Santifícalos con La Verdad.
Ciudad de
México, Agosto 10 del 2018.
DEL
LIBRO
Veritelius
de Garlla, Apóstol Gentil
51 de 130
Misena, Pozzuoli, Campania, Italia
Martius XVI
Año XXIV del Reinado de Tiberio Julio César
XXXVII A. D.
IMPERIALIS
LUCTUS
Tiberius Iulius Cæsar,
mortûus est. Ni siquiera a
Pozzuoli pudo llegar. Era tal su deseo
de morir y tan grave su estado de salud, que las fuerzas se le acabaron por
completo cuando le desembarcaron en Misena.
Tiberio será uno de esos estadistas de la Historia Universal que tendrá
de todo: quien le critique, quien le reconozca, quien le alabe. Los que le amamos le recordaremos siempre
como gran gobernante, gran hombre, gran padre; alguien que detestaba el
protagonismo, teniendo que protagonizar por su importancia como guía; alguien
que vivió en la opulencia, pero que nunca olvidó y siempre atendió, las
demandas de los más necesitados.
Para Roma fue el
Emperador ideal, después del aclamado Augusto César. En Tiberio todos tuvieron
su lugar, el Senado, el Ejército y el Pueblo.
Con él se crearon las primeras Provincias Senatoriales por elección; no
como dádiva del Divino Emperador, que siempre fueron una deuda. Con él, el
Ejército Imperial logró su plena institucionalización, sin dependencia del
caudillismo personal. Con Tiberio el
Pueblo Romano aprendió a vivir con el gobernante, no a sobrevivir de lo que el
gobernante le daba. Fueron los
veinticuatro años del Gobierno Imperial de Tiberio César, lo que consolidó la Pax Romana alcanzada con las armas y la
maquinaria de guerra.
Para mis hijos
fue el abuelo paterno que nunca tuvieron y para mí el padre que siempre me
faltó. De frente a su luz, yo proyecté
mi sombra; y nunca usé la suya para protegerme de otra luz.
Pero
sobre todo eso, la posteridad podrá juzgar a Tiberius Iulius Cæsar
como el estadista que hizo posible a través del “Christus Mandatus” conocer la grandiosidad del Hijo de Dios, quien
escogió nacer en total y patente humildad entre los hombres a los que vino a
salvar: Iesus Nazarenus.
+ + +
Roma Augusta Imperialis, Urbe del Orbe
Martius XXVI
XXXVII A. D.
CAYO IULIUS CÆSAR CALÍGULA,
IMPERATOR MAXÎMUMS
Ayer terminaron
los diez días de Imperialis Luctus
decretados por Calígula en honor a su tío abuelo, mentor y protector Tiberio
César. Hoy, Calígula será aclamado Imperator Maxîmums Romanorum, lo que le
confiere el poder absoluto en el inmenso territorio que gobierna Roma. Hoy, exactamente cuatro años después de la
muerte de Iesus Nazarenus, el Imperio
tiene un nuevo César y muchos proyectos que concluir y otros tantos que
iniciar. ¿Qué pasará con el “Christus Mandatus”?, nadie lo sabe, ni
siquiera yo mismo. Hay ciertamente las
promesas de fidelidad y continuidad que Tiberio le solicitó a Calígula; pero
Tiberio está muerto y Calígula es el nuevo omnipotêns
romano.
Calígula es un
hombre muy joven, muy impetuoso y muy prepotente; no conoce los límites para
nada; todo cree poderlo, todo cree merecerlo, todo quiere tenerlo. Si yo fuera augur, auguraría ‘tiempos muy
inconvenientes para Roma’; y como esto no es bueno, auguraría muy poco tiempo
de reinado del Joven César Calígula.
Nada me dará más gusto que errar mi augurio, pero conozco al hombre
desde niño y jamás ha dado muestras de cordura.
Ni en el campo de batalla en donde le tuve dentro de mis tropas,
causando severos problemas de indisciplina; ni en sus relaciones con las
esferas de poder del Imperio, llámense Senado, Provincias o Familia Real.
