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viernes, 29 de junio de 2018

Del Libro V.G. - 45 - Primer Aniversario Luctuoso Iesus Christus

Santifícalos con La Verdad.

Ciudad de México, Junio 29 del 2018.

DEL LIBRO
Veritelius de Garlla, Apóstol Gentil
45 de 130



Tiberíades, Galilæus Tetrarchia
Martius XXVI
Año XXI del Reinado de Tiberio Julio César


PRIMER ANIVERSARIO LUCTUOSO
DE IESUS CHRISTUS

Hoy, hace un año exactamente, fue crucificado Iesus Nazarenus Rex Iudarum; así se leía en el letrero que Pilatus mandó poner en lo alto de la cruz.  El Tribunus Legatus Pietralterra, que se encuentra en Cesarea de Palestina, espera algunos desmanes, por ello, desde la semana anterior y hasta la semana siguiente, todas las fuerzas armadas del Imperio en Palestina, de Antioquía en Syria a Hebrón en Iudae, están en estado de alerta máxima; todo intento de sublevación será exterminado de inmediato.  Algunos altos mandos del Ejército Imperial, especialmente los estacionados en esta zona, relacionan a los Zelotes con los Discípulos de Iesus Christus; porque uno de ellos, Simón el Cananeo, estuvo involucrado con estos ‘libertadores’ iudaicus.  A él, a Simón, no le conozco, pero conociendo ahora a sus hermanos en la fe, estoy completamente seguro que ya no tiene esas ideas de liberación; tiene otras, ahora mucho más espirituales.

Aprovechando las rondas de vigilancia que hay en todas las ciudades y pueblos de Galilea, nosotros visitaremos Cafarnaúm, Genesaret y Magdala; todos iremos vestidos como Centuriones Romanos de Iudae, para no diferenciarnos y evitar llamar la atención. En cada lugar nos espera una escuadra de diez hombres que nos acompañarán mientras permanezcamos ahí; todos hablan arameo.  No estoy interesado en conocer a nadie en especial, pues todos los que me interesan están en Hierosolyma, solo veremos instalaciones, costumbres y gente.  Quiero entender por qué Iesus Christi escogió Galilea y no Iudae para su ministerio. Navegaremos desde Tiberíades hasta Cafarnaúm y de allí volveremos acá en equinos, bordeando el Lago, para cruzar por Genesaret y Magdala. 

Han pasado setenta y siete años desde que el Gran Iulius Cæsar cambió el calendario antiguo e instauró el Calendario Juliano en todos los territorios con gobierno de la República de Roma; los iudaicus son la única Provincia del Imperio (y hay más de doscientas), que no ha cambiado su calendario; y dado que el nuestro es solar y el de ellos lunar, sus fiestas religiosas son variables en fechas en el Calendario Juliano.  Por ejemplo, la Pascua o Pesah, empezarán dentro de una semana; hace un año fue por estas fechas.  Así de extraños son los ‘naturales’ de este país.

Es la primera hora del día y estamos tomando juntos nuestro ientaculum o desayuno como dicen en griego; aprovecho la oportunidad para dar las instrucciones debidas al grupo, ya que iremos todos.  Hasta los traductori y scriptôris están vestidos de Soldados Legionarios, con espada y peto.  Los pobres hombres, casi todos delgados y sin suficiente fuerza física, han estado aguantando las bromas desde que fueron uniformados, pues jamás en su vida se habían puesto un traje militar real y se sienten ‘cargados y ceñidos como burros’, según han dicho.  Los verdaderos Centuriones como Tadeus, Nikko y Galo, se ven monstruosos a lado de ellos comparando corpulencias.  Pero seguramente regresarán con muchas más y mejores notas que todos nosotros, pues allí es donde radica su valía; sin embargo, la orden es que todo mundo tome notas.  Si hoy mismo hay tiempo, las revisaremos al regresar a Tiberíades.

