Santifícalos con La Verdad.
Ciudad de
México, Abril 13 del 2018.
DEL
LIBRO
Veritelius
de Garlla, Apóstol Gentil
34 de 130
CAPÍTULO QUINTO
Scriptum posteritâtis
Cesarea de
Palestina, Provincia de Iudae
Iulius XXIII
Año XX del
Reinado de Tiberio Julio César
PRIMER OBJETIVO:
ALCANZADO
Igual
que en las campañas militares, la simultaneidad de los acontecimientos debe ir
aprovechándose siempre a favor de uno; inclusive es probable que se presenten
situaciones extraordinarias generadas por eventos que uno haya planeado, según
la consecutividad deseada; esto es, eventualidades no previstas, pero
favorables para el logro de los objetivos.
Ahora
nos ha sucedido algo parecido en esta campaña que hemos llamado “Christus Mandatus”; yo planeé las
declaraciones y las posibles entrevistas para obtener algunos resultados
positivos previstos, pero la realidad fue mucho mejor; por ejemplo: lo sucedido
con Mateo Apóstol, fue extraordinariamente bueno. Y como siempre, en lo bueno o en lo malo
sucedido en el campo de batalla, el comandante debe ser informado; y en mi
caso, el superior es nada más y nada menos el Emperador.
Cesarea de Palestina, Iudae, Iulius XXIII, del
Año XX del
Reinado de Tiberio Julio César
(Missum
III)
Divino
Tiberius Iulius Cæsar, Imperator Maxîmus:
La
Verum Pax Romana ha tenido su manifestación total en la Sesión del Juicio Militar en contra del G. M. L. Poncio
Pilatus, Procurator Provincia Iudae. Orden y civilidad han sido ejemplares;
nuestros hombres son un orgullo que debe ser
reconocido a todos los niveles y en todos los ámbitos del Imperio Romano. El
traspaso de mandos ha sido en estricto apego a la Legis Romana. Somos una nación
digna de nuestros dioses. Todo en orden
según Supremus Mandatus suyo; primer
objetivo: logrado.
Avance
en contactos personales con Discípulos y Apóstoles de Iesus Nazarenus superiormente buenos para iniciar
alcance de segundo objetivo: mañana tendré reunión
con Los Doce Apóstoles en Hierosolyma.
Actas
de audiencias se anexan, igual que Itinerario del Viaje de Regreso. Le saludan
todos los asistentes a su serenísima persona.
¡Ave
César!
Tribunus Legatus Veritelius de Garlla
Plenuspotenciarius
“Christus Mandatus”
ITINERARIO DEL
VIAJE DE REGRESO
DE VERITELIUS DE
GARLLA DE
HIEROSOLYMA A
CAPREÆ
MILLAS
FECHA SALE DE LLEGA
A Romanas DIAS
25
Iulius Cesarea Palestina Curium, Cyprus 200 1
26
Iulius Curium Canea 554 2
28
Iulius Estancia en Canea 2
30
Iulius Canea Reghium 546 2
31
Iulius Reghium Capreæ 300 1
Cuatro
ciudades – 1,600 Millas Romanas – seis días navegados – 266 millas día.
(1
milla Romana = 1,480 m , ’ , 1,600x1,480 = 2,220 km /6 = 370 km/día)
Así
debe suceder siempre, hay comandantes que deben ser notificados de avances o
retrocesos y, salvo el César, todos somos soldados de menor nivel en un momento
determinado. Ésta es la misiva recibida
el día de hoy de nuestros emissarii
en Achaia; informando al Comandante:
Athenæ, Achaia, Iulius XVIII, del
Año XX del Reinado de Tiberio Julio César
Tribunus Legatus Veritelius de Garlla:
Confirmamos recibo de su misiva Iulius
XIV. Su visita a Cesarea de Palestina se
comenta en toda Athenæ,
tanto círculos militares, como políticos o sociales. Gran expectativa de su labor. Nadie nos identifica con Usted.