El hombre tiene
capacidades, ciertamente; lo que Tiberio ha querido lograr con su designación
como heredero, es un período largo de estabilidad en el Imperio como el que
hasta ahora se ha alcanzado: cuarenta y un años del reinado de Augusto César;
más veintitrés del suyo, son sesenta y cuatro años de plena Pax Romana; dicho de otra forma, una
generación completa de romanos han disfrutado los bienes absolutos del Imperio
en cuanto a convivencia y status de vida.
Con tan solo veinticinco años de edad, Calígula podrá, igual que su
abuelo adoptivo y el antecesor de éste, Augusto César, implementar los
mecanismos necesarios para la continuidad de estos fastuosos períodos del
Imperio Romano. Por eso y para eso él, CAYO IULIUS CÆSAR CALÍGULA.
+ + +
Villa Veritas, Roma Augusta Imperialis
Aprilis II
XXXVII A. D.
LAS
ÓRDENES DE CALÍGULA
Mi familia y yo
permanecemos en Villa Veritas, nuestra mansión en Roma, en espera de la
conclusión de los actos oficiales de la entronización del Emperador. Todos los
Garlla estamos en luto pleno, pues la muerte de Tiberio César nos ha golpeado
el alma en lo más profundo. Para todos:
mis hijos mayores, mis pequeñas hijas, para Lili, mi amada esposa y para mí, su
deceso ha sido un hecho difícil de superar; yo no sabía cuánto, pero realmente
amábamos mucho al ‘padre y abuelo adoptivo’ con quien convivíamos.
He sido llamado
a audiencia personal con el César Calígula; realmente mucho antes de lo que yo
suponía; espero que lo que tratemos esté relacionado con el “Christus Mandatus”. La entrevista tendrá lugar en la Domus Palatinum, la más esplendorosa de
todas las mansiones de Roma; lo es tanto, que ahora a las residencias reales,
no importa en donde se encuentren, se les llama Palatium, como asemejando tan solo con el nombre, la magnificencia
de la construcción real construida por Augusto César. Toda la Colina Palatina desde el Foro Romano
hasta el Tiberis, son construcciones
reales; el foso y la gran empalizada que la circundan delimitan la Cæsaris Imperialis Resîdentia; un lugar
amplísimo y extremadamente vigilado.
Entrar en esos
lugares sin los salvoconductos requeridos, es muerte segura; los Guardias
Pretorianos eliminan al que haya osado semejante acción; no importa de quién se
trate: toda incursión sin autorización, es considerada afrenta, por lo tanto,
el infractor debe morir. Los Templos,
los domus, el teatro, las termas, los edificios de audiencias, los jardines y
estanques, todo, absolutamente todo está profusamente vigilado por Pretorianos
armados.
1.
¡Thius
Veritelius, que gusto me da veros en este sitio!; aquí será en donde nos
entrevistemos siempre tú y yo, para los asuntos del “Christus Mandatus” que nos
ha dejado a buen encargo mi abuelo Tiberio César, de honrosa memoria. Así me recibe en
novus Imperator Maxîmums.
2.
¡Ave César!,
Honorable Calígula, le
respondo al joven César.
3.
¡No. Thius
Veritelius!, ni tú ni nadie de tu familia deberá dirigirse a mí con el saludo
del César; primero somos familia, después lo demás; ni tus hijos ni tus hijas,
ni tu esposa ni tú mismo me saludarán como súbditos; siempre serán reconocidos
como mi familia, familia imperial adoptiva. Yo solo tengo buenos recuerdos de
ustedes con mi abuelo Tiberio y eso es lo que quiero que permanezca; no me relegues
a la frialdad del protocolo, mantenme como uno de tus afines y permíteme
tratarlos como mi familia. Así, tal cual lo ha pedido él mismo.
4.
Te agradezco el
altísimo honor, Calígula; pero debes recordar que yo siempre seré un súbdito
del Imperator Romanorum, sin importar quién sea, cómo se llame o qué edad
tenga.
5.
Lo sé Thius
Veritelius, por ello es que te pido que a mí me consideres como parte de la
bellísima familia que ustedes forman y yo los tome como Imperialis Familiaris.
6.
