Santifícalos con La Verdad.
Ciudad de
México, Agosto 31 del 2018.
DEL
LIBRO
Veritelius
de Garlla, Apóstol Gentil
54 de 130
Villa Veritas, Roma Augusta Imperialis
Aprilis XIX
XXXIX A. D.
LAS ÚLTIMAS DE
HERODES ANTIPAS
He
sido convocado nuevamente al Domus
Palatinum por el César Calígula, pero ahora para un asunto de Estado:
apresar y confinar sin comunicación a Herodes Antipas, quien después de su
destitución por Tiberio César, ha tenido el descaro de venir a pedir al nuevo
Emperador, le proclame rey de los iudaicus
de toda la región de Palestina. ¡Este hombre verdaderamente está loco! Solo a un demente se le puede ocurrir tal
atrevimiento; por supuesto, Calígula ni siquiera le ha recibido personalmente y
el Ex Tetrarca de Galilea, cansado de esperar “su audiencia” con el César, ha
partido hacia Lugdunum, en la
Gallia.
Pero
esto no es lo más grave del asunto; el hecho es que con mis reportes periódicos
sobre el progreso del “Christus Mandatus”
(en el cual Calígula sigue muy interesado, por lo cual doy gracias al Señor),
el César se ha enterado de las constantes actividades de desestabilización que
realiza Herodes Antipas con ‘libertadores’ zelotes y Maestros Fariseos; con los
primeros contra el Ejército Imperial, con los otros contra los seguidores de Iesus Nazarenus. A sus sesenta años de edad, este hombre
debiera estar pensando en cómo recuperar su salud (desvastada por sus
costumbres perniciosas); y no cómo causarse más problemas en los círculos del
poder, el cual ya no tiene.
Así,
pues, mi labor es inhabilitar por completo a Herodes Antipas, para que el César
Calígula se proclame a favor de Herodes Agripa, nieto de Herodes el Grande (y
su gran amigo de la infancia), nombrándole Rey de Iudae sin que desaparezca la
Procura del Senado en esa misma región.
Este es, entonces, un problema militar, político y de gobierno en el
cual el Joven Emperador quiere salir sin mancha; he aquí la verdadera razón de
mi intervención. El Tribunus Legatus de Europa puede realizar los movimientos requeridos
en los tres campos de acción, sin ninguna participación directa del Senado, que
es lo que Calígula quiere impedir.
Además, como Plenuspotenciarius
del “Christus Mandatus” (y en bien de la seguridad de los que éste protege,
que son los seguidores de Iesus Nazarenus),
yo puedo inclusive juzgarle y condenarle si fuese necesario. Ya está aprendiendo a utilizar sus medios el
Joven Emperador.
Las
acciones tienen que ser inmediatas, pues el devenir de los acontecimientos con
tan peligroso individuo, fácilmente pueden ser desfavorables; hoy mismo
iniciaremos nuestra intervención directa en el asunto. Lugdunum
está a cinco días de distancia por tierra o por mar desde Roma, aún usando
nuestros correos especiales; uno de ellos saldrá de inmediato con la orden de
aprehensión firmada por mí. Cuando estemos allá, decidiremos qué es más
conveniente hacer; siempre considerando al ‘personaje’ de que se trata.
ITINERARIO DEL
VIAJE
DE VERITELIUS DE
GARLLA A
LUGDUNUM, GALLIA Y CÆSAR AUGUSTA, HISPANIA
PARA APRESAR A
HERODES ANTIPAS
FECHA SALE DE LLEGA
A MILLAS Rom. DIAS
20 Aprilis Roma Massilia
450 por mar 1.5
22 Aprilis Massilia
Lugdunum
200 por tierra 1.5
24 Aprilis Lugdunum Massilia
200 por tierra 1.5
26 Aprilis Massilia Tarraco 300 por
mar
1
27 Aprilis Tarraco Cæsar
Augusta 140 por
tierra 1
28 Aprilis Estancia en Cæsar Augusta 1
29 Aprilis Cæsar Augusta Tarraco 140 por
tierra 1
02 Maius Tarraco Roma 640 por
mar
2.5
Lugdunum (Lyon) es el
centro de Predicación de Matías Apóstol (el sustituto del que traicionó a Iesus Christi), quien fue enviado aquí
desde hace dos años al igual que todos los demás que salieron de Hierosolyma; seguramente él sabe de la reciente llegada de
Herodes Antipas a tierras galas y debe estar al pendiente de sus
movimientos. En cuanto lleguemos a la
colonia romana contactaremos con él para saber de su estado y vicisitudes.
