Santifícalos con La Verdad.
Ciudad de
México, Febrero 28 del 2018.
DEL LIBRO
EL DEMONIO AL
ACECHO DEL MESÍAS
18 DE 77
II.8.- NUMEROSAS CURACIONES EN CAFARNAÚM
(Mc 1, 32-34; Mt 8, 16-17; Lc 4, 40-41)
“Al atardecer, a
la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; la ciudad
entera estaba agolpada a la puerta.
Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y
expulsó muchos demonios. Y no dejaba
hablar a los demonios, pues le conocían.”
Este importante momento del Evangelio
hace recordar otro instante maravilloso, de muchos años atrás, pero que cuando
se dijo por primera vez no se alcanzó a comprender en toda su dimensión; me
refiero al cántico de alabanza de los ángeles celestiales cuando Jesús nació en
Belén: “Gloria a Dios en el cielo y en la
tierra paz a los hombres en quienes Él se complace”, cantaban todos a una
voz desde las alturas.
A todos aquéllos que Satanás tiene bajo
el dominio del mal y del pecado, Cristo Jesús los está llenando con los dones
del cielo, que son: la bondad, la verdad y lo felicidad. Bondad, porque la salud física y mental que reestablece
Jesús a todos, son invaluablemente benéficas para la vida; verdad, porque sus
palabras conducen por los caminos del conocimiento, que llevan a la salvación y
a Dios; y felicidad, porque el estado de salud y verdad redunda en el estado de
paz que toda alma humana busca incesantemente.
Son tantos los que le han traído, que
el Demonio quiere abrumarlo; bien sabe que como hombre debe cansarse, se ha de
agotar, y entonces dejará de realizar sus maravillas. Pero Cristo está consciente de ello y se multiplica
en sus prodigios para los necesitados; dice San Mateo que lo hacía en
cumplimiento a lo escrito por el profeta Isaías: “Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades.” (Is
53, 4-5) Así, paulatinamente, serán
cumplidas todas las promesas hechas en lo antiguo para el momento en que se
presentara el Mesías entre nosotros; no importa cuánto se afanen los demonios
en obstruir la labor de Jesucristo, todos cuantos le conozcan sabrán que Él es
el Ungido de Dios; y aún los que nunca le vean, sabrán que Él es el
Salvador.
Este es un mal día para Satanás y sus
demonios, pues el Mesías está en plena actividad de salvación; anunciando la Buena Nueva a todos
los pobladores de la Tierra ,
y ahora por el momento, empezando en Cafarnaúm.
¡Bendito sea El Santo de Dios que ha
bajado del cielo para librarnos del Príncipe del Mal!
§ § §
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
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