Porque es tu
deseo, Calígula, así será. Todos los
Garlla te lo agradecemos hoy y siempre.
7.
Thius
Veritelius, tú deberás seguir con el “Christus Mandatus” como hasta ahora lo
has realizado tan magníficamente. Nada
al respecto cambiará; será como si mi abuelo Tiberio todavía viviera; mi tío
Claudio y tú serán mi guía en este y en muchos otros proiectus que yo
emprenda. Insûla Capreæ, será
deshabilitada como residencia imperial, por lo que tendrás que cambiar tu
residencia a otro lugar; me encantaría que fuera en Villa Veritas, aquí en
Roma, de tan agradables recuerdos para mí.
Ello nos mantendría en el cercano contacto que yo necesito de ti. Además, todos ustedes son romanos de corazón.
8.
Será como tú
ordenes Calígula; de inmediato ordenaré nuestro traslado.
9.
Gracias, Thius
Veritelius. Para que yo me actualice
sobre tus grandes logros alcanzados y por alcanzar en el “Christus Mandatus”,
quisiera que en una reunión de familias nos platicaras a todos el sino y
destino de tan maravilloso proiectus.
Qué te parece que sea en Maius X cuando nos reunamos aquí en el Domus
Palatinum; tú invita a quien quieras, solo vendrán tu familia, la del Thius
Claudio y la mía.
10.
Así se hará,
Honorable, Calígula.
11.
Sin el
Honorable, Tribunus Legatus; con el Calígula basta viniendo de ti y los tuyos,
amado Thius Veritelius.
No estoy
sorprendido con la actitud de Cayo Iulius
Cæsar Calígula; ¡¡estoy en estado de
perplejidad absoluta!!, jamás pensé que esta fuera mi primera reunión con
el nuevo emperador. Es altamente
significativa para mí, y lo será para mi familia, la distinción que me ha hecho
saber. Ser familia adoptiva, es una gran
gloria para cualquier romano que ame a Roma (y hasta para los que no la aman).
Ahora hay que
interpretar todo lo que dijo: el “Christus
Mandatus” sigue; eso está muy claro y así lo informaré por escrito a todas
las comunidades. Si Insûla Capreæ será deshabitada y yo me tengo que trasladar a Roma,
perderé tiempo para el recibo y envío de documentos; lo que significa que habré
de modificar los viajes de las liburnas
desde Creta. Con mi misiva empezaremos a
tomar tiempos del tabellarius
(correo).
Villa
Veritas, Roma Augusta Imperialis
Aprilis
II, del XXXVII A. D.
Amadísimos
Todos en Iesus Christi:
Como
seguramente ya os habréis enterado, Tiberius Iulius César ha muerto el pasado
XVI de Martius, en el XXIV Año de su Reinado; una pena que embarga
profundamente mi persona, a mi familia y al Imperio Romano todo. Le sucede en el Trono Cayo Iulius César
Calígula, su nieto adoptivo y quien tiempo ha, estaba designado para el hecho.
Hoy mismo me
he reunido con el nuevo Emperador Romano Calígula, quien para beneplácito de
todos, ha autorizado la continuidad del Proiectus del “Christus Mandatus”
establecido por Tiberio Julio César, de grata e imborrable memoria.
Lo anterior significa
que seguiremos ‘operando’ tal como lo hemos hecho hasta esta fecha, dándole
gracias a Dios, al Señor Iesus Christi y al Sanctus Spirîtus que hayan
iluminado al César para esta aprobación.
Nuestras oraciones han sido escuchadas y atendidas.
Suyo
afectísimo en Iesus Christi,
¡Alabado
sea Iesus Christi!
Tribunus
Legatus Veritelius de Garlla
Plenuspotenciarius
“Christus Mandatus”
Esta carta en
latín, será traducida al arameo y al griego; y copiada en los tres idiomas para
ser enviada a las TREINTA COMINIDADES en donde tenemos a alguien que esté
relacionado con el “Christus Mandatus”,
Obra de Dios.
† †
†
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
Tu Palabra es La Verdad.
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Solo
por el gusto de Proclamar El Evangelio
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