Santifícalos con La Verdad.
Ciudad de
México, Septiembre 7 del 2018.
DEL
LIBRO
Veritelius
de Garlla, Apóstol Gentil
55 de 130
Villa Veritas, Roma Augusta Imperialis
Iunius X
XXXIX A. D.
PRIMER EVANGELÎUM CONCLUÍDO
Con
un inmenso placer recibo de Mathêo
Apóstol y del añorado Tadeus Tarquinii, un vultus
que han enviado por correo del “Christus
Mandatus”; contiene más de ciento veinte hojas de papirus y una misiva firmada por el Santo Hombre, que dice:
A
nuestro querido hermano en la Fe,
Veritelius
de Garlla, el Apóstol Gentil.
Saludos desde Etiopía, las cálidas y lejanas tierras
de Sabá y Efá; donde la comunidad de seguidores de nuestro Señor Iesus Christi
cada vez crece más entre los hermanos.
Sin lugar a dudas, nuestra venida ha sido muy benéfica, pues todos han
sido Evangelizadas con la Palabra de Iesus Nazarenus, bautizándoles en el
Nombre del Padre y del Hijo y del Sanctus Spirîtus.
A todos los Garlla les envían su amor sincero y su
recuerdo profundo Tadeus Tarquinii y su familia, quienes han sido una bendición
del Señor para éste su humilde siervo.
Las hojas que adjunto, Veritelius, son el final de
mis escritos acerca del Evangelio de Nuestro Señor Iesus Christi. Tú sabes qué hacer con ellos: tradúcelos,
cópialos y distribúyelos a todas las comunidades de fieles.
Que la Gracia de nuestro Señor Iesus Christus en
Comunión con el Padre y el Sanctus Spirîtus esté contigo y con todos los tuyos
del “Christus Mandatus”.
Mathêo Apostôlus,
Domini Servus.
Abisinia, África, Maius XXIX,
XXXIX Anno Domini
¡Esto
ha viajado tres mil millas romanas en doce días! ¡Magnífico trabajo el de Tadeus! y . . . ¡Celestiales los escritos del Sanctus Apóstol
Mathêo! Uno nunca necesitará más que leer a Mathêo Apóstol para creer en Iesus Christi y su Divino Evangelio:
El Misterio del Reino de los
Cielos.
Discurso Parabólico.
La Iglesia, Primicia del
Reino de los Cielos.
Discurso Eclesiástico.
Próxima Venida del Reino de
los Cielos.
Discurso Escatológico.
Pasión, Muerte y Resurrección
de Iesus Christi.
¡¡No
tengo palabras con qué agradecerle a Dios que nuestro trabajo del “Christus Mandatus” haya sido bendecido
con tan maravillosos escritos!! Estos
dos Galileos: Uno hablando y el otro escribiendo, son el duplus más sensacional y maravilloso que la humanidad vaya a
conocer jamás: Iesus Nazarenus, Deus
Christi; y Mathêo Apostôlus, Servus Domini.
¡EN ROMA, URBE DEL ORBE, SERÁ LEÍDO COMPLETO POR PRIMERA VEZ, EL EVANGELÎUM DE IESUS NAZARENUS SEGÚN MATHÊO
ANTE LA PRESENCIA DEL MISMÍSIMO CÉSAR CALÍGULA!
De
inmediato les enseño a Gallio y a Tito el tesoro razón de mi alegría, y ellos,
por supuesto, sí encuentran las palabras necesarias para la ocasión; me dice
Gallio, mi hijo:
–
¡Este es el triunfo más grande que hayas tenido en
tú vida, Patis! ¡Ninguno de los que
obtuviste como súbdito del César pueden siquiera asemejarse! ¡Ahora, como súbdito del “Christus Mandatus”,
has sido verdaderamente bendecido de Dios!
–
¡Alabado sea Ye Havá Wé Hayá! ¡Alabado sea Iesus Christi! ¡Alabado sea el Sanctus Spirîtus! ¡Alabado sea Dios en sus Ángeles y en sus
Santos! ¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!, grita el joven
Tito emocionado.
