¡Alabado sea
Jesucristo!
Ciudad de México,
Agosto 30 del 2017
M E D I T A N D O L
A S
P A R Á B O L A S D
E
J E S Ú S D E N A Z A R E T
27 de 35
En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu
Santo + Amén.
PADRENUESTRO
“Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea
tu nombre;...”
AVEMARÍA
“Dios te salve, María, llena eres de
Gracia. . .”
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
“Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus
fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Tu Espíritu Creador. Y renueva la faz
de la tierra. Oh Dios, que has iluminado
los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus
inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.”
26.- “PARÁBOLA DEL
JUEZ INICUO”
(Lc 18, 2 – 8)
“Les
decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin
desfallecer. ‘Había un juez en una
ciudad que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en aquella ciudad una viuda que,
acudiendo a él, le dijo: ‘¡Hazme justicia contra mi adversario!’ Durante mucho tiempo no quiso, pero después
se dijo a sí mismo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta
viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente
a importunarme
…Oíd
lo que dice el juez injusto; y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que
están clamando a Él día y noche, y les hace esperar? Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga,
¿encontrará la fe sobre la tierra?”
ACTOS DE
PREPARACIÓN:
Movido por la Fe ,
Divino don de la percepción extra racional, conduciré todo mi ser por medio de
mis facultades superiores, para abarcar el mensaje de salvación del Señor y con
ello lograr el ansiado contacto con mi Creador.
Igualmente, con el don de la Esperanza ,
reafirmaré mi anhelo de salvación a través de Jesucristo, único medio de
redención del pecado.
Y con la Caridad ,
que es la fuerza por medio de la cual puedo materializar mis actos de amor al
prójimo, llenaré mis acciones de santificación.
PETICIÓN:
Señor, infunde en mí el deseo de
mantenerme en contacto constante contigo, y haz posible que me convierta en un
asiduo ejecutor de la oración.
EL
TIEMPO Y EL LUGAR:
Los discursos de
Jesucristo en su última estancia en Jerusalén, son en verdad una fuente
inagotable de enseñanzas. Éste, por
ejemplo, dado en una parábola tan sencilla, ejemplifica a la perfección el
valor de la oración. El Señor se
encuentra en el Templo de Jerusalén, en los pórticos en donde se reunían
hombres, mujeres, niños y gentiles, en distintos lugares, pero todos en el
Templo.
Los Cuatro
Evangelistas dan cuenta de un gran número de ocasiones en que Jesús oró al
Padre. La cima de los montes, los
lugares apartados; el silencio de la barca en medio del lago, eran los sitios
preferidos del Señor para orar. Esa
tarde en el Templo, cuando el bullicio había desaparecido y la soledad de los
pasillos producía un silencio abrumador, Cristo aprovecha para darles a sus
discípulos una lección sobre la importancia de la oración. Una enseñanza también para nosotros.
LOS PERSONAJES Y
ELEMENTOS:
El juez inicuo,
es la justicia humana. La viuda, somos
todos. La actitud de insistencia de la
viuda, es la actitud perenne que debemos mantener respecto de la oración. La aceptación de hacer justicia por parte
del juez, es la garantía de que Dios atiende nuestras plegarias.
MEDITACIÓN:
Yo podría decir
que esta es la parábola razón de este libro, ya que debido a la importancia que
Jesucristo le da en ella a la oración (y ante el compromiso que todos tenemos
de orar y meditar), a mí me pareció prudente integrar un documento que ayude a
estar en contacto con el Señor.
Orar es platicar
con Dios. Es hablar con el Señor con las
propias palabras, no con formulismos preestablecidos. Es manifestarle al Creador
mi agradecimiento sincero por los dones recibidos; es también pedirle su ayuda
ante las necesidades muy personales; es en pocas palabras, un acto de
reconocimiento de la grandeza de la Divinidad de Dios y la insignificancia de mi
persona.
