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jueves, 12 de abril de 2018

De Mi Libro: V.deG. - 34 - Primer Objetivo: Alcanzado

Santifícalos con La Verdad.

Ciudad de México, Abril 13 del 2018.

DEL LIBRO
Veritelius de Garlla, Apóstol Gentil
34 de 130



CAPÍTULO QUINTO
Scriptum posteritâtis



Cesarea de Palestina, Provincia de Iudae 
Iulius XXIII
 Año XX del Reinado de Tiberio Julio César

PRIMER OBJETIVO: ALCANZADO

Igual que en las campañas militares, la simultaneidad de los acontecimientos debe ir aprovechándose siempre a favor de uno; inclusive es probable que se presenten situaciones extraordinarias generadas por eventos que uno haya planeado, según la consecutividad deseada; esto es, eventualidades no previstas, pero favorables para el logro de los objetivos. 

Ahora nos ha sucedido algo parecido en esta campaña que hemos llamado “Christus Mandatus”; yo planeé las declaraciones y las posibles entrevistas para obtener algunos resultados positivos previstos, pero la realidad fue mucho mejor; por ejemplo: lo sucedido con Mateo Apóstol, fue extraordinariamente bueno.  Y como siempre, en lo bueno o en lo malo sucedido en el campo de batalla, el comandante debe ser informado; y en mi caso, el superior es nada más y nada menos el Emperador.

Cesarea de Palestina, Iudae, Iulius XXIII, del
 Año XX del Reinado de Tiberio Julio César
                                           (Missum III)

         Divino Tiberius Iulius Cæsar, Imperator Maxîmus:
                  
         La Verum Pax Romana ha tenido su manifestación total en la Sesión del Juicio          Militar en contra del G. M. L. Poncio Pilatus, Procurator Provincia Iudae.    Orden y civilidad han sido ejemplares; nuestros hombres son un orgullo que debe    ser reconocido a todos los niveles y en todos los ámbitos del Imperio Romano.     El traspaso de mandos ha sido en estricto apego a la Legis Romana.  Somos una   nación digna de nuestros dioses.  Todo en orden según Supremus Mandatus suyo;         primer objetivo: logrado.    
        
         Avance en contactos personales con Discípulos y Apóstoles de Iesus Nazarenus          superiormente buenos para iniciar alcance de segundo objetivo: mañana tendré          reunión con Los Doce Apóstoles en Hierosolyma.
        
         Actas de audiencias se anexan, igual que Itinerario del Viaje de Regreso.  Le          saludan todos los asistentes a su serenísima persona.

                                                                  ¡Ave César!
                                                 Tribunus Legatus Veritelius de Garlla
                                               Plenuspotenciarius “Christus Mandatus”



ITINERARIO DEL VIAJE DE REGRESO
DE VERITELIUS DE GARLLA DE
HIEROSOLYMA A CAPREÆ

                                                                           MILLAS
FECHA      SALE DE            LLEGA A            Romanas             DIAS
25 Iulius     Cesarea Palestina Curium, Cyprus      200                      1
26 Iulius     Curium                Canea                               554                      2   
28 Iulius     Estancia en Canea                                                                    2   
30 Iulius     Canea                            Reghium                 546                      2   
31 Iulius     Reghium              Capreæ                   300                      1   

Cuatro ciudades – 1,600 Millas Romanas – seis días navegados – 266 millas día.
(1 milla Romana = 1,480 m , ’ , 1,600x1,480 = 2,220 km /6 = 370 km/día)


Así debe suceder siempre, hay comandantes que deben ser notificados de avances o retrocesos y, salvo el César, todos somos soldados de menor nivel en un momento determinado.  Ésta es la misiva recibida el día de hoy de nuestros emissarii en Achaia; informando al Comandante:


Athenæ, Achaia, Iulius XVIII, del
 Año XX del Reinado de Tiberio Julio César
        
         Tribunus Legatus Veritelius de Garlla:
                  
         Confirmamos recibo de su misiva Iulius XIV.   Su visita a Cesarea de Palestina se comenta en toda Athenæ, tanto círculos militares, como políticos o sociales.  Gran expectativa de su labor.   Nadie nos identifica con Usted. 
         Diáspora Iudaicus en Achaia y Macedonia muy importante y abunda; más de quinientos años de presencia.  Sinagogas de Athenæ, Corinthus, Tessaloníki y Ephesus, principales para Iudaicus; todas cuentan con ‘Yeshiva’ (escuela) de Ley y Profetas.