+ + +
Lugdunum, Gallia
Aprilis XXIV
XXXIX A. D.
APREHENSIÓN Y CONFINAMIENTO
Nuestras
travesías marinas y terrestres han sido de acuerdo a lo planeado; Aprilis siempre ha sido un mes
maravilloso para viajar, repostar tropas e iniciar batallas de expansión del
Imperio. Las máximas hazañas de nuestros
Supremos Césares en plena actividad como Comandantes del Ejército Imperial, se
han dado en los meses de la primavera.
Igual Julio César, que Augusto o Tiberio. Hoy el viaje es para detener a uno solo de
los enemigos que tiene el Imperio; un hombre con cepa real que solo se ha
dedicado a la lujuria y el desenfreno sin preocuparse en absoluto de sus
súbditos, ni en sus necesidades, ni en sus proyectos, ni en el devenir de sus
vidas; solo ha vivido para atender su propia vanidad y sus excesos.
Pero
no es el desorden y la vileza de su vida lo que nos trae por él hasta Lugdunum, sino el peligro que representa
para la Pax Romana en Palestina; durante todo el tiempo de su mandato como
tetrarca, que se ha prolongado por más de cuarenta años, solo hemos encontrado
problemas y enfrentamientos en esa estratégica zona del Imperio. Y con su nueva
locura de ‘querer ser proclamado rey de los judíos’, ha puesto muy inquieto al
Joven Emperador Calígula, quien ahora quiere estar seguro de su inhabilitación
total de los círculos del poder provincial de Roma.
Lugdunum es una Colonia
Romana fundada como estación militar hace poco más de setenta años; sin embargo,
se ha desarrollado de forma muy importante dada su privilegiada situación
geográfica, ideal para la defensa de la Gallia,
un territorio por demás importantes para el Imperio. Cuenta con edificios públicos pétreos como
templos, teatro, officina, domus y almacenes; las instalaciones de
la milicia son inmensas, capaces de contener diez Legiones Romanas en cuartel
durante el frío Ivierno. Los pertrechos militares de armas y alimentos
se abastecen con facilidad desde Massilia,
los cuales son utilizados para guerrear contra los bárbaros germánicos que
habitan Belgium y las tierras del
oriente septentrional.
Nosotros
solo somos catorce, esto es, mi escuadra, Tremus mi asistente y yo; pero le he
ordenado al General Magíster Legionario alistar una Centuria por si fuese
necesario. Herodes Antipas no puede
viajar con tropas ni guardias, pues ha sido destituido del cargo de gobernante
que tenía; y hacerlo sería considerado como una ‘invasión armada’ contra la
Milicia Romana del Imperio. Sin embargo, no es difícil que en su tumultuoso
séquito haya gente armada para su protección personal; todo puede esperarse de
este singular hombre. En punto de la
primera hora nos apostamos en el domus que ha sido identificado como el lugar
de su residencia y procedemos al arresto ordenado por el César.
–
¡Ave César
Calígula!, grita
Tremus con su poderosa voz frente al portón de la entrada; ¡en presencia, huestes del Emperador en misión militar!
–
¡Aquí vive el
Tetrarca de Galilea, el Rey Herodes Antipas! Contesta un hombre desde el
interior; ¡esta es una mansión con
protección Romana!
–
No hay ninguna
protección Romana para Herodes Antipas, pues hay orden del César para
aprehenderle; ¡abra el portón o será derribado!, amenaza con
firmeza Tremus.
–
El Rey Herodes
aún duerme, señor, contesta
el angustiado vigía.
–
¡Abra el portón
o usted será muerto por desacato!, insiste Tremus.
Inmediatamente
se oye el retiro de las trancas de la puerta, para permitir el paso de los
cincuenta Legionarios Romanos que nos acompañan, quienes al instante toman sus
posiciones de ataque y defensa que el caso amerita, dentro y fuera de la
mansión. Todos permanecemos en nuestros
caballos en el patio interior del domus,
esperando la orden de desenfundar armas y desmontar; la cual da Tremus de
inmediato.
–
¡Preparen carga!, grita el
Centurión, apareciendo al instante Herodes Antipas por la puerta de acceso al domus.
–
¡¿Qué sucede,
soldado, qué no ha entendido quién vive aquí?!, grita con su
estridente voz el ex monarca galileo.
