero
libremente decidido hacia ello. Nadie,
más que él mismo, llevó a Judas a traicionar al Divino Maestro. Satanás solo aprovechó las debilidades del
Izcariot, pero ni el Demonio tenía dominado por completo a Judas.
Éste infortunado Apóstol tuvo varias
oportunidades de arrepentimiento, pero nunca las quiso usar. Libremente pudo haber decidido no seguir
actuando mal, pero no lo hizo. El quiso
mantenerse contrario a Jesucristo, no a favor del Evangelio. Las dolorosísimas palabras de Jesús “Lo que tengas que hacer, hazlo ya.”, no
se dan antes de su traición, sino cuando ya ha vendido al Señor.
San Mateo lo dice muy claro: “. . . acosado por el remordimiento. . .”,
pero no actuando en arrepentimiento. Fue
a descargar su furia frente a los sumos sacerdotes y fariseos (que también se
habían aprovechado de él), en lugar de haber ido a pedir perdón ante Dios hecho
hombre, su Señor, Jesucristo, el Salvador.
Así lo decidió él mismo. Sus
actos así lo evidencian: tomó decisiones libremente, pero las tomó mal;
prefirió permanecer en pecado que arrepentirse.
No, en la vida humana no hay
predestinación. Eso es contrario a la
naturaleza con la que Dios nos creó.
Nadie peca si no quiere. El pecado
es un acto libre de voluntad que se da por evitar el bien; y ante la ausencia
de bien, presencia de mal. No hay pecado
en el desconocimiento, en la inconciencia o en la ignorancia. La voluntad, y el uso de ella, determina el
resultado de la acción.
Tampoco en el bien hay
predestinación. Ni siquiera la Santísima Virgen
María estaba predestinada, porque también a ella se le permitió usar libremente
su voluntad. María solo preguntó algo
que no sabía, mas no dudó. “¿Cómo será esto si yo no conozco varón?” y ante la respuesta que aliviaba su desconocimiento,
mas no eliminaba su duda (porque no la había), se presenta la evidencia más
grande que Dios nos ha dado del respeto que Él mismo tiene a la voluntad
humana: “He aquí la esclava del Señor;
hágase en mí según tu palabra.”
Inteligencia, libertad y voluntad, no predestinación.
Aquella ocasión, con María, el Demonio
perdió; esta vez con Judas, triunfó.
Pero esta vez, a ambos, de nada sirvió.
Uno pierde la vida suicidándose; el otro nos hace ganar la salvación
inmolando al Cordero de Dios. Aún en ese
afán despreciable de maldad, Satanás no pudo del todo con la voluntad humana:
él no quería muerto a Jesús; quería hacer sufrir al Cristo, para que con tanto
sufrimiento el Señor desistiera de su obra.
Pero los hombres lo mataron; y con ello el Maligno, aún sin quererlo, “ganó para nosotros la salvación, con la
muerte del Justo.”
Todos fueron tocados por el Diablo en
esos aciagos momentos de La
Pasión ; todos de acuerdo a sus debilidades y fortalezas, a su
humildad y su soberbia. Algunos
superaron las pruebas, otros no. Algunas
pruebas terminaron en la muerte, otras solo en la negación; pero no hubo
predestinación. Eso es una fórmula falaz
para justificar las malas acciones. Lo
que sí hubo fue un acecho incesante del Demonio hacia el Mesías y los suyos.
§ § §
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
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