–
¡Amén!, respondo yo con
la voz envuelta en un profundo llanto de alegría y felicidad, que es consolado
por Lili, mi amada esposa, quien, también sollozando, me dice:
–
¡Veritelius, no
sabes cuán orgullosa estoy de ti! ¡Eres un soldado dignísimo en cualquier
ejército; bien sea de hombres o del mismo Dios!
En
el conteo del botín se conoce el alcance de la victoria lograda; éste incluye
personas (jerarcas, jefes y soldados), cosas (desde granos hasta oro) y tierras
(con todo cuanto contengan); hoy solamente tengo un montón de hojas, sin
embargo, nunca jamás ‘algo’ llenó más mi alma.
Cinco años de insistente trabajo hoy están redituando su fruto: El
Evangelio, según Mathêo Apóstol, ha
sido concluido.
+ + +
Roma Augusta Imperialis
Dies Solis,
Iunius XIII
XXXIX A. D.
LECTURA DEL
SANTO EVANGELÎUM
SEGÚN MATHÊO APÓSTOL
Estamos
en el Amphitheatrum Augusti, una gran
construcción pétrea en pleno Forum
Augusti, en el corazón de la Roma
Imperialis , donde nos hemos dado cita más de tres mil personas para
escuchar la lectura (por primera vez en la Historia), del Evangelîum según Matheus
Apostôlus; coincidentemente, hoy se cumple el VI Aniversario del “Christus
Mandatus”, que inició en el XXXIII
Anno Domini, con una orden de Tiberio
Julio César; aquél día de mi cumpleaños LIV que disfrutábamos apaciblemente, mi
familia y yo, en nuestra querida Villa
Garlla Mediolanum. De entonces a
este día, exactamente seis años después, han sucedido muchísimas cosas; algunas
convenientes otra inconvenientes, pero todas han aportado su parte para este
glorioso Domini Dies.
Han
sido invitados (y han hecho acto de presencia –obligados o no – pero aquí
están), todos los Senadores y Tribunos que se encuentran en Roma, los más altos
dignatarios de visita en la Urbe, los Jefes de Sinagogas y los Iudaicus ‘seguidores’ de Iesus Nazarenus. Todos encabezados por César Calígula y su Imperialis Familia. Así, de un solo golpe, tres mil seres humanos
serán ‘Evangelizados’ con la Verbum
Domine que escucharán; tres mil mortales podrán cambiar el sentido de sus
vidas, en la que ahora viven y en la que pueden ‘esperar’. Desde hace seis años Tiberio Julio César y yo
nos imaginábamos este momento; él ya no vive, pero existe aún en nuestra
memoria, por lo tanto vive.
Los
lectores serán Tito, hijo de Diófanes Pireo y Gallio de Garlla, mi hijo.
Leerán recitando los versículos en que
está dividida la narrativa del Apóstol Mathêo;
y cuando haya diálogos, alternarán entre los dos las frases de cada uno de los
exponentes. La sesión estará dividida en
tres partes: la primera desde el Nacimiento
de Iesus Nazarenus hasta la Promulgación del Reino de los Cielos;
la segunda hasta la Predicación del
Reino de los Cielos; y la tercera parte será la Pasión, Muerte y Resurrección del Hijo de Dios. Entre cada parte habrá un descanso y
refrigerios para todos los invitados. La
duración del evento será de tres horas aproximadamente. La acústica del lugar, que es magnífica,
ayudará mucho a la atención de los asistentes para cuanto les sea leído.
En
punto de la Cuarta Hora del día, inicia Tito; pidiendo a todos los presentes
nos pongamos de pié para elevar una plegaria a Dios. El joven hombre, con una serenidad
impactante, dice:
“Ven Espíritu Santo;
Llena los corazones de tus fieles y
enciende en ellos el fuego de Tu amor;
Envía Señor Tu Espíritu Creador.
Y se renovará la faz de la tierra.”
De
inmediato Gallio le responde:
“Oh, Dios, que haz iluminado los
corazones de tus hijos
Con la Luz del Espíritu
Santo,
haznos dóciles a sus
inspiraciones
para gustar siempre del bien
y gozar de sus consuelos.”
