Santifícalos con La Verdad.
Ciudad de
México, Enero 24 del 2018.
DEL LIBRO
EL DEMONIO AL
ACECHO DEL MESÍAS
13 DE 77
II.3.- LA BODA EN CANÁ DE GALILEA
(Jn
2, 1-11)
“Tres días
después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de
Jesús. Fue invitado también a la boda
Jesús con sus discípulos. Y no tenían
vino, porque se había acabado el vino de la boda. Le dice a Jesús su madre: ‘No tienen
vino.’ Jesús le responde: ‘¿Qué tengo yo
contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.’
Dice su madre a los sirvientes: ‘Haced lo que él os diga.’
Había allí seis
tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres
medidas cada una. Les dice Jesús:
‘Llenad las tinajas de agua.’ Y las llenaron hasta arriba. ‘Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al
maestresala.’ Ellos lo llevaron.
Cuando el
maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde venía (los
sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el
maestresala al novio y le dice: ‘Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya
están bebidos, el inferior. Pero tú has
guardado el vino bueno para ahora.’
Así, en Caná de
Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en
él sus discípulos.”
Sí, así es; tan solo han pasado tres
días de que Jesús ha escogido a sus Apóstoles y ya han visto ‘el primer milagro
del Señor’; y además, en la más significativa de las reuniones de los judíos:
una boda, para que a nadie se le olvide lo que ha sucedido. El momento es de completa alegría para todos,
ya sean los novios que se están casando, las familias de ellos o los amigos que
han sido invitados al convivio. Nada se
sabe de los protagonistas del matrimonio en cuestión, pero debieron haber sido
muy cercanos de María Madre, pues la
preocupación personal de ella es notoria ante la falta de vino; ¡y que
haya decidido que era un buen momento para que su Hijo diera comienzo a sus
señales!, solo hace pensar la cercanía entre la Virgen y la pareja o sus
familias.
Como digo, todo era felicidad. Pero ese maravilloso sentimiento no cabe en
la mente del Diablo, menos aún si quienes lo disfrutan son Santos de Dios. ¿Cómo les echamos a perder el rato?, habrá
pensado. ¡Ya está! Todas las bodas
judías se acaban cuando no hay más vino que beber. Casi les puedo decir que éste es la medida
con la que se establece la duración de la fiesta. Claro está que el Demonio quería arruinar el
momento; pero nunca contó con la perspicacia de la Santísima Virgen
para solucionar su maléfico acecho. El
resultado es extraordinario, no tan solo para el organizador y responsable de
la boda, sino para todos los allí presentes.
¡Hasta el mismísimo Satanás debió haber quedado sorprendido!
Así será en lo sucesivo: ante un acecho
del Demonio, usar el bien para vencer al mal.
Nunca ganará el Satán; al final siempre será derrotado.
El simple hecho de que San Juan haya
registrado este evento (siendo él tan espiritual en sus escritos), denota la
verdadera importancia que tuvo el acon-tecimiento: Dios puede cambiar la
adversidad en gozo. En los miles de
milagros que Jesucristo operó en vida humana, siempre quedó claro que el mal,
la adversidad, las contingencias negativas y hasta los descuidos, podían ser
trans-formados en alabanza, bendición y gloria del Nombre de Dios. Jesús nunca realiza una de sus portentosas
manifestaciones causando daño a alguien. ¡Nunca! Siempre usa sus Divinos Dones para que lo
bueno impere sobre lo malo. Aún en los casos más contrarios a la naturaleza,
Cristo favorece el bien, la verdad y la belleza. No importa qué intrincadas circunstancias le
presenten Satanás y sus huestes; el Señor hace que el Cielo, que es perfección
y amor, baje a la Tierra ,
en donde, hasta ese momento, imperaba solo el pecado.
§ § §
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
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