“Santifícalos con La
Verdad.
Tu Palabra es La
Verdad.”
Ciudad de
México, Enero 13 del 2018.
“Este es mi Hijo
muy amado, en quien me complazco.”
Dios Padre
(Mc 1, 11)
SOLEMNIDAD DEL BAUTISMO
DEL SEÑOR.
Muy estimados todos, en Cristo Jesús:
Es verdaderamente
extraordinario que el Ministerio de Jesús de Nazaret, ‘comenzara’, como una Diosidencia, con El Bautismo del Señor. Antes de ese descomunal momento, yo, en
definitiva, ‘no creo’ que Jesús haya permanecido ‘solo hombre’; sin haber ejecutado cualquier obra digna de Él mismo,
como Dios Hijo. Tan no lo creo, que en
mi primer libro escrito: “El Evangelio según Zaqueo” (El Arca – 2005), me tomo el atrevimiento de señalar
algunos posibles Milagros del Joven Dios Hecho Hombre; y apaciguar mis ansias.
Y digo que es
extraordinario, porque esta es la primera ocasión en La Historia Sagrada, que
la Santísima Trinidad hace ‘presencia’ física sensible: La Voz, de Dios Padre;
la ‘estancia’ real como hombre, de Dios
Hijo; y la ´representación’ –en una paloma–
de Dios Espíritu Santo. Allí están Las
Tres Divinas Personas de la Santísima Trinidad; perfectamente descritas por San
Mateo Apóstol y Evangelista (3, 16-17); perfectamente Bíblicas.
San Marcos –a
dictado de San Pedro Apóstol– inicia sus narraciones Evangélicas precisamente
con la predicación de San Juan Bautista y el Bautismo de Jesús. San Lucas también detalla el Divino
Acontecimiento –éste, a voz de la Santísima Virgen María, Madre de Dios–
recalcando su trascendencia.
Solo para algunos
‘inquietos’, como este servidor suyo que les escribe, hubiera sido conveniente
que tuviéramos una semblanza ‘más humana’ o al menos más abundante, de los
primeros treinta años de vida de Jesucristo.
Pero no la tenemos y nada podemos
hacer al respecto. Es cierto, El
Evangelio es La Buena Nueva; esto es, el último capítulo de la Historia de la
Redención del Hombre. No son narraciones
de la vida humana de Dios Hijo, El Hijo de Dios –para que lo entendamos bien–;
El Evangelio es la evidencia para que los ‘desfeados’ (no sé cómo decirle a los que no tienen Fe, o la han
perdido), puedan re-encontrarse con el Divino Don y crean en Jesucristo.
Y dado que TODA LA
SANTA BIBLIA (70 libros), ES PALABRA DE DIOS, creer lo que nos dice no es un
acto de Fe o un Dogma irrebatible; es, simplemente, VERDAD, porque la Palabra
de Dios es La Verdad; que nos sirva esta gran Solemnidad del Bautismo del Señor
como la evidencia Evangélica de haber sido Ungido con la Presencia Trinitaria
de Dios: Tres Personas distintas, Un solo Dios Verdadero. No,
esto no es Dogma, es Palabra de Dios.
Orar sirve, es bueno para nuestra alma y
nuestra mente.
De todos ustedes afectísimo en Cristo,
Antonio Garelli
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por el gusto de proclamar El Evangelio.
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