Y
todos los que sabemos de ‘estos asuntos’, contestamos ¡¡Amén!! Esta oración la
conozco muy bien, la repiten Los Apóstoles y Discípulos cada vez que inician
una de estas ‘celebraciones.
La
voz de Tito es diáfana, limpia y clara; retumba por todos los lugares del amphitetrum y se escucha como si
estuviera sentado a un lado de nosotros.
Su lectura y pronunciación del latín nada le piden a los grandes
oradores que hay en el senado; en realidad está como en un podium, praedicandum la Verbum Domini. Ayer que practicaban los dos, se apreciaba
claramente cómo se concentraban de tal manera, que parecían oráculum in auguris; ambos están muy
“agradecidos con Dios de lo que están haciendo”. Así dicen ellos.
Al
término de la primera parte, el ‘maestro de la ceremonia’ que es el Sacerdote
Theodorus Cautonia, invita a todos a tomar algún bocadillo y alguna bebida para
poder mantener debida atención de los lectores.
El murmullo de la gente por los comentarios sobre lo que han oído flota
por todo el ambiente; y César Calígula, a lado de quien me encuentro, dice:
–
Qué
impresionante es todo esto, Thius Veritelius, jamás pensé que fuese algo tan
serio y tan profundo. Este Iesus
Nazarenus bien puede ser un hijo de cualquiera de nuestros amados dioses.
–
Bien podría ser,
le
contesto yo, solo que aquí estamos
hablando de El Hijo de Dios, no de Hermes o de Apolo; sino del Mashiaj, el
Christi, el Salvador de los hombres, Calígula.
Ahora verás la segunda parte, es aún más interesante. Respondo a su
comentario.
Cuando
inicia la lectura de la segunda parte, el silencio es total; solo se oye la
potente voz de Gallio recitando cada parte de la narrativa del Apóstol Mathêo.
Impresionante, debo decir; muy impactante es esto para mí. Por supuesto, la madre del muchacho, mi amada
esposa Lili, contiene el llanto, suspira y enjuga sus lágrimas a cada
instante. El sol cae a plomo desde el
cielo; sin embargo, los lienzos de gruesa tela que han sido colocados desde la
parte más alta del amphiteatrum,
hasta el techo del pulpitum, nos
protegen completamente, por lo que la estancia hasta es agradable.
Al
inicio de la tercera parte, y dado que los iudaicus
que ocupan la parte más alta del recinto ya saben lo que va a leerse, han
iniciado unos cánticos muy hermosos en su lengua, usando prácticamente una sola
palabra: H A L L E L U I A H, hacen un
coro por demás armonioso, subiendo y bajando la voz, en el que participan por
igual hombres y mujeres; algo raro en ellos, conociendo sus raras costumbres de
convivencia.
Cuando
ellos terminan el canto, los dos jóvenes oradores continúan juntos la lectura
con tal exactitud y parsimonia, que yo podría asegurar que hay dos ángeles del
cielo leyendo para nosotros. Mathêo es un Rabbuni, aunque él no quiera que yo le llame así, es un auténtico
Maestro de la Ley, los Profetas y los Santos Escritos. Ha traspasado para la posteridad por medio de
sus narraciones, la Mishná de Divino Rabbuni Iesus Christi, en sus Parábolas
y ejempli-ficaciones. Divinus Magíster Magisterium. Ni qué decir, esto es una Bendición de Dios.
En
los diálogos que se desarrollan en el prendimiento, ‘juicio’, azote, tormento,
crucifixión y muerte del Señor, los llantos ya no son contenidos; muchos,
incluso algunos no judíos, lloran con tal sentimiento que Gallio y Tito han de
suspender momentáneamente su lectura. La
escena es desgarradora, pues no se trata de una ‘obra de teatro’, sino de la
narración verídica de hechos que así ocurrieron en esos desagradables
momentos. Mathêo inclusive ha tomado a la letra algunas partes del ‘Juicio de
Poncio Pilatus a Iesus Nazarenus’,
que yo mismo le facilité para su consulta.