Diáspora Iudaicus en Achaia y Macedonia
muy importante y abunda; más de quinientos años de presencia. Sinagogas de Athenæ, Corinthus, Tessaloníki y
Ephesus, principales para Iudaicus; todas cuentan con ‘Yeshiva’ (escuela) de Ley
y Profetas.
Viajaremos a Canea Iulius XXIX,
según sus instrucciones.
¡Ave César!
Ícaro y
Galo, Emissarii
Ya
no habrá respuesta de mi parte, nos veremos con estos hombres en Canea, en
nuestra parada obligada allí, durante nuestro regreso a Capreæ.
Ahora
mismo salimos hacia Hierosolyma,
tenemos muchas cosas que hacer allí que además son muy importantes para el “Christus Mandatus”; voy a sorprender a
los líderes religiosos de los Iudaicus:
si el Imperio Romano ya pagó su costo por el error cometido en el Juicio de Iesus Nazarenus, también los de la
teocracia hebrea deben pagar el suyo.
Estos hombres, los Sumos Sacerdotes Anás y Caifás serán declarados ‘non gratos’ para el Imperio. Yo se que están escondidos y bajo resguardo
de los levitas del Templo; y ese es un lugar en que no podemos entrar la Militia Romana por acuerdos entre ellos
y el Procurador. Nosotros no entraremos,
pero ellos no podrán salir.
Confinados
al área del Templo de Yerushalayim o
en el Palacio de Herodes, o en el palacio de Caifás; en donde sea, pero
confinados, ya no podrán ser gente pública ni representantes de su pueblo ante
el Gobierno Imperial Romano. Cuando
cualquiera de nuestros soldados vea a estos sujetos en la vía pública, podrá arrestarles
por la fuerza, e inclusive matarles si oponen resistencia, pues son reos de la
Legis Romana. Nadie, ante ninguna
circunstancia, está sobre la Ley; incluso el Emperador (quien puede
modificarla, pero ya modificada debe cumplirla); la ley está por encima de
todos. Esa es nuestra jurisprudencia,
así es el Derecho Romano que tan bien habla de nuestro Glorioso Imperio.
–“ EDICTUM ”–
Al
Pueblo de Hierosolyma:
Sépanse
todos, ciudadanos y súbditos, que los Sumos Sacerdotes Anás y Caifás, son buscados
como reos en rebeldía por las fuerzas Militares del Imperio Romano.
Han
desobedecido la Legis Romana y son perseguidos como criminales indeseables del
Gobierno Imperial. Ningún cargo de
gobierno se les reconoce, pues han sido destituidos de la representación que
tenían del Pueblo Iudaicus.
Quien
denuncie su paradero, será recompensado; quien les proteja será tomado como
cómplice de sus ilegales actos.
Tribunus Legatus Veritelius de Garlla
Imperator Plenuspotenciarius
Hierosolyma,
Iudae, Iulius XXIII, del
Año XX del Reinado de Tiberio Julio César
Es
la cuarta hora del día y todos estamos listos para partir a Hierosolyma en donde se efectuará la
segunda reunión más importante, después del Juicio a Poncio Pilatus (o será
ésta la más importante), de nuestro viaje a Palestina: La Reunión con los
Apóstoles y Discípulos de Iesus Nazarenus. La visita de Mateo Apóstol a Cesarea nos ha
facilitado enormemente la labor, pues él condescendió ser el portavoz de
nuestra petición ante Los Doce. Nuestro
encuentro será a segunda hora de mañana.
Bajaremos
directo hasta Jaffa, aprovechando los valles y llanuras de la costa, que son
mejores para cabalgar, y subiremos desde allí hasta Hierosolyma por la intrincada cordillera de los Montes de Iudae.
El camino por Samaria es más corto, ciertamente, pero más lento; de esta
forma llegaremos al toque de la primera vigilia cuando cenaremos con los
ministros depuestos del Procurador Poncio Pilatus, quien desde hoy está en
confinamiento permanente en Cesarea de Palestina. Nos acompañan los Senadores Flavio Nalterrum
y Silvio Bequani, quienes permanecerán en Hierosolyma
hasta el nuevo nombramiento de Procurador de Iudae; ellos atenderán todos los
asuntos de gobierno, pues a Bequani lo investiré hoy mismo como Procurador
Provincial Provisional.