–
¡Ave César
Calígula!,
le respondo aún montado en mi caballo; ¡Herodes
Antipas, es usted rehén del Emperador!, cualquier intento de resistencia será
cobrado con la muerte de quien lo haga; inclusive la suya.
–
¡Tribunus
Legatus Veritelius de Garlla, que gusto me da volver a verle!, responde el
cínico iudaicus.
–
No creo que
pueda ser así, Herodes, a partir de este momento está usted bajo mandato del
César y será confinado por desacato de sus órdenes. ¡Átenle y vámonos!, le digo a los
Legionarios que están de a pie.
–
¡Tribunus
Legatus, usted sabe quién soy! ¡no me pueden estar apresando de esta manera!, lloriquea el
desagradable ‘hombre’.
–
Precisamente
porque sé quién es usted, lo llevaremos preso, Herodes, le contesto al
galileo.
Ni
siquiera regresaremos al militia campus;
desde aquí partiremos de inmediato a Massilia
para embarcar a Tarraco y de allí
cabalgar hasta Cæsar Augusta, en Hispania, que es donde Calígula lo
quiere encarcelado. Nadie nos ha
seguido, nadie sabe nuestro itinerario, nadie sabe quién es nuestro rehén; la
captura ha sido ejecutada a la perfección y el gran asesino de iudaicus y gentiles de Palestina, pasará
sus últimos días en un prisión romana en Hispania. Allí terminará el último de los responsables
de la muerte de Iesus Nazarenus.
+ + +
Domus Palatinum, Roma Augusta Imperialis
Maius III
XXXIX A. D.
INFORME AL CÉSAR
CALÍGULA
Al
día siguiente de nuestro arribo a Roma soy recibido por Calígula; el joven
monarca quiere asegurarse que todo ha sido ejecutado y que sus órdenes han sido
cumplidas.
–
¡Ave César
Calígula!,
digo instintivamente cuando veo al Emperador; el cual mueve su cabeza en
desaprobación por mi gesto.
–
¡Thius
Veritelius, qué gusto me da verte!, dime ¿cómo te ha ido con el nefasto villano
de Galilea?,
me pregunta sin dar importancia a mi falta.
–
Todo bajo
control, querido Calígula, no ha habido ni siquiera un contra-tiempo que
lamentar; Herodes Antipas se encuentra recluido en la prisión militar de Cæsar
Augusta. Le respondo al
hombre.
–
¡Muy bien, Thius
Veritelius!, con razón había tanta confianza en ti de mi avus Tiberio; eres el
ideal de eficacia y eficiencia del Ejército Imperial. ¡Te felicito Thius!; me dice en
buen tono el Joven Emperador.
–
Gracias,
Calígula; igual que Tiberio César, tú también podrás confiar en mis servicios y
acciones militares; recuérdalo siempre, yo soy un militar leal al Imperio y a
su Gobernante Máximo.
Le contesto con sinceridad.
–
Bien, Tribunus
Legatus, siempre lo tendré presente.
Dime Thius, ¿cuándo regresarás a Hierosolyma?, me pregunta casi
con pena.
–
No tengo planeado
ningún viaje hacia allá, Calígula, pero si tú necesitas que yo vaya, de
inmediato me preparo para eso, respondo.
–
No, Thius, yo no
necesito que vayas; solo quería aprovechar una de tus estancias allá para
cuando sea nombrado el próximo Procurador por el Senado; que espero se haga
pronto; me
explica él.
–
Allá estaré
cuando sea necesario, Calígula; le contesto con atención.
–
Bien, Thius,
gracias por decirlo. Cuéntame,
¿cómo van los avances de tu ‘Domus Palacio’ en Creta?, pregunta con
interés.
–
Muy bien, Calígula,
los avances son muy buenos; Sóstenes cree que podremos mudarnos allá el próximo
año. Sinceramente, me aterra el exceso
de lujo que éste hombre esté poniendo en la Villa; algo que para mí, es
absolutamente innecesario. Le comento al César.
–
No Thius, no es
innecesario; además tú y tu familia se lo merecen; de alguna forma ha de
recompensar el Imperio a tan valiosos súbditos y ahora familiares del
Emperador; me
responde.
–
Acepto, solo
porque tú lo dices, Calígula.
† †
†
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
Tu Palabra es La Verdad.
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Solo por el gusto de Proclamar El Evangelio
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