El trayecto en liburna, nos ha tomado apenas dos horas y estamos desembarcando en el largo, ancho y alto muelle de Cafarnaúm, nuestra primera parada.  Se entiende la razón de la longitud y altura del muelle, porque la pequeña llanura ribereña delante de nosotros, muestra las marcas del constante movimiento del nivel del agua en el lago; hay casi un estadio (ciento ochenta y cinco pies), entre el nivel actual y la primera marca en tierra firme.  Además de esto, el largo muelle es el atracadero de muchas barcazas de pescadores que no pueden asirlas a otro lugar.  El ancho, más de veinte pies, se debe a que también es usado para la venta de pescados frescos, pues en el interior del mercado les impiden la venta de sus productos.  También hay mariscos, pues aunque los iudaicus no comen porque son ‘carne prohibida por la Ley’, sí los venden a la gran cantidad de ‘gentiles’ que habitan la ciudad, que son los que consumen dichos manjares en forma exclusiva.

Cafarnaúm es una pequeña polis o urbe, quizás no exceda los treinta mil habitantes, pero de ellos, la mitad son ‘gentiles’;  casi toda la gente es bilingüe: todos hablan griego o latín, con arameo.  Un poco más de la mitad de las casas son de fabricación pétrea, un tercio son de adobe y paja y el resto es de madera, las de los más pobres.  Después de la llanura costera, al iniciar el ascenso de los montes y cerros, hay varias plazas niveladas con taludes de tierra y rocas; en una de ellas, se ubica una de las tres sinagogas de la ciudad, ésta al frente, es la más grande y bella también. 

La sinagoga es una construcción muy romanizada de setenta pies de frente por ciento veinte de fondo; tiene tres puertas en la entrada principal y una en cada lateral del edificio.  Las columnas del interior son del más puro estrilo Corinthus greco-romano con fuste liso; y de la base al capitel de carga deben tener veinte pies de alto, lo que suponiendo el armado del techo darán unos treinta pies en total.  Tiene un pequeño pórtico sin frontón y dos salones muy espaciosos, uno a cada lado: la Yeshiva, la escuela de la Torá; en la que se alternan los rabbuni, a veces fariseos, otras veces saduceos, dependiendo de la mayoría gobernante en el Sanedrín de Hierosolyma.

 Los sembradíos de legumbres y verduras se suceden uno tras otro en la fértil llanura de tierra negra; y empezando las lomas y colinas, comienzan los viñedos y los árboles frutales variadísimos: manzanos, perales, duraznos y muchos otros,  para terminar en las laderas más altas con olivares y nogales.  Todo un vergel que circunda la ciudad lleno de vida.  Algo que llama mucho la atención, es la cantidad de flores silvestres que hay por doquier; lo mismo grandes que pequeñas, blancas o de brillantes colores; nadie las corta ‘son el jardín de Dios’, dicen ellos.  La ciudad bulle en comercio, pues es el paso obligado de las caravanas procedentes de Damasco hacia Hierosolyma o el puerto de Acre y es el abastecimiento ideal de alimentos para las jornadas posteriores.  Aquí puede uno encontrar gente de lugares tan distantes como Caldea, la India o Arabia; y todos son capaces de hacerse entender en las lenguas más extrañas, mismas que los galileos dominan.

Esta es la ciudad natal de Leví y Misael, Hijos de Alfeo, quien por cierto tiene una gran mansión en el centro geográfico de la ciudad; probablemente no sea el hombre más rico de Cafarnaúm, pero sí es uno de ellos.  Sus dos hijos no pueden ser más diferentes: Leví, Apóstol de Iesus Christi; lo que significaría para nosotros ‘el ala liberal del Iudaismus Mosaico’, o sea, los que ya recibieron al ‘Mashiaj’; y Misael, Fariseo recalcitrante, ultra conservador, de los que no creyeron que Iesus Nazarenus fuera el Mesías.   Alfeo tiene además seis hijas que son su verdadera preocupación; pues la labor más importante de un padre judío no es enseñar un oficio a sus hijos, sino casar bien a sus hijas, sin importar la dote que sea menester liquidar por ello.  Así son los iudaicus.

Iremos por todas partes preguntando a la gente si conoció a Iesus Nazarenus y qué piensan de Él.  Lo más importante del desarrollo de nuestra averiguación (y eso solo porque les estamos preguntando a galileos), es cómo responder a su pregunta inicial antes de recibir la respuesta final.  Me imagino la entrevista así:
-¿Conoció Usted a Iesus Nazarenus?, preguntamos nosotros.
-¿Por qué quiere Usted saberlo?, responderán ellos.  Y aquí es donde viene lo verdaderamente importante; qué decirles para obtener la respuesta de la primera pregunta.  Alguna opción podría ser:
-Verá usted, yo soy romano y sé que Él se llamaba Hijo de Dios; ¿podría decirme Usted algo al respecto? Aquí es donde probablemente podamos obtener la respuesta.
Solo estaremos tres horas; todos los hombres necesitan volver con cuatro respuestas al menos. Al mediodía partimos hacia Genesaret, para continuar allá nuestra labor.
. . .