         Viajaremos a Canea Iulius XXIX, según  sus instrucciones.

¡Ave César!
                                      Ícaro y Galo, Emissarii          


Ya no habrá respuesta de mi parte, nos veremos con estos hombres en Canea, en nuestra parada obligada allí, durante nuestro regreso a Capreæ.

Ahora mismo salimos hacia Hierosolyma, tenemos muchas cosas que hacer allí que además son muy importantes para el “Christus Mandatus”; voy a sorprender a los líderes religiosos de los Iudaicus: si el Imperio Romano ya pagó su costo por el error cometido en el Juicio de Iesus Nazarenus, también los de la teocracia hebrea deben pagar el suyo.  Estos hombres, los Sumos Sacerdotes Anás y Caifás serán declarados ‘non gratos’ para el Imperio.  Yo se que están escondidos y bajo resguardo de los levitas del Templo; y ese es un lugar en que no podemos entrar la Militia Romana por acuerdos entre ellos y el Procurador.  Nosotros no entraremos, pero ellos no podrán salir.

Confinados al área del Templo de Yerushalayim o en el Palacio de Herodes, o en el palacio de Caifás; en donde sea, pero confinados, ya no podrán ser gente pública ni representantes de su pueblo ante el Gobierno Imperial Romano.  Cuando cualquiera de nuestros soldados vea a estos sujetos en la vía pública, podrá arrestarles por la fuerza, e inclusive matarles si oponen resistencia, pues son reos de la Legis Romana.  Nadie, ante ninguna circunstancia, está sobre la Ley; incluso el Emperador (quien puede modificarla, pero ya modificada debe cumplirla); la ley está por encima de todos.  Esa es nuestra jurisprudencia, así es el Derecho Romano que tan bien habla de nuestro Glorioso Imperio.




–“ EDICTUM ”–

Al Pueblo de Hierosolyma:

Sépanse todos, ciudadanos y súbditos, que los Sumos Sacerdotes Anás y Caifás, son buscados como reos en rebeldía por las fuerzas Militares del Imperio Romano.

Han desobedecido la Legis Romana y son perseguidos como criminales indeseables del Gobierno Imperial.  Ningún cargo de gobierno se les reconoce, pues han sido destituidos de la representación que tenían del Pueblo Iudaicus.

Quien denuncie su paradero, será recompensado; quien les proteja será tomado como cómplice de sus ilegales actos.

Tribunus Legatus Veritelius de Garlla
Imperator Plenuspotenciarius

         Hierosolyma, Iudae, Iulius XXIII, del
Año XX del Reinado de Tiberio Julio César
        


        
Es la cuarta hora del día y todos estamos listos para partir a Hierosolyma en donde se efectuará la segunda reunión más importante, después del Juicio a Poncio Pilatus (o será ésta la más importante), de nuestro viaje a Palestina: La Reunión con los Apóstoles y Discípulos de Iesus Nazarenus.   La visita de Mateo Apóstol a Cesarea nos ha facilitado enormemente la labor, pues él condescendió ser el portavoz de nuestra petición ante Los Doce.  Nuestro encuentro será a segunda hora de mañana.

Bajaremos directo hasta Jaffa, aprovechando los valles y llanuras de la costa, que son mejores para cabalgar, y subiremos desde allí hasta Hierosolyma por la intrincada cordillera de los Montes de Iudae.  El camino por Samaria es más corto, ciertamente, pero más lento; de esta forma llegaremos al toque de la primera vigilia cuando cenaremos con los ministros depuestos del Procurador Poncio Pilatus, quien desde hoy está en confinamiento permanente en Cesarea de Palestina.  Nos acompañan los Senadores Flavio Nalterrum y Silvio Bequani, quienes permanecerán en Hierosolyma hasta el nuevo nombramiento de Procurador de Iudae; ellos atenderán todos los asuntos de gobierno, pues a Bequani lo investiré hoy mismo como Procurador Provincial Provisional.

