¡Alabado sea Jesucristo!
Ciudad de
México, Septiembre 4 del 2017.
“Sed
perseverantes en la oración,
velando en ella
con acción de gracias. . .”
San Pablo
(Col 4, 2)
IDENTIFICANDO NUESTRAS
DIOSIDENCIAS PERSONALES
Muy
estimados todos en Cristo Jesús:
La Diosidencia personal más frecuente que existe, es “cuando Dios nos habla”, es cuando el
Señor nos responde algo que le hemos pedido, cuestionado o retobado, incluso;
no hay asunto que Dios nuestro Señor no responda, eso es seguro. Solo que generalmente no le hacemos caso, y
entonces ‘suponemos’ que no nos escucha, que no somos dignos de Él; y lo peor, llegamos
a pensar que todo ‘eso’ no es cierto; lo que significa una inmediata pérdida de
Fe, de Esperanza y/o de Amor a Dios.
Obviamente, Dios Habla en lugares propios de Él, no en los
lugares (a veces no muy buenos) que nosotros frecuentamos; sino en los que Él
ha dispuesto para nuestra intercomunicación.
Delante del Sagrario es el más indicado –pues ahí está Él– sin importar
si es de una pequeña capilla, iglesia, basílica o catedral; pero también en
casa, donde acostumbramos hacer nuestras oraciones; en el trabajo, antes de
iniciar labores y durante el ofrecimiento; en el coche, cuando vamos haciendo
nuestra meditación; en el tren, el metro o el autobús; en fin, en el lugar en
que frecuentemente ‘hablamos’ con Dios.
Dios habla claro y directo, a veces tanto, que no nos lo
creemos (lean por favor, 1Sam 3, 1-10).
Sin embargo, es mucho más común que nos diga lo que queremos de Él en la
voz o las acciones de las personas que nos rodean. Frecuentemente oímos a alguien decir 'precisamente lo que ayer o hace unos días le
pedía a Dios en oración’, y no son coincidencias, son las Diosidencias que
hemos estado buscando.
Un momento Glorioso para que Dios nos hable es la Misa, por
eso es que debemos asistir siempre; diario, si podemos. La Santa Misa siempre debe representar para
nosotros el doble significado que tiene: absolutamente espiritual, para el
deleite de nuestra alma; y suficientemente sacramental, para la presencia del
Señor. Es cierto, a veces los presbíteros
no ayudan mucho; pero nosotros hemos de encontrar la forma de apropiarnos de estos
dos insustituibles valores, pues, TODAS
LAS MISAS LOS TIENEN.
En La Misa, con frecuencia, se leen unos textos y nosotros
podemos estar oyendo otros; en las homilías, mucho más frecuente que lo que
creemos, las palabras del predicador nos dan A TODOS, las ‘luces’ de la Palabra
de Dios para ‘poder oír’ cabalmente: los mandados de Dios mi Creador, los consejos de Dios mi Salvador y las
advertencias de Dios mi Santificador.
Todos los días, TODOS tenemos Diosidencias personales; no debemos
dejar que la materialidad del mundo, nos robe esos invaluables momentos de
nuestra propia espiritualidad. Cuanto más ‘cosificados’ (abocados a las cosas)
estemos, menos vamos a poder oír a Dios.
Es necesario que mantengamos activa y viva nuestra espiritualidad, pues
de ello depende la salud de nuestra alma; es indispensable que hablemos con
Dios y que le escuchemos, también.
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
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Veritelius
de Garlla, Apóstol Gentil
De Milagros y
Diosidencias. Solo por el gusto de proclamar
El Evangelio.
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