La cabalgata a trote nos ha tomado dos tercios de hora para llegar a Genesaret, bordeando el lago.  El cielo nublado ha ayudado contra el sol, que siempre hemos traído a la sinistra; pero el clima ha empezado a calentar y la humedad del ambiente es sofocante.  Aquí seguramente emplearemos menos tiempo, pues el pueblo es mucho más pequeño que Cafarnaúm y la hora tampoco es muy propicia para los galileos, pues ellos acostumbran cortar el día para la comida y el descanso, ya que inician sus labores muy temprano en la mañana, para reanudar al filo de la hora undécima y terminar al inicio de la primera vigilia.

Genesaret solo recibe la mitad de lo que maneja Cafarnaúm, con el inconveniente de que los que pasan, ya compraron allá y aquí ni para descanso se detienen; pero los campos de cultivo son muchísimo más grandes que en aquélla ciudad y los genesarenos, a los que más les venden, son a los de Cafarnaúm.  Aquí solo hay una sinagoga y es, obviamente, mucho más pequeña que la de sus vecinos.  Sin embargo, hay más discípulos de Iesus Christi de este lugar, que de cualquiera otro; porque estos galileos sí aprovecharon bien sus oportunidades.  El Mashiaj les predicó en múltiples ocasiones, maravillando a propios y extraños. Aquí haremos las mismas preguntas para nuestra indagación; solo tenemos una hora.
. . .
Magdala (Tariqueas, para griegos y romanos), tiene forma de ciudad en crecimiento y no de pueblo grande como Genesaret, que es mucho más antigua.  Aquí se pueden ver palacios estilo greco-romano, y plazas muy amplias; sin embargo, es más pequeña que Cafarnaúm.  En tanto que las otras dos tienen mucho del estilo iudaicus que se tomó con la influencia ptoloméica y helénica de hace doscientos años, en Magdala se han trazado las cuadrículas urbanísticas romanas; y hay nuevas construcciones por doquier. En esta ciudad no hay ni puerto ni muelle y entre la zona urbanizada y el lago, se ubican las llanuras más extensas del Lago Tiberíades, que inclusive forman valles más allá de la ciudad, hacia las serranías; todas estas tierras están cultivadas en su totalidad y por su gran cultivo de gramíneas, son conocidas como ‘el granero de Galilea’.  Todo esto que hemos visitado me hace recordar a mi querida Villa Garlla en Mediolanum, en nuestra querida Italia; jamás pensé encontrarme aquí algo parecido; yo suponía Palestina siempre agreste y seca.

De este lugar es María Magdalena, esa hermosísima y singular mujer que fue tocada por la Divinidad de Iesus Nazarenus, en una de las visitas que el Rabbuni hiciera a la ciudad; los Apóstoles Mathêo y Jacob, así como Zaqueo de Jericó, me han contado mucho acerca de esta ‘pecadora’ (así se refieren a ella los tres beatísimos hombres), que le confesó al Christus todos sus pecados y, arrepintiéndose de ellos, dejó todo cuanto era antes y le siguió.  Zaqueo y Mathêo, los más informados en esos asuntos (por dedicarse ambos al cobro de impuestos), aseguran que María de Magdala era una mujer muy rica, influyente y poderosa (amiga de Herodes Antipas, Poncio Pilatus y otros acaudalados comerciantes de Palestina); pero también ambos me han dicho que ahora es ‘una oveja del redil del Señor’.  Ojalá podamos conocerla a ella también; ya que es muy raro que en un mundo de patriarcas y hombres, una mujer sea ‘tan considerada por ellos’, tan tomada en cuenta por todos.



El día se nos ha acabado; todos llevamos nuestras notas para comentarlas en la reunión que tendremos para cotejarlas.  En una hora estaremos de regreso en Tiberíades y les tengo preparada una sorpresa a todos mis hombres: la casa therma, será exclusiva para nosotros; después cenaremos cual romanos y  mañana visitaremos la ribera oriental del Lago, desde Bethsaida hasta Hipo.






