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lunes, 4 de diciembre de 2017

TRADICIONES NAVIDEÑAS, CRISTO AL CENTRO

¡Alabado sea Jesucristo!

Ciudad de México, Diciembre 5 del 2017.

“Gloria a Dios en las alturas y en la Tierra paz
a los hombres en quienes Él se complace.”
(Lc 2, 14)

LAS TRADICIONES NAVIDEÑAS,
CON EL NIÑO DIOS AL CENTRO.

Muy estimados todos, en Cristo Jesús:

Si bien es cierto que la Semana Santa tiene una gran cantidad de ‘tradiciones’ (costumbres, ritos, doctrinas, que se transmiten de generación en generación – RAE), más aún si hablamos de la Semana Santa en España; creo que La Época Navideña tiene más tradiciones todavía que seguir.  Por supuesto, en Europa, no se diga por cada país, sino por regiones, ciudades o pueblos, inclusive, las Tradiciones Navideñas son vastísimas. Todas las labores humanas (arte, ciencia, política, religión, producción o comercio, deportes o entretenimiento), todas, se ven muy influenciadas por la Navidad.   

También en Oriente Medio, África y América es patente la influencia de La Natividad del Señor en las costumbres y tradiciones de fin de año de cada País. Nuestro querido México tiene ‘miles’ de ellas, por supuesto, todas importadas; pero ya algunas ‘muy propias’ de nuestra cultura y nuestra gente. En este País, tal parece que “lo que no se hace bailando, no vale la pena”; y así, las devotísimas Pastorelas, dieron paso a ‘Las Posadas’, en las que, lo que más importa es comer, beber y bailar.      

Las tradiciones navideñas siempre deben tener como eje de su celebración al Niño Dios, a Jesús de Nazaret; a Dios Hecho Hombre que se encarna para nuestra salvación.  Si Cristo deja de ser la razón misma de cuanto festejemos, entonces nuestras alegrías pasan a ser como cualquiera otra; y eso no es La Navidad.  El Nacimiento del Redentor es tan importante como su Muerte y Resurrección, pues si no hubiese nacido, no habría habido redención; o al menos, no habría sido como fue.

Es muy fácil que perdamos el rumbo –la intención, la valía, la razón de ser– de nuestras Celebraciones Navideñas, si les quitamos la parte ‘religiosa’ que es la esencia misma de lo que festejamos.  No festejamos cualquier nacimiento, no; lo que hacemos es traer al presente el Gloriosísimo momento del Nacimiento del Salvador.  Así, como lo narra San Lucas:

“No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la Ciudad de David, un Salvador, que es el Cristo Señor…
Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
“Gloria a Dios en las alturas, y en la Tierra paz a los hombres en quienes Él se complace.””
    Evangelio según San Lucas 2, 10-11, 13-14.

Orar sirve, es la mejor forma de permanecer con Dios.

De todos ustedes afectísimo en Cristo,

Antonio Garelli




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