¡Alabado sea
Jesucristo!
Ciudad de México,
Septiembre 6 del 2017
M E D I T A N D
O L A S
P A R Á B O L A S
D E
J E S Ú S D E N
A Z A R E T
28 de 35
En el nombre del
Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +
Amén.
PADRENUESTRO
“Padre nuestro, que
estás en el cielo, santificado sea tu nombre;...”
AVEMARÍA
“Dios te salve, María, llena eres de
Gracia. . .”
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
“Ven, Espíritu
Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu
amor. Envía Tu Espíritu Creador. Y
renueva la faz de la tierra. Oh Dios,
que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo;
haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su
consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.”
27.- “PARÁBOLA DEL
FARISEO Y EL PUBLICANO”
(Lc 18, 9 – 14)
“A unos que se
tenían por justos y despreciaban a los demás les dijo esta parábola: ‘Dos
hombres fueron al templo a orar, uno era fariseo y el otro publicano. El fariseo, de pie, hacía en su interior esta
oración: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como el resto de los hombres:
ladrones, injustos, adúlteros, ni como ese publicano; yo ayuno dos veces por
semana y pago los diezmos de todo lo que poseo’. El publicano, por el contrario, se quedó a
distancia y no se atrevía a levantar sus ojos al cielo, sino que se golpeaba el
pecho y decía: ‘Dios mío, ten compasión de mí, que soy un pecador’. Os digo que éste volvió a su casa
justificado, y el otro no. Porque el que
se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.’”
ACTOS
DE PREPARACIÓN:
Aprovechando la Fe ,
sustento mismo de nuestras plegarias al Padre, voy a animar todo mi ser para
comprender la trascendencia que encierra el acto mismo de orar por el perdón de
mis pecados.
Asimismo, con pleno uso del don de la Esperanza ,
mantendré firme el anhelo de ser escuchado por el Padre en mis peticiones por
mí y por mi prójimo.
Y con la Caridad ,
me presentaré ante el Señor despojado de mis debilidades y consciente de mis
culpas.
PETICIÓN:
Jesucristo, que nos manifestaste en
muchas y variadas ocasiones el valor de la oración, permíteme lograr el tamaño
de devoción que Tú quieres en mí, a fin de ser considerado como un “Hombre de
Oración”.
EL
TIEMPO Y EL LUGAR:
Jesucristo se encuentra en Jericó, en
éste que representa su último viaje a Jerusalén. Está precisamente en la ciudad de los
publicanos y los pecadores; la que tenía más gentiles que judíos, la “Pequeña
Urbe” como la llamaban los romanos.
La sinagoga de Jericó era tan pequeña,
que en la actualidad no hay ningún vestigio de ella. Era un lugar tan poco usado (en comparación
con las plazas), que frente a ella había un cuadrángulo que podía ser utilizado
para múltiples usos. Este día el Divino
Maestro se encuentra allí; el pequeño edificio se ha llenado de gente, y el
patio exterior también. Todos quieren
oírlo; todos están deseosos de verle hacer algún milagro más, pues justo en la
entrada de la ciudad ha sanado a un ciego recobrándole la vista. Pero Él tiene otros planes y empieza a
enseñar con parábolas. Ésta es
nuevamente contra los fariseos, sus permanentes inquisidores en las últimas dos
semanas, que le siguen a todas partes.
LOS
PERSONAJES Y ELEMENTOS:
El fariseo soy yo, cuando creo que le
estoy haciendo un favor a Dios orándole.
El publicano soy yo, cuando con un corazón contrito me dirijo al Padre
pidiéndole perdón por mis pecados.
MEDITACIÓN:
A veces he llegado a pensar que en la
actualidad la oración ‘es cosa de mujeres y sacerdotes’, porque los hombres
comunes rezan poco y oran menos. Si esa
es mi realidad de vida, entonces mi deber de cristiano es orar más; porque
tengo que pedir por mí y también por mis hermanos, los hombres que no
oran. Orar por otros tiene un doble
valor: primero para el que ora, porque lo está haciendo; y luego por los que se
reza, que no lo hacen.
La oración como principio, debe ser un
acto de profunda humildad personal ante Dios.
Por supuesto que la soberbia elimina hasta las mejores intenciones del
rezo efectuado o la oración encomendada.
No se puede esperar que alguien lleno de soberbia acceda al Padre en una
súplica. Por eso el fariseo de la
parábola no quedó justificado, porque fue engreído en su oración a Dios. Así pues, la primera actitud que debo tener
en mi diálogo con el Señor es de contrición; Él, Creador, yo criatura; Él,
Redentor, yo redimido; Él, Todopoderoso, yo necesitado; Él, Misericordioso, yo
pecador. En pocas palabras, Su Voluntad,
no la mía.
Sin estos primeros pasos de
reconocimiento en mi oración, poco podré conseguir en mis peticiones, pues
desde Jesucristo (en el “Padrenuestro”), quedó bien asentado: Dios es el Padre,
yo solo un hijo. Por lo tanto, saberme
pecador e implorar el perdón de Dios es fundamental para ser escuchado. Y no se necesitan palabras muy precisas ni
frases muy elaboradas, lo que se requiere es hablar con humildad y con
sinceridad.
Es cierto que tengo al alcance de mi
oración la obra de los grandes místicos de la Iglesia , que nos han
dejado todo cúmulo de meditaciones y rezos con una perfección teológica que yo
no puedo alcanzar; pero Dios no quiere que yo solo lea y repita esas grandes
oraciones cuando quiero estar en contacto con Él. El Padre lo que quiere es oírme a mí,
escuchar mi alma, saber de mis intenciones y, ante todo, oír mis propuestas de
enmienda, en razón de mis pecados.
Porque si no es así, estoy siendo como el fariseo: ‘presumiéndole’ al
Señor ‘lo bueno que soy’ y olvidándome de los pecados por los cuales debo pedir
perdón.
La oración no es un asunto de cómo se
dice, sino de qué se dice en ella. Ni
siquiera cuentan las palabras, lo importante es la intención de las
mismas. Por ello es verdad que “. . . de la abundancia del corazón, habla la boca.
. .”, porque dependiendo de lo que hay en mi interior, es finalmente lo que
diré.
FRUTO:
VOY A ESCRIBIR
DOS PROPÓSITOS TANGIBLES Y ALCANZABLES QUE DEBERÁN CAMBIAR MI VIDA, A FIN DE
SER UNA PERSONA CONGRUENTE ENTRE LO QUE ACABO DE APRENDER DE JESUCRISTO Y LO
QUE DEBO HACER COMO UN DIGNO SEGUIDOR DEL SEÑOR.
1
2
ORACIÓN
A MARÍA:
Virgen Santísima, protectora inagotable
de nuestras almas y medio infalible de nuestras peticiones, ayúdame a alcanzar
el estado de gracia que tú lograste, para tener la dicha de hablar con el Padre
y sentirme escuchado en mis plegarias.
Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
PADRENUESTRO
– AVEMARÍA
En el nombre del
Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +
Amén.
V V V
Afectísimo
en Cristo de todos ustedes,
Antonio
Garelli
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De Milagros y
Diosidencias. Solo por el gusto de
proclamar El Evangelio.
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