Tiberíades, Galilæus Tetrarchia
Martius XXVII
Año XXI del Reinado de Tiberio Julio César

LA RIBERA ORIENTAL DEL LAGO

En Bethsaida Iulias (llamada así en honor a Julia, la hija de Augusto), nacieron los Apóstoles Pedro, Andrés y Felipe; los dos primeros conocieron a Iesus Nazarenus cuando trabajaban pescando en Cafarnaúm; pero al Apóstol Felipe, le conoció aquí, en su lugar natal.  Con este solo antecedente, yo podría llamar a Bethsaida sanctus locâlis, pues una cuarta parte de los Apóstoles proceden de ese lugar.  Mucha gente cree que esto sigue siendo Galilea, y no es así, pues esa región termina precisamente en el Río Jordán; y Bethsaida está cruzándolo, en la margen oriental, que ya es territorio de Traconítida. Esta amplia zona que va desde la Decápolis en los límites con Perea, al Meridionalis; hasta Syria en el Septentrionalis, tiene su propio Tetrarcha: Herodes Filipo; hermano de Herodes Antipas, ambos hijos de Herodes el Grande, junto con Arquelao el otro hermano de ellos.  Los límites de la tierra de Neftalí (cuando la distribución de Canaán, la Tierra Prometida, hecha por Josué), fueron el Río Jordán y el Mar de Kinnéret hacia el Oriente.  Así, pues, estos no son galileos; son traconítidos. Pero como siempre pasa con las indefiniciones: ‘seré lo que me convenga ser; y cunado me convenga serlo’.

Hablan como galileos, se visten como galileos, son como galileos; pero algunos hasta se enfurecen cuando les dicen ‘galileos’; (al fin Iudaicus, todos).  Bethsaida  recientemente ha sido reconstruida por su afanoso Tetrarca Filipo, quien al igual que su padre y su hermano, es un constructor empedernido; él también tiene una ‘Cesarea de Filipo’, para rivalizar con la construida por su padre en el Mare Nostrum, y con Tiberíades en el Mar de Galilea, obra de Herodes Antipas.  La ciudad se ve preciosa con la cantera recién pulida y los edificios en estado inmejorable; esta pequeña urbe de veinte mil habitantes, sería tanto o más importante que su vecina Cafarnaúm, si en la margen oriental del Lago hubiese mejores caminos, pero la topografía del terreno lo impiden; por ello, es mejor vadear el Jordán un poco arriba de Bethsaida y dirigirse a Cafarnaúm, para después proseguir hasta Hierosolyma.

Sin embargo, también tiene sus ventajas: aquí sí hay muelles pétreos, sí hay marinas para atracaderos y también cuentan con mercados techados para la venta de pescados y mariscos.  En Bethsaida se pesca mucho más que en Cafarnaúm, casi el doble; y sus clientis van desde Damasco hasta Jericó y la gran urbe de Hierosolyma.  Además, aprovechando valles y lomas, tienen rebaños de ovejas y cabras; así como grandes ganados de reses, asnos y équidos (oficio de Felipe, antes de ser Apóstol).  Más al Meridionalis, la crianza de puercos es muy importante; pues en algunos lugares las piaras son de miles de animales.


Nuestro recorrido por esta orilla del Mar de Galilea siempre será navegando en liburna: de Bethsaida a Gerasa; de allí a Doria; luego a Hipo; para cruzar hasta Kinnéret y regresar al atardecer a Tiberíades.  Haremos la misma labor de preguntas que hicimos en el lado Poniente, para obtener información (y sobre todo el sentir de la gente), respecto de Iesus Nazarenus.

La geografía física de las dos márgenes del lago no puede ser más diferente: en Genesaret las llanuras y valles se extienden más de seis millas romanas tierra adentro; en Gerasa, los acantilados surgen desde la misma orilla del lago.  En Cafarnaúm el lomerío dificulta la construcción de casas; en Bethsaida hay diques pétreos para contener el alza de la marea.  En Magdala el agua profunda se encuentra a más de una milla de distancia; en Doria empieza a un estadio de la orilla. 