Dios hecho Hombre,
Jesucristo, así lo dejó claramente demostrado; Él oraba siempre al Padre.
Quiero entender que lo hacía de ‘Verdadero Hombre’ a Dios. No de Dios a Dios, sino de Hombre a
Dios. Como manifestando claramente que
en mi condición de humano es indispensable el contacto constante con el
Creador.
Nuevamente,
maestría divina en el ejemplo dado por el Rabboni. Solo me quiero imaginar aquel primer grupo de
discípulos en ese momento; pasmados ante Jesús, oyendo sus palabras como
queriendo que no se les olviden nunca.
Habrán dicho: “¡Claro, si el juez
inicuo es capaz de moverse hacia la rectitud solo por evitar la insistencia,
cuánto más el Padre atenderá nuestras súplicas con prontitud, si Él es
perfección absoluta!” Ni más qué
decir, ni qué dudar. El Maestro ha
indicado con absoluta contundencia, que es necesario mantenernos
insistentemente en oración.
¡Orar, tengo que
orar! Si quiero ser hombre de Dios,
primero tengo que ser hombre de oración a Dios.
Ya en otra ocasión el Señor se ha
referido a la importancia de insistir en la oración; es precisamente cuando
enseña el “Padrenuestro”, donde señala: “Así
que os digo yo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os
abrirá. Porque todo aquel que pide,
recibe; y quien busca, halla; y al que llama, se le abre.” (Mt 6, 7 –
8) Ante estos hechos, la evidencia está
muy clara, orar es indispensable para contactar con Dios. Si Dios hecho Hombre lo hizo, ¿cuánto más yo,
criatura insignificante? Por lo tanto,
si no oro, es porque no quiero estar en contacto con mi Creador.
Y en este nivel de análisis primario,
es cuando empiezan a salirme todas las excusas y todos los pretextos de mi
falta de apego a la oración: ‘es que no tengo tiempo’, ‘es que me distraigo muy
fácilmente’, ‘es que me da mucho sueño’, ‘es que no sé qué decir’; y el peor de
los momentos viene cuando me atrevo a decir que ‘no escucho a Dios y que siento
que Dios no me escucha’.
Si esto último es mi posición,
simplemente no estoy haciendo caso de la recomendación del Señor en esta parábola:
insistir, insistir, insistir.
Por supuesto que rendirme ante los
pretextos sobre la insistencia, es darle oportunidad al Demonio para mantenerme
lejos de Dios. Si la oración es el único
medio con el cual me puedo comunicar con Él; y si lo que Satanás quiere es
precisamente que no tenga contacto con mi Dios y Señor, pues queda claro que
todo eso me sucede porque estoy permitiendo que se haga la voluntad del Diablo
y no la mía, y mucho menos la de Dios.
Así, entonces, la razón por la que Jesucristo señala la perseverancia en
la oración como una cualidad a lograr, es en efecto vencer al maligno y
permanecer en comunicación con el Padre.
FRUTO:
VOY A ESCRIBIR DOS PROPÓSITOS TANGIBLES Y
ALCANZABLES QUE DEBERÁN CAMBIAR MI VIDA, A FIN DE SER UNA PERSONA CONGRUENTE
ENTRE LO QUE ACABO DE APRENDER DE JESUCRISTO Y LO QUE DEBO HACER COMO UN DIGNO
SEGUIDOR DEL SEÑOR.
1
2
ORACIÓN A MARÍA:
Madre mía, “Reina del Santísimo
Rosario”, obra máxima de nuestros rezos y oraciones, ayúdame a pedirle a Jesús
que siembre en mí la necesidad de orar tan frecuentemente como Él quiera y yo
lo necesite.
Por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
PADRENUESTRO –
AVEMARÍA
En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu
Santo + Amén.
V V V
Afectísimo en
Cristo de todos ustedes,
Antonio Garelli
También me puedes seguir en:
De Milagros y
Diosidencias. Solo por el gusto de
proclamar El Evangelio.
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