Somos un grupo ecuestre numeroso, casi cuarenta gentes: veinticuatro Guardias Pretorianos de los Senadores, éstos dos últimos viajarán en raeda, mis guardias y yo; por donde pasemos será notorio y por lo tanto estaremos expuestos a posibles ataques.  Todos los militares vestimos el uniforme Legionario de campaña correspondiente al rango individual y además, todas las guarniciones han sido avisadas de nuestro paso, por lo que están en maxîmum allerta committêre, (ataque inmediato), para seguridad de nuestros acompañantes.

La Fortaleza Antonia, llamada así en honor de Marco Antonio, el insigne General Romano del siglo pasado, fue construida por Herodes el Grande y obsequiada al Imperio Romano en el I Año del Reinado de Augusto César como cuartel militar; es una construcción prácticamente inexpugnable, pues solo cuenta con una entrada y todo lo demás son murallas, que sumadas a los acantilados que la rodean, tienen más de cien pies de alto.  Está ubicada al lado del Templo de Yerushalayim, frente al Palacio de Herodes entre las tortuosas calles más transitadas de esta antiquísima ciudad, fundada por el Rey David hace más de mil años.  En este mismo lugar se llevó a cabo el ‘Juicio de Poncio Pilatus a Iesus Nazarenus’ de infame memoria.  La cena será a luxus maxîmum, para más de trescientas personas que incluirán Jefes Militares, Ministros de la Corte y potentis de toda Iudae; ningún jerarca religioso iudaicus será invitado, aunque pudieran éstos asistir.  Será una clásica reunión romana de gran celebración, como borrando su verdadera razón y solo magnificando la llegada al poder de un nuevo Patricio Romano.  Borrar el pasado, cambiar la imagen, reivindicar al Emperador Tiberio Julio César en la sociedad iudaicus; esa es la razón de todo este circus romanus civilis.


Hierosolyma, Provincia de Iudae 
Iulius XXIV
 Año XX del Reinado de Tiberio Julio César

CÓNCLAVE APOSTÓLICO

La reunión será en el Cenacûlum, un lugar ‘sumamente especial’ para Los Doce, según me han informado; en esa habitación, que es toda la planta superior de un domus propiedad de José de Arimatea en Hierosolyma, tuvo lugar la última reunión de los Apóstoles con el Divinus Rabbuni Iesus Nazarenus, el Christus, con lo que entiendo la relevancia que ellos han querido dar a nuestro encuentro.  Me han pedito que asista vestido de civilis y con la cabeza cubierta, en razón de la ‘santidad del lugar’, por lo que iré de túnica y toga largas, para tal efecto.  Así es, ‘al lugar que fueres, haz lo que vieres’.  Otra cosa que me han solicitado, es que no hay registro escrito de nuestra reunión, ni oficial ni extraoficial; que no forme parte de los acontecimientos del Imperio.  Así será; quien la registre no será porque yo lo haya pedido.  Ni siquiera voy armado, Tadeus permanecerá a la entrada del Cenacûlum, pues no participará en la entrevista, y mi escolta resguardará el lugar por fuera del edificio.  Ya veo que también Los Doce tiene sus condiciones, eso me gusta, denotan organización, respeto y orden.

En razón de ser de los acontecimientos más recientes, con los cuales uno se gana enemigos entre propios y extraños, he ordenado un dispositivo de seguridad por todos los lugares por los que yo pase y esté; hay una Centuria de hombres especializados apostados para esos efectos; a nadie quiero dañar, pero así, ni ellos ni nosotros seremos blanco fácil de atentados personales de extremistas o fanáticos, que entre romanos y iudaicus estos pululan.