Y así de diferente es también la gente y sus costumbres; en tanto que los galileos son gente accesible; en Traconítida, no son amables en su trato.  Aquéllos todo caminan a pié; éstos todo cabalgan, bien sobre equinos, bien sobre burros.  Los galileos cosechan y almacenan sus granos; los geresanos siembran para sus animales.  Los del Poniente reman sus naves; los del Oriente surcan el lago a vela.  Aquéllos salan la comida para conservarla; éstos solo la secan.  No hay una sola actividad que realicen en conjunto galileos y traconítidos, nada absoluto.  Ni fiestas, ni recordatorios, ni eventos, ni celebraciones; parece que no se conocieran, y están a vente milla los más lejanos.  Si fuésemos así los romanos, jamás habríamos logrado el Imperio que ahora tenemos.  Algo me queda muy claro, entonces, si no fuese por Iesus Nazarenus y sus Apóstoles, Galilea y Traconítida serías simplemente una región; como cualquier desierto sin gente.




Tiberíades, Galilæus Tetrarchia
Martius XXVIII
Año XXI del Reinado de Tiberio Julio César

GALILEA DE LAS MONTAÑAS

El último trayecto que recorreremos será el de los cerros y valles de Galilea; salimos muy temprano en la mañana para llegar a Caná; después viajaremos a Nazaret (Nazará, como ellos la llaman); bajaremos a Ienea (que solo es una guarnición militar romana) y subiremos a Naím para finalmente regresar a Tiberíades.  Apenas cincuenta millas, pero en tortuosos caminos y veredas empinadas y poco transitadas; lugar ideal para emboscadas.  No queremos sustos de ninguna especie, así que iremos todos en tres grupos: veinte escoltas adelante, mis Centuriones y yo en medio junto con diez soldados más; y los scriptôris y traductoris en la retaguardia, con el resto de Legionarios.  Dejaremos dos estadios de distancia entre cada grupo.

Caná de Galilea, no tiene ni siquiera treinta casas; y ninguna de ellas es pétrea.  Es tan pequeño el pueblo, que los hombres militares que llegamos al lugar, éramos más que los que estaban allí mismo.  Cuando nos divisaron bajando la serpenteante vereda de las montañas que vienen de Tiberíades, todos los que estaban en el campo arando o cultivando sus parcelas, dejaron cuanto hacían y de inmediato corrieron al caserío en Caná, para ver qué sucedía, a qué se debía nuestra llegada.  Algunos llegaron a pensar que buscábamos a Simón el Cananeo (antes líder de los Zelotes y ahora Apóstol de Iesus Christus), el hombre más famoso de los cananeos; que le llevaríamos prisionero a Cesarea, Tiberíades o Hierosolyma.  Fue tal la reunión lograda, y tan distinta la ocasión y razón de nuestra visita de lo que ellos pensaban, que aquello se convirtió de inmediato en una fiesta, en un convivio sumamente inusual en el lugar; a decir de muchos, nunca había sucedido algo así.

En Caná no hay ni sinagoga, ni yeshiva, ni rabbuni; es realmente un caserío olvidado de todos.  No es paso obligado hacia ningún lugar, tiene uno que subir, bajar y volver a subir cerros para llegar hasta allí; y uno no encuentra nada más que un ciento de personas que no hacen otra cosa que pastorear cabras y ovejas o pelearse con la ingrata tierra que es más piedra que polvo; más aún en estas fechas, cuando todavía no termina la época de secas y falta un mes para las lluvias.  El panorama desde esta elevación hasta donde se pierde la vista, es seco, árido y desolador.  Sin embargo, es la gente más amable y hospitalaria que hemos visto de todas las poblaciones visitadas; no tienen agua, y de inmediato nos ofrecieron de beber; no tienen siembras, y al instante las mujeres se pusieron a preparar grandes tortas de pan, para que comiéramos; no tienen árboles, y sacaron conservas de cualquier cantidad de olivas, higos, dátiles y albaricoques.  Sacaron sus quesos de leche de cabra (apenas diferentes de las delicias de Parma o de Bononia); Tadeus estaba tan impresionado, que compró y mandó matar un cordero y una cabra para que comiéramos todos.

