¡Alabado sea Jesucristo!
Ciudad de
México, Noviembre 15 del 2017.
Mi Madre hubiese
cumplido hoy, 95 años.
EL DEMONIO AL
ACECHO DEL MESÍAS
3 DE 77
I.3.- EL NACIMIENTO DEL NIÑO DIOS
(Lc
2, 1-7)
“Sucedió que por
aquellos días salió un decreto de César Augusto ordenando que se empadronase
todo el mundo. Este primer
empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a
empadronarse, cada uno a su ciudad.
Subió también
José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que
se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con
María, su esposa, que estaba encinta.
Y sucedió que,
mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz
a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque
no tenían sitio en el alojamiento.”
Es tan bello, es tan sencillo este
pasaje Bíblico, que nadie supondría que el Demonio esté al acecho del Mesías; y
sin embargo ahí está.
Analicemos entre líneas el significado
de todo esto. Lucano abunda en los
detalles de los acontecimientos mundiales ajenos al nacimiento de Jesús, cosa
que no hacen ni Mateo ni Marcos, solo para alentar nuestra racionalidad (sin
quererlo), hasta el límite. Primero nos
da los datos:
César Augusto (Gayo Julio
César Octavio; 63 a .C.
a 14 d.C.),
Gobernante del
Imperio Romano al que el Senado otorgara el título de Augustus (Latín:
santo, consagrado, majestuoso venerable), solo para poder proclamarlo
Emperador a la edad de 19 años; después de la muerte de Julio César, al que habían asesinado precisamente por haberse
autoproclamado Emperador.
Cirino (Publio Sulpicio
Cirino; 51 a .C.
a 21 d.C.).
Político
y soldado de carrera del Ejército Romano; Gobernador de Creta, Cirene,
Panfilia - Galacia y Siria. Hombre de
las confianzas de los Césares, Augusto y Tiberio. Ejecutor de muchos
censos en el Imperio
Romano.
Los datos los pone San Lucas en sus
escritos sobre el Evangelio, para que no haya duda; para que hasta los más
escépticos puedan comprobar lo que él está asentando. Y aun así, todavía hoy, hay quienes no creen.
El populus,
el pueblo romano de la
República , era contrario a los levantamientos de censos;
decían ellos que solo servían para magnificar las matanzas de bárbaros en sus
conquistas. Alguna vez el Senado le
sugirió a Julio César que se levantara un censo entre todos los súbditos de
Roma, para poder calcular los impuestos que podrían ser cobrados por provincia
y prever los recursos de campaña. Julio
César respondió que eso no era necesario, ya que: “. .
. todos los seres vivos, y aún los muertos, habrán de pagar tributo a Roma.”
Así de contrarios eran los romanos para
los conteos; sin embargo, a partir de César Augusto, los empadronamientos se
volvieron una costumbre en todas las provincias del Imperio. Un cambio muy de raíz, para que sea ‘casual’.
Y por lo que respecta al viaje, lo mismo
hubiera dado (ya que el censo era recaudatorio de impuestos), en dónde se
registrara alguien; pero ahora la orden había sido más precisa: cada quien en
la ciudad en donde hubiese nacido.
Todos estos son demasiados cambios, y
además en muy poco tiempo, para ser simplemente concurrencia de hechos. Algo se estaba tramando con ello.
Aún en nuestros días, y viajando por las
modernas carreteras que existen, sería tortuoso recorrer el camino que va de
Nazaret a Belén si fuésemos caminando.
Son ciento cincuenta kilómetros de cerros de rocas, pendientes muy
empinadas y arena volando por todas partes; esto sin considerar el sol que cae
a plomo, produciendo temperaturas superiores a los treinta grados centígrados
al medio día, aún en Invierno. Ahora,
aumenten el estado de embarazo de María.
Yo creo que todo esto tenía algo más que coincidencias. Y si creen que el viaje en burro es más
cómodo, créanmelo, ¡no lo es, es casi peor que caminar!
Un dato más. En tiempo de Jesús, la mortalidad infantil
era mayor del treinta por ciento entre la concepción y la primera semana de
nacidos. Las mujeres pueden entender muy
bien lo que voy a decir, los hombres en obvio del género, no podemos: a todo lo
anterior, agréguenle que están en el noveno mes de embarazo.
Por más que hayan salido a buen tiempo,
con el lento caminar de la amadísima esposa de José, debieron haber hecho más
de diez días en el trayecto; lo que significa que cuando llegaron a Belén,
todos los lugares de hospedaje estaban ocupados. Además, la insalubridad de esos lugares era
por demás dañina e impropia para atender un nacimiento; y ni qué decir del
pesebre. Todo se les complicó al humilde carpintero avecinado en Nazaret y a su
exquisitamente fina y delicada esposa.
Si no pienso en ‘las malas intenciones de alguien o de algo’ para que el
Niño Dios no naciera, entonces es que soy un iluso o un incrédulo.
Y sin embargo. . . Jesús nació. Nada de lo que he descrito impidió que el Verbo
se Encarnara; que Dios se Hiciera Hombre y que los cientos de profecías sobre
el Mesías se cumplieran al pie de la letra.
Por más que acechó el Demonio, por más que puso condiciones adversas a
las normales, los Santos del Señor pudieron vencer las dificultades para que Él
viniera al mundo.
§ § §
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
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Veritelius
de Garlla, Apóstol Gentil
De Milagros y
Diosidencias. Solo por el gusto de
proclamar El Evangelio.
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