Soy muy afortunado, pues compartiré el pan y el vino del primer alimento del día, un ientaculum privâtus, con lo que estoy empezando a considerar como ‘el grupo de humanos con más influencia social en los próximos años’; y no es para menos esa clasificación, pues en solo algunos meses han logrado reunir miles de discípulos, prosélitos, seguidores y simpatizantes, que ya son una voz por atender en el Imperio; si parece exageración, heme aquí para explicarlo y afirmarlo.  Quesos, panes, frutas y mustum para beber, eso es lo que he mandado; somos muy pocos, pero sobrará para que coman cientos.  Lo mejor que había de esos alimentos en la Fortaleza Antonia, se ha venido para este lugar.

Cuando yo arribo, en punto de la segunda hora del día como me habían dicho, ellos ya están en el lugar; pero no están todos, para sorpresa mía, solo seremos siete (otra vez el numerito): Simón, Petrus, al que ellos distinguen como cabeza del grupo; y su hermano Andrés; Santiago y Judas, los parientes de Iesus Nazarenus, Juan el hijo de Zebedeo; y Mateo.  En el salón, que es bastante espacioso, no hay nadie más.  He sido recibido por José de Arimatea, quien me ha conducido personalmente al Cenacûlum y quien me ha informado los detalles; sin embargo, él mismo no estará allí. 

Esto todavía habla mejor de ellos, tienen una Jerarquía máxima a la cual, aún los más pudientes, no pueden entrar o ser distinguidos con su pertenencia.  Bien, muy bien, esto me gusta.

Hay una gran mesa circular en uno de los extremos del salón, a la que están dispuestas siete sillas solium, más bien de estilo egipcio que romano; no tienen descansa brazos y el respaldo es muy alto.  Ellos están de pié en el lado opuesto del lugar como en formación: tres adelante y tres atrás; los de adelante son Petrus, al centro, Mateo a su izquierda y Santiago a su derecha; atrás están Judas, Andrés y Juan.  Debo suponer que también esto tiene un gran significado, así son los iudaicus, a todo le ven algo más.
       ¡Shalom Veritelius, La Paz esté contigo! me dice el impresionante Apóstol Petrus, de quien emana una ‘fuerza muy especial’; más joven que Mateo, tan alto y robusto como yo, de barba y pelo rizados y abundantes; de piel tostada por el sol y de caminar erguido y seguro.  Realmente no se cómo contestarle y solo alcanzo a repetir su saludo.
       ¡Shalom, Apóstol Petrus!, me honro en saludarle personalmente; le digo.
       Mateo nos ha comentado de su maravilloso encuentro, que por Gracia del Señor se ha dado entre Ustedes hace dos días.  Nos agrada mucho tu presencia en esta Santa Ciudad de Yerushalayim, pero más nos alegra la razón de la misma. ¡Alabado sea el Señor!; dice el hombre en un latín perfecto y con tal reverencia que hasta me conmueve.  No sé si como ha dicho Mateo (cuando cenamos juntos), él habla en arameo y yo oigo en latín por obra del Sanctus Spirîtus, o este hombre ya aprendió nuestra lengua; pero además, muy bien.

Nadie se ha movido, ni siquiera Mateo; Petrus está un paso o dos delante de ellos, quienes atentos esperan su turno.
       Sí, le digo, ha sido una gran oportunidad el que nos hayamos podido reunir y manifestarle mis planes dentro del “Christus Mandatus”.
       Ah!, sí, tu “Christus Mandatus”, Veritelius, porque el Verdadero Mandato de Cristo, ese ya ha comenzado de parte de todos nosotros; ahora que como nuestro Hermano Mateo Apóstol nos ha dicho, puede unirse a él un “Apóstol Gentil” para su mayor engrandecimiento.
       Qué bueno que lo piense así, Apóstol Petrus, sin embargo, yo no sería digno de ser llamado de esa forma.
       Pues dejemos la dignidad al único que le pertenece y puede otorgarla; nuestro Señor Iesus Christus. Ven te presento a los demás que no conoces; me invita el hombre.