También son galileos, pero ciertamente, tan diferentes de los otros, como lo son el cielo y la tierra.  Mientras la comida se preparaba más en forma, yo les expliqué cuál era la verdadera razón de nuestra visita; preparé a scriptôris y traductoris y la maravillosa gente Cananea, comenzó a hablar delicias y maravillas de los recuerdos de Iesus Nazarenus.  Todos querían hablar a la vez y ser escuchados con atención; hubo necesidad de sentarlos, acomodarlos y asignarles un turno, para poder realizar nuestras entrevistas. 

TODOS, ABSOLUTAMENTE TODOS SE ACUERDAN DEL ‘MILAGRO’, ‘EL PRODIGIO’, ‘EL SIGNO DIVINO’ que Iesus Christi realizó en ocasión de una boda celebrada aquí en Caná, en donde el Divino Rabbuni TRANSFORMÓ AGUA DE UNA TINAJAS, EN VINO DE LA MÁS ALTA CALIDAD Y FINURA QUE ELLOS JAMÁS HAYAN PROBADO.

Éramos tantos y tan pocas las viandas, que bastaron unos instantes para que todo se acabara; habíamos consumido cuanto alimento tenía esa gente.  Ni los pueblos más pobres de Cartago o Cyrenaica que conozco, son tan pobres como Caná de Galilea.  Es tal mi pena, que me dispongo a recompensar lo que hemos consumido; solo que tengo que explicarlo de muy buena manera, porque de forma contraria, se sentirán profundamente ofendidos.  Para mi sorpresa, es Tadeus quien toma la palabra, y con la ayuda del mejor traductor en arameo, agradece a todos su hospitalidad. 

Este asistente mío es realmente sensacional: le ha pedido a todas las mujeres que sean madres, o las que lo hayan sido, hagan una fila delante de mí; porque yo les daré un recuerdo de esta maravillosa ocasión: ¡un aureus a cada una!  ¡Lo ha logrado!, las mujeres gritan de alegría cada una con su moneda de oro en la mano.  (Esto se lo voy a ‘cobrar’ a ‘Tadeus magnânimus’ ¡porque eran más de sesenta mujeres de todas las edades!).  Nos despedimos de todos; y todos se despiden de nosotros diciéndonos un sonoro ¡Shalom, Shalom! ¡Qué gran experiencia ha sido ésta! ¡Casi podría yo decir que fue una Bendición del Sanctus Spirîtus!
. . .

Bajar y subir; bajar y subir; son solo cinco millas y llevamos más de una hora en el trayecto por lo lento que debemos hacerlo; las cuestas están verdaderamente empinadas y el peligro de caer es constante.  Allá, en la cima de la quinta- montaña y aprovechando dos acantilados enormes, uno al Oriente y el otro al Poniente, se encuentra Nazará (como le dice el Apóstol Mathêo quien también es galileo), ese bendito lugar que vió crecer y hacerse hombre, al más famoso de todos los nazarenos y galileos que hayan nacido o vayan a nacer (supongo que así será); Iesus Nazarenus.  Supongo que a Iesus Christi, esta anomalía humana de identificación nunca le incomodó, pues permitió que se usara por más que no estuviera correcta.  También puede ser que el Divino Rabbuni aceptara eso de que: “El hombre es de donde se hace, no de donde nace”; y él se hizo hombre aquí, en Nazará de Galilea.

Según el relato del Apóstol Mathêo (que ya tenemos como parte de lo que él escribirá sobre el Evangelio), su nombre correcto debiera ser Ioshua de Beit Laham, pues en Belén nació y Ioshua le nombraron sus padres.  También dice Mathêo Apóstol que el mundo le conocería como Emmanuel, que significa ‘Dios con nosotros’ o ‘el anunciado’.  Con todo esto, el Mashiaj debiera nombrarse correctamente como: “Ioshua ‘Emmanuel’ de Beit Laham”; está muy compli-cado, prefiero la forma latina más actual: Iesus Christi.

En Nazaret todos son familiares y conocidos íntimos del Divino Rabbuni; hay tíos y tías, de Él y de sus padres; hay primos y primas también.  Pero no hay más hermanos; es extraordinariamente raro que haya sido hijo único, pues estas familias son muy numerosas, pero así fue. María y José, sus padres, no tuvieron ningún otro hijo.  El Apóstol Mathêo lo sabe muy bien y por ello así lo puso en la genealogía de su íntimo amigo.