Somos
un grupo ecuestre numeroso, casi cuarenta gentes: veinticuatro Guardias
Pretorianos de los Senadores, éstos dos últimos viajarán en raeda, mis guardias y yo; por donde
pasemos será notorio y por lo tanto estaremos expuestos a posibles
ataques. Todos los militares vestimos el
uniforme Legionario de campaña correspondiente al rango individual y además,
todas las guarniciones han sido avisadas de nuestro paso, por lo que están en maxîmum allerta committêre, (ataque
inmediato), para seguridad de nuestros acompañantes.
La
Fortaleza Antonia, llamada así en honor de Marco Antonio, el insigne General
Romano del siglo pasado, fue construida por Herodes el Grande y obsequiada al
Imperio Romano en el I Año del Reinado de Augusto César como cuartel militar;
es una construcción prácticamente inexpugnable, pues solo cuenta con una
entrada y todo lo demás son murallas, que sumadas a los acantilados que la
rodean, tienen más de cien pies de alto.
Está ubicada al lado del Templo de Yerushalayim,
frente al Palacio de Herodes entre las tortuosas calles más transitadas de esta
antiquísima ciudad, fundada por el Rey David hace más de mil años. En este mismo lugar se llevó a cabo el
‘Juicio de Poncio Pilatus a Iesus
Nazarenus’ de infame memoria. La
cena será a luxus maxîmum, para más
de trescientas personas que incluirán Jefes Militares, Ministros de la Corte y potentis de toda Iudae; ningún jerarca
religioso iudaicus será invitado,
aunque pudieran éstos asistir. Será una
clásica reunión romana de gran celebración, como borrando su verdadera razón y
solo magnificando la llegada al poder de un nuevo Patricio Romano. Borrar el pasado, cambiar la imagen,
reivindicar al Emperador Tiberio Julio César en la sociedad iudaicus; esa es la razón de todo este circus romanus civilis.
Hierosolyma, Provincia de Iudae
Iulius XXIV
Año XX del
Reinado de Tiberio Julio César
CÓNCLAVE
APOSTÓLICO
La
reunión será en el Cenacûlum, un
lugar ‘sumamente especial’ para Los Doce, según me han informado; en esa
habitación, que es toda la planta superior de un domus propiedad de José de Arimatea en Hierosolyma, tuvo lugar la última reunión de los Apóstoles con el Divinus Rabbuni Iesus Nazarenus, el
Christus, con lo que entiendo la relevancia que ellos han querido dar a
nuestro encuentro. Me han pedito que
asista vestido de civilis y con la
cabeza cubierta, en razón de la ‘santidad
del lugar’, por lo que iré de túnica y toga largas, para tal efecto. Así es, ‘al
lugar que fueres, haz lo que vieres’.
Otra cosa que me han solicitado, es que no hay registro escrito de
nuestra reunión, ni oficial ni extraoficial; que no forme parte de los
acontecimientos del Imperio. Así será;
quien la registre no será porque yo lo haya pedido. Ni siquiera voy armado, Tadeus permanecerá a
la entrada del Cenacûlum, pues no
participará en la entrevista, y mi escolta resguardará el lugar por fuera del
edificio. Ya veo que también Los Doce
tiene sus condiciones, eso me gusta, denotan organización, respeto y orden.
En
razón de ser de los acontecimientos más recientes, con los cuales uno se gana
enemigos entre propios y extraños, he ordenado un dispositivo de seguridad por
todos los lugares por los que yo pase y esté; hay una Centuria de hombres
especializados apostados para esos efectos; a nadie quiero dañar, pero así, ni
ellos ni nosotros seremos blanco fácil de atentados personales de extremistas o
fanáticos, que entre romanos y iudaicus
estos pululan.