A cada uno presenta, con nombre, genealogía y origen; como queriendo imitar las romanas costumbres de identificación personalizada. Todos muy jóvenes, tanto, que Juan y Andrés ni barbados son por cuestión de su edad.
       Solo a nosotros nos has encontrado en Yerushalayim, pues todos los demás han partido para muy diversos lugares: Santiago el hermano de Juan se ha ido a Hispania, en donde fundará una congregación, en virtud de los muchos prosélitos que allá viven; Felipe y Tomás están en Antioquia de Siria, para hacer lo propio; Matías y Natanael ahora se encuentran en Cafarnaúm; y Simón de Caná ha ido a Chipre.  De los que hoy nos encontramos aquí, algunos pronto partirán, también.  Pero pasemos a la mesa a degustar las exquisitas viandas que nos has obsequiado, que se ven maravillosas, Veritelius y las agradecemos todos.

Como ya lo aprendí, ni me siento ni me muevo; el Apóstol Petrus dispone mi lugar, a su derecha, y todos los demás se distribuyen en las sillas restantes, quedando Mateo a mi derecha también.  Todos colocados ya, el Sanctus Apóstol inicia la bendición de los alimentos y al final decimos todos a coro ¡Amén!  Ahora sí, como habiéndose dado una señal, todos empiezan a hablar, primero solo preguntas y comentarios sobre mis respuestas; y después a decir sus propias impresiones sobre el Evangelio de Iesus Nazarenus.  Todos parecen muy animados con el proyecto de que escriban y podría resultar algo verdaderamente grande, pues sus conocimiento son por demás vastos.  Juan es el más reservado de ellos, habla poco y cuando lo hace es muy certero en sus señalamientos.  Así son los mejores escritores que ha dado la humanidad, callados pero precisos; los grandes oradores frecuentemente son malos para sentarse a escribir; aunque, por supuesto, hay excepciones.

Todos comen con una propiedad impresionante, toman los alimentos con gran cuidado, cortan la fruta y el queso en pedazos pequeños; y el pan, casi se puede ver que lo ‘acarician’ con sus manos.  De Mateo no dudaría esos modales, pero de Andrés, Juan y Petrus, que hace tres años eran pescadores (quienes no se distinguen por sus buenas costumbres); parece increíble que ahora tengan tal delicadeza, sin lugar a dudas, Iesus Nazarenus era un Rabbuni Magno.  En esos detalles estoy pensando, cuando la voz de Simón, Petrus, me devuelve al sitio:
       Veritelius, en la cultura y costumbres de nuestro pueblo escribir no es algo que cualquiera pueda hacer; sin embargo, tu idea de narrar por escrito el Ministerio del Mashiaj y luego esto darlo a conocer leyéndolo en todas las comunidades con prosélitos y creyentes, parece una buena idea; sin embargo, hemos pensado que de inmediato habrá que solucionar algunos problemas; por ejemplo:
-¿Cómo saber que lo escrito es de quien dice ser? Porque puede haber    extraños que escriban cosas contrarias a lo dicho por nuestro Señor Iesus Christus.
-¿Cómo estar seguros de que las traducciones a otras lenguas no cambien el sentido del decir original? Ya que ciertamente no todos los idiomas son iguales en su construcción.
- Y por último, ¿cómo realizar la distribución y custodia de las copias que se envíen a los lugares seleccionados?
       Le respondo cada cuestionamiento, Apóstol Petrus:
     Sea que fuere o no costumbre de los iudaicus, Ustedes son ‘de otro tipo’,          no tan solo porque la gran mayoría son ‘galileos’, sino porque sus      enseñanzas no se limitan a la Ley y los Profetas, sino que predican otras       formas de comportamiento, de esperanza y de entrega. 
     Luego entonces, no tienen que ser como sus ancestros inmediatos o         remotos, sino que han de instituir nuevas costumbres que incluso ayuden          a diferenciarles de los otros.  Así que, un ministerio escrito sería del todo      diferente que el oral que se enseña en la Yeshiva y en las Sinagogas.