Las respuestas a nuestras preguntas, aquí tienen otro sentido; esta gente no alcanza a comprender que ‘en su familia’, PRECISAMENTE UN FAMILIAR DE ELLOS, fue el esperado Mashiaj; los más de ellos son escépticos todavía (la mejor prueba de esto es que aquí siguen), aunque otros ahora son parte del grupo de los Discípulos de Iesus Nazarenus que colaboran estrechamente con Los Doce Apóstoles: el Tío de Iesus, Cleofás; padre de Judas Tadeo y de Santiago el Menor, (Apóstoles ambos, a los cuales conocí en mi viaje anterior), Primos del Rabbuni; y María de Cleofás, madre de éstos y esposa del primero; Prima de María la Madre del Señor; por lo tanto, Tía de Él.

Muchos de los que han permanecido en Nazará, creen que Iesus Nazarenus ‘pudo haber ‘estado’ iluminado por el Señor Dios’, pero de ahí a que haya sido el Christus, hay una gran diferencia; esto definitivamente no lo creen.  De los que se han quedado y permanecen incerdûlus, todos de menor edad que el Divino Maestro, son en su mayoría iletrados que se dedican al campo y a comprar y vender toda suerte de cosas entre los pueblos vecinos; no son gente de mal, no; pero si fuese a través de su familia que uno tuviese que creer el Christus, yo, definitivamente sería como ellos.  Pero, ¡claro!, no son los familiares de Iesus  Christi los que habrán de convencer; sino sus enseñanzas, sus prodigios, y sobre todo, sus Divinos Dones que ahora reparte entre sus seguidores a través del Sanctus Spirîtus.   Aquí no se trata de ‘materialidades’, sino de ‘espiritualidades’.  No son cosas del cuerpo; son cosas del alma.  Eso es lo que hay que entender.

Ya no iremos a Ienea, pues el tiempo se nos ha ido muy rápidamente; bajaremos directo hasta Naím, de allí a Kinnéret, para regresar a Tiberíades.




Tiberíades, Galilæus Tetrarchia
Martius XXIX
Año XXI del Reinado de Tiberio Julio César

RECOPILANDO ENCUESTAS

Éramos quince los que escribíamos lo que la gente contestaba a nuestras preguntas; la meta era obtener cuatro respuestas en cada población; visitamos doce lugares, incluida Tiberíades; por lo tanto debemos tener al menos setecientas veinte respuestas.  Cada quien ordena sus papirus, contamos todas y   . . . ¡hemos logrado más de mil hojas-tabularis escritas!  Todo un reto alcanzado.  Por supuesto, los Centuriones no han cumplido la cuota (lo cual les señalo claramente para hacer notar la valía de los otros), pero scriptôris y traductoris superaron con mucho sus encargos individuales.  Para todos ha sido un gran esfuerzo: para unos, físico (este es el caso de los no soldados, quienes siempre están inmóviles y encerrados en algún cuarto u officina), y para otros, intelectual (algo que los soldados Legionarios rehúsan frecuentemente, por ello están en la militia, porque sus habilidades son más materiales).

El libro que integremos será copiado en latín y le enviaremos una copia a Tiberio Iulius Cæsar, con el título de:
¿Quêmqui mihiego Iesus Nazarenus?
(¿Quién fue para mí Jesús de Nazaret?)
Con este trabajo, nuestro amado Emperador podrá constatar en qué dimensión tiene la gente de Galilea a Iesus Nazarenus, protagonista del Christus Mandatus.  Las respuestas son variadísimas:

-Mi Dios                        -El Hijo de Dios            -Un Galileo Buen-Hombre
-Mi Señor                      -El Mashiaj                   -Uno de los Profetas
-Mi Salvador                 -El Redentor                  -Un Profeta Nazareo
-El Profeta Bíblico                  -El Divino Rabbuni       -Un Rabí de Galilea
-“El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, como decía Ioanes Baptista, el Profeta que mandó matar Herodes Antipas hace cuatro años.

Hoy será un día de trabajo intenso: los soldados a practicar y ejercitarse; y los scriptôris y traductoris a reescribir las notas.  Mañana partiremos a Hierosolyma para nuestra reunión con Los Doce y los Discípulos en Betania dentro de dos días.  Ansío ya ese maravilloso momento.


† † †


Orar sirve, oremos por nuestros Pueblos.

De todos ustedes afectísimo en Cristo

Antonio Garelli



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