Soy
muy afortunado, pues compartiré el pan y el vino del primer alimento del día,
un ientaculum privâtus, con lo que
estoy empezando a considerar como ‘el grupo de humanos con más influencia
social en los próximos años’; y no es para menos esa clasificación, pues en
solo algunos meses han logrado reunir miles de discípulos, prosélitos,
seguidores y simpatizantes, que ya son una voz por atender en el Imperio; si
parece exageración, heme aquí para explicarlo y afirmarlo. Quesos, panes, frutas y mustum para beber, eso
es lo que he mandado; somos muy pocos, pero sobrará para que coman
cientos. Lo mejor que había de esos
alimentos en la Fortaleza Antonia, se ha venido para este lugar.
Cuando
yo arribo, en punto de la segunda hora del día como me habían dicho, ellos ya
están en el lugar; pero no están todos, para sorpresa mía, solo seremos siete
(otra vez el numerito): Simón, Petrus,
al que ellos distinguen como cabeza del grupo; y su hermano Andrés; Santiago y
Judas, los parientes de Iesus Nazarenus,
Juan el hijo de Zebedeo; y Mateo. En el
salón, que es bastante espacioso, no hay nadie más. He sido recibido por José de Arimatea, quien
me ha conducido personalmente al Cenacûlum
y quien me ha informado los detalles; sin embargo, él mismo no estará
allí.
Esto
todavía habla mejor de ellos, tienen una Jerarquía máxima a la cual, aún los
más pudientes, no pueden entrar o ser distinguidos con su pertenencia. Bien, muy bien, esto me gusta.
Hay
una gran mesa circular en uno de los extremos del salón, a la que están dispuestas
siete sillas solium, más bien de
estilo egipcio que romano; no tienen descansa brazos y el respaldo es muy
alto. Ellos están de pié en el lado
opuesto del lugar como en formación: tres adelante y tres atrás; los de
adelante son Petrus, al centro, Mateo
a su izquierda y Santiago a su derecha; atrás están Judas, Andrés y Juan. Debo suponer que también esto tiene un gran
significado, así son los iudaicus, a
todo le ven algo más.
–
¡Shalom
Veritelius, La Paz esté contigo! me dice el impresionante Apóstol Petrus, de quien emana una ‘fuerza muy
especial’; más joven que Mateo, tan alto y robusto como yo, de barba y pelo
rizados y abundantes; de piel tostada por el sol y de caminar erguido y
seguro. Realmente no se cómo contestarle
y solo alcanzo a repetir su saludo.
–
¡Shalom, Apóstol
Petrus!, me honro en saludarle personalmente; le digo.
–
Mateo nos ha
comentado de su maravilloso encuentro, que por Gracia del Señor se ha dado
entre Ustedes hace dos días. Nos agrada
mucho tu presencia en esta Santa Ciudad de Yerushalayim, pero más nos alegra la
razón de la misma. ¡Alabado sea el Señor!; dice el hombre en un latín
perfecto y con tal reverencia que hasta me conmueve. No sé si como ha dicho Mateo (cuando cenamos
juntos), él habla en arameo y yo oigo en latín por obra del Sanctus Spirîtus, o este hombre ya
aprendió nuestra lengua; pero además, muy bien.
Nadie
se ha movido, ni siquiera Mateo; Petrus
está un paso o dos delante de ellos, quienes atentos esperan su turno.
–
Sí, le digo, ha
sido una gran oportunidad el que nos hayamos podido reunir y manifestarle mis
planes dentro del “Christus Mandatus”.
–
Ah!, sí, tu
“Christus Mandatus”, Veritelius, porque el Verdadero Mandato de Cristo, ese ya
ha comenzado de parte de todos nosotros; ahora que como nuestro Hermano Mateo Apóstol
nos ha dicho, puede unirse a él un “Apóstol Gentil” para su mayor
engrandecimiento.
–
Qué bueno que lo
piense así, Apóstol Petrus, sin embargo, yo no sería digno de ser llamado de
esa forma.
–
Pues dejemos la
dignidad al único que le pertenece y puede otorgarla; nuestro Señor Iesus
Christus. Ven te presento a los demás que no conoces; me invita el
hombre.
A
cada uno presenta, con nombre, genealogía y origen; como queriendo imitar las
romanas costumbres de identificación personalizada. Todos muy jóvenes, tanto,
que Juan y Andrés ni barbados son por cuestión de su edad.