¿Cómo saber que lo escrito es de quien dice ser?  Desde hoy lo podemos          definir; solo Los Doce Apóstoles (o quien ellos designen), están autorizados          para escribir; a contrario sensu, el tal escrito o discurso se toma por falso o apocryphus y se hace saber a todas las comunidades el hecho;
        
         ¿Cómo estar seguros de que las traducciones a otras lenguas no    cambien el sentido del decir original?  Yo cuento ya desde hoy con los      mejores scriptôris con que cuenta el Imperio, y si hubiese mejores los       incorporaría al “Christus Mandatus” de inmediato.  Además, algunos de      los suyos podrían encargarse de esa labor, sin hacer más nada que ello.

Y por último, ¿cómo realizar la distribución y custodia de las copias que          se envíen a los lugares seleccionados? Eso, mi querido Apóstol Simón         Petrus, es lo que con más garantía podría yo ofrecer que se hará bien; eso es lo que yo haré personalmente.

       Bien, Veritelius, muy buenas respuestas, pero hay otro ‘pequeño’ problema; Usted está hablando de un Ejército de Especialistas a los cuales hay que dar un techo, alimentar y vestir y nosotros no tenemos recursos para ello.
       Sí los tiene, Apóstol Petrus; yo soy sus recursos.  Así lo ha dispuesto nuestro Divi. . . nuestro Imperator Maxîmum Tiberius Iulius Cæsar y así se hará.  

Y me levanto al instante, para removerme el manto y quitarme la cathafracta de cuero que llevo ceñida al torso encima de la túnica, la cual en su interior está recubierta con una tela que esconde mil ‘aureus’ sujetos a ella que cumplen dos funciones: una, protegerme de agresiones (finalmente es un metal, blando pero al fin metal) y otra, contar siempre con suficiente dinero para lo que pudiera ofrecerse, como en este magnífico momento.  Los seis hombres no caben en sí de la sorpresa y algunos hasta exhalan expresiones de admiración

       Oh!, pero eso no lo podemos aceptar nosotros, Veritelius, dice Petrus.
       Claro que puede Apóstol Petrus; nadie le niega a nadie, y menos al César, hacer un bien en su Imperio; ni siquiera Ustedes, porque el bien es lo que hay que buscar hacer siempre. ¿No es así?
       ¡Alabado sea el Señor Iesus Christus!, exclama el buen hombre, ¡Este nuevo ‘Apóstol Gentil’ que Él ha escogido, es más testarudo que Simón de Cafaraúm! Y todos reímos de buena forma, por su alusión a sí mismo, y me la explican con varias anécdotas sobre Simón, Petrus.
       Apóstol Mateo, me vuelvo a ver al joven, menos que los demás pero mucho más joven que yo, y le digo: Usted ya tiene experiencia en ‘administrar’ recursos del Imperio, Leví Hijo de Alfeo; y le hago entrega de mi cathafracta, provocando una nueva risa de todos.
       Ciertamente que no era en ese sentido mi comentario, Veritelius. . . quiere decir algo el Apóstol Jefe, y le interrumpo yo para decir:
       Y yo lo sé Apóstol Petrus, pero como Usted lo ha dicho, yo tengo ‘mi propio’ “Christus Mandatus”; así que, Usted dedíquese al suyo, que yo velaré por el mío. Y todos volvemos a reír por la ocurrencia.
       Yo sabía que solo éramos Doce Apóstoles, les dice a todos los demás, pero ya veo que El Señor tiene como siempre, ‘otros caminos’.
       Así es, Apóstol Petrus, y seremos más todavía; estoy seguro de ello.

Lo siguiente es tiempo de oír sus magníficas narraciones acerca del Ministerio, Enseñanzas, Vida y Milagros de Iesus Nazarenus, quien para ellos es Christus, Redemptorîs y Mashiaj de todo el Mundo.  Podrían durar horas, pero yo tengo que regresar a Cesarea de Palestina y en punto de la sexta hora del día nos despedimos, dejándoles clara la mejor forma de comunicación entre nosotros: misivas enviadas por mensajeros de César. 


† † †


Orar sirve, oremos por nuestros Pueblos.

De todos ustedes afectísimo en Cristo

Antonio Garelli



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