¡Alabado sea Jesucristo!
Ciudad de
México, Noviembre 27 del 2017.
Cumpleaños de Pablito, el más pequeño de mis nietos.
“Libro de la
generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.”
(Mt 1, 1)
EL TIEMPO DE ADVIENTO
Muy estimados todos en Cristo Jesús:
Aunque “adviento”
solo quiere decir “venida, llegada”,
para nosotros Cristianos Católicos, El Tiempo de Adviento siempre ha tenido muchos otros significados. Primero, tiene un gran significado litúrgico:
es el período de cuatro Domingos anteriores a Navidad; nada más y nada menos
que La Venida, La Llegada de El Salvador; Emmanuel: Dios con nosotros. Es un tiempo en que la Iglesia invita a la
reflexión, la contrición, el arrepentimiento y la purificación de nuestra alma
(y por ahí, del cuerpo también), para estar ‘lo más limpios’ posible, en
intenciones y acciones, antes del Nacimiento del Niño Dios.
Esto ya sería más
que suficiente para hacer del Tiempo de Adviento un período muy especial. Y así lo manifestamos en todo lo que
pensamos, decidimos y hacemos; nos involucramos al máximo con las ideas y
deseos de nuestros círculos cercanos (como la familia, los compañeros de
estudio o trabajo y todos los amigos y conocidos en general), y participamos
con optimismo y buena voluntad de los planes que se van formulando en lo
general.
Pero el Tiempo de
Adviento también debe ser algo ‘muy personal’ un lapso entre Jesús de Nazaret y
uno mismo. Algo íntimo, sincero y
totalmente individual. Ante Dios Hecho
Hombre, tengo la oportunidad de manejar como nunca mi Fe, mi Esperanza y mi
Caridad; amalgamando el vastísimo significado que tienen juntas: aceptar lo que
no entiendo de Dios, confiar en una solución favorable de mis oportunidades y
responder con buena voluntad todas las afrentas posibles. Para eso son las
Virtudes Cardinales; y en Tiempo de Adviento el significado se magnifica.
La Corona de Adviento,
con su follaje, sus velas, sus formas y sus colores, todo tiene un significado
preciso y precioso que debo conocer, meditar y asimilar en mi persona, mi
entorno y mi futuro; no son solo cosas, son representaciones valiosas.
Esta primera semana
del Tiempo de Adviento, hemos de utilizarla para ACEPTAR EN NUESTRA PERSONA, EL
MAL COMETIDO Y EL BIEN DEJADO DE HACER. Este es el primer paso para enmendar o
corregir cualquier camino; si no estamos conscientes del mal que hemos
provocado o del bien que pudimos haber hecho y que voluntariamente no
realizamos, será muy difícil que logremos la sinceridad para la corrección de
nuestras acciones.
Todos nuestros
pecados son ‘perdonables’ (vía Sacramento de la Reconciliación por medio de la
Confesión), menos aquél que cometemos contra el Espíritu Santo: mantener la
mentira en nuestra vida y el rechazar el perdón y la Salvación. Ahora ya lo sabemos (si ya lo sabíamos, qué
bueno), debemos erradicar la falsedad de nuestra existencia, actuar con
sinceridad y alcanzar el bien en todo cuanto hagamos. Esas
tres acciones vencen al Mal sin equivocación; y eso es el mejor logro del
Tiempo de Adviento.
Orar sirve, es la mejor forma de
permanecer con Dios.
De todos ustedes afectísimo en Cristo,
Antonio Garelli
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