–
Solo a nosotros
nos has encontrado en Yerushalayim, pues todos los demás han partido para muy
diversos lugares: Santiago el hermano de Juan se ha ido a Hispania, en donde
fundará una congregación, en virtud de los muchos prosélitos que allá viven;
Felipe y Tomás están en Antioquia de Siria, para hacer lo propio; Matías y
Natanael ahora se encuentran en Cafarnaúm; y Simón de Caná ha ido a
Chipre. De los que hoy nos encontramos
aquí, algunos pronto partirán, también.
Pero pasemos a la mesa a degustar las exquisitas viandas que nos has
obsequiado, que se ven maravillosas, Veritelius y las agradecemos todos.
Como
ya lo aprendí, ni me siento ni me muevo; el Apóstol Petrus dispone mi lugar, a su derecha, y todos los demás se
distribuyen en las sillas restantes, quedando Mateo a mi derecha también. Todos colocados ya, el Sanctus Apóstol inicia la bendición de los alimentos y al final decimos
todos a coro ¡Amén! Ahora sí, como habiéndose dado una señal,
todos empiezan a hablar, primero solo preguntas y comentarios sobre mis
respuestas; y después a decir sus propias impresiones sobre el Evangelio de Iesus Nazarenus. Todos parecen muy animados con el proyecto de
que escriban y podría resultar algo verdaderamente grande, pues sus
conocimiento son por demás vastos. Juan
es el más reservado de ellos, habla poco y cuando lo hace es muy certero en sus
señalamientos. Así son los mejores
escritores que ha dado la humanidad, callados pero precisos; los grandes
oradores frecuentemente son malos para sentarse a escribir; aunque, por
supuesto, hay excepciones.
Todos
comen con una propiedad impresionante, toman los alimentos con gran cuidado,
cortan la fruta y el queso en pedazos pequeños; y el pan, casi se puede ver que
lo ‘acarician’ con sus manos. De Mateo
no dudaría esos modales, pero de Andrés, Juan y Petrus, que hace tres años eran pescadores (quienes no se
distinguen por sus buenas costumbres); parece increíble que ahora tengan tal
delicadeza, sin lugar a dudas, Iesus
Nazarenus era un Rabbuni
Magno. En esos detalles estoy pensando,
cuando la voz de Simón, Petrus, me
devuelve al sitio:
–
Veritelius, en
la cultura y costumbres de nuestro pueblo escribir no es algo que cualquiera
pueda hacer; sin embargo, tu idea de narrar por escrito el Ministerio del
Mashiaj y luego esto darlo a conocer leyéndolo en todas las comunidades con
prosélitos y creyentes, parece una buena idea; sin embargo, hemos pensado que
de inmediato habrá que solucionar algunos problemas; por ejemplo:
-¿Cómo saber que lo escrito es de quien dice ser?
Porque puede haber extraños que
escriban cosas contrarias a lo dicho por nuestro Señor Iesus Christus.
-¿Cómo estar seguros de que las traducciones a otras
lenguas no cambien el sentido del decir original? Ya que ciertamente no todos
los idiomas son iguales en su construcción.
- Y por último, ¿cómo realizar la distribución y
custodia de las copias que se envíen a los lugares seleccionados?
–
Le respondo cada
cuestionamiento, Apóstol Petrus:
Sea que
fuere o no costumbre de los iudaicus, Ustedes son ‘de otro tipo’, no tan solo porque la gran mayoría son
‘galileos’, sino porque sus enseñanzas
no se limitan a la Ley y los Profetas, sino que predican otras formas de comportamiento, de esperanza y de
entrega.
Luego
entonces, no tienen que ser como sus ancestros inmediatos o remotos, sino que han de instituir
nuevas costumbres que incluso ayuden a
diferenciarles de los otros. Así que, un
ministerio escrito sería del todo diferente
que el oral que se enseña en la Yeshiva y en las Sinagogas.