No hay una sola mujer que no esté llorando; y habemos muchos hombres que
también lo estamos haciendo.
A
las palabras en arameo de “¡Elí, Elí!,
¿lammá sabacthaní?” transcritas por Mathêo
Apóstol, y dichas por Iesus Nazarenus
en la cruz, todos los iudaicus sin
excepción, se han hincado en sus lugares, tapándose el rostro con sus
manos. Todos los ‘gentiles’ volteamos
angustiados a mirarlos, pues han hecho un acto de tal forma doloroso, que hemos
quedado impresionados todos. También
Tito y Gallio han genuflexionado ambas rodillas.
El
silencio es sepulcral; impactante, abrumador.
Los dos jóvenes en el podium
se levantan primero y al mismo tiempo todos vuelven a tomar sus lugares. César Calígula está admirado y consternado
profundamente; no dice una palabra, pero su mirada lo delata del todo; casi
podría yo leer su pensamiento que dice: “¿Cómo fue posible que se cometiera ese
salvaje asesinato?” Pues lo fue. Por ello vale de gran manera que Tiberius Iulius Cæsar, Imperator Maxîmums, haya
instruido a las más altas autoridades del Imperio para que se reestableciera el
honoris, la lex y la iustitia de
Roma, por tan deleznable momento, a
través del “Christus Mandatus”. Yo solo puedo decir ¡Alabado sea Iesus Christi!
Casi
cuatro horas ha durado la lectura y la gente no se ha movido de sus lugares; es
más, han llegado mayor cantidad de personas que cuando iniciamos. Nadie sabe si aplaudir, reír o llorar, porque
los sentimientos son muy encontrados; y entonces, desde lo alto, se vuelve a
oír el coro angelical:
“Ha-le-lu-iah”,
“Ha - leee - lu - iah”; “Ha – le – lu –
iah”, “Haa – le – lu – iah.”
Las
felicitaciones llegan de todos los asistente; pues han quedado maravillados con
las lecturas escuchadas. Muchos de
ellos inclusive quieren una copia del “Evangelio según Mathêo Apóstol” como un libris
personal; pero Theodorus y Andrónico me han sugerido que primero tenga la
autorización del Apóstol Petrus al
respecto. Así se hará.
Sin
embargo, de todo esto a mí me queda una duda muy grande (y esta sí que la voy a
consultar con el Apóstol Jefe); Mathêo
dice en sus últimos dos versículos lo siguiente:
Euntes ergó
docete omnes gentes, baptizantes cos in nomine Patris, et Filii, et Spirîtus
Sancti.
Docentes eos servare omnia quæcumque mandavi vobis. Et ecce
vobiscum sum omnimus usque ad consumationem sæculi.
Id pues, y
enseñad a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y
del Espíritu Santo.
Enseñándoles a observar todas las cosas que os he
mandado. Y mirad que yo estoy con
vosotros todos los días hasta la consumación del siglo.
“.
. . todas las gentes. . .” significa TODAS LAS PERSONAS, sin importar si son o
no iudaicus. Si esto fue lo que dijo el Señor, a mí me lo
tienen que explicar mejor, porque yo no lo entiendo como ellos. PARA MÍ, ESTO SIGNIFICA QUE EL EVANGELIO ES
PARA ABSOLUTAMENTE TODOS, no solo para iudaicus.
Todos
debemos ser Bautizados y todos debemos ser enseñados. . . eso es el “Christus Mandatus”; eso fue lo que pensó
Tiberio desde el principio. TODOS Y POR
SIEMPRE, que es lo que significa la frase “ad
consumationem sæculi”; porque
obviamente, nadie vive todo un siglo.
Con
nadie hablaré este asunto hasta que tenga frente a mí a Los Doce o los que
queden de ellos en Hierosolyma. ¡Porque
yo quiero ser Bautizado! Aunque no sea judío.
† †
†
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
Tu Palabra es La Verdad.
También me puedes seguir en:
Solo por el gusto de
Proclamar El Evangelio
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