¿Cómo saber que lo escrito es de quien dice
ser? Desde hoy lo podemos definir; solo Los Doce Apóstoles (o
quien ellos designen), están autorizados para
escribir; a contrario sensu, el tal escrito o discurso se toma por falso o
apocryphus y se hace saber a todas las comunidades el hecho;
¿Cómo estar seguros de que las
traducciones a otras lenguas no cambien
el sentido del decir original? Yo cuento
ya desde hoy con los mejores
scriptôris con que cuenta el Imperio, y si hubiese mejores los incorporaría al “Christus Mandatus” de
inmediato. Además, algunos de los suyos podrían encargarse de esa labor,
sin hacer más nada que ello.
Y por último, ¿cómo realizar la distribución y
custodia de las copias que se
envíen a los lugares seleccionados? Eso, mi querido Apóstol Simón Petrus, es lo que con más garantía
podría yo ofrecer que se hará bien; eso es lo que yo haré personalmente.
–
Bien,
Veritelius, muy buenas respuestas, pero hay otro ‘pequeño’ problema; Usted está
hablando de un Ejército de Especialistas a los cuales hay que dar un techo,
alimentar y vestir y nosotros no tenemos recursos para ello.
–
Sí los tiene,
Apóstol Petrus; yo soy sus recursos. Así
lo ha dispuesto nuestro Divi. . . nuestro Imperator Maxîmum Tiberius Iulius
Cæsar y así se hará.
Y
me levanto al instante, para removerme el manto y quitarme la cathafracta de cuero que llevo ceñida al
torso encima de la túnica, la cual en su interior está recubierta con una tela
que esconde mil ‘aureus’ sujetos a
ella que cumplen dos funciones: una, protegerme de agresiones (finalmente es un
metal, blando pero al fin metal) y otra, contar siempre con suficiente dinero
para lo que pudiera ofrecerse, como en este magnífico momento. Los seis hombres no caben en sí de la
sorpresa y algunos hasta exhalan expresiones de admiración
–
Oh!, pero eso no
lo podemos aceptar nosotros, Veritelius, dice Petrus.
–
Claro que puede
Apóstol Petrus; nadie le niega a nadie, y menos al César, hacer un bien en su
Imperio; ni siquiera Ustedes, porque el bien es lo que hay que buscar hacer
siempre. ¿No es así?
–
¡Alabado sea el
Señor Iesus Christus!, exclama el buen hombre, ¡Este nuevo ‘Apóstol Gentil’ que Él ha escogido, es más testarudo que
Simón de Cafaraúm! Y todos reímos de buena forma, por su alusión a sí mismo,
y me la explican con varias anécdotas sobre Simón, Petrus.
–
Apóstol Mateo, me vuelvo a ver
al joven, menos que los demás pero mucho más joven que yo, y le digo: Usted ya tiene experiencia en
‘administrar’ recursos del Imperio, Leví Hijo de Alfeo; y le hago entrega
de mi cathafracta, provocando una
nueva risa de todos.
–
Ciertamente que
no era en ese sentido mi comentario, Veritelius. . . quiere decir algo
el Apóstol Jefe, y le interrumpo yo para decir:
–
Y yo lo sé
Apóstol Petrus, pero como Usted lo ha dicho, yo tengo ‘mi propio’ “Christus
Mandatus”; así que, Usted dedíquese al suyo, que yo velaré por el mío. Y todos volvemos
a reír por la ocurrencia.
–
Yo sabía que
solo éramos Doce Apóstoles, les dice a todos los demás, pero ya veo que El Señor tiene como siempre,
‘otros caminos’.
–
Así es, Apóstol
Petrus, y seremos más todavía; estoy seguro de ello.
Lo
siguiente es tiempo de oír sus magníficas narraciones acerca del Ministerio,
Enseñanzas, Vida y Milagros de Iesus
Nazarenus, quien para ellos es
Christus, Redemptorîs y Mashiaj de todo el Mundo. Podrían durar horas, pero yo tengo que
regresar a Cesarea de Palestina y en punto de la sexta hora del día nos despedimos,
dejándoles clara la mejor forma de comunicación entre nosotros: misivas
enviadas por mensajeros de César.
† †
†
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
Tu Palabra es La Verdad.
También me puedes seguir en:
Solo por el gusto de
Proclamar El Evangelio
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