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jueves, 20 de julio de 2017

LA PROPIA VIDA SIN DIOS

¡Alabado sea Jesucristo!

Ciudad de México, Julio 21 del 2017


“Nos hiciste, Señor, para ti;
y nuestro corazón está inquieto
hasta que descanse en ti.”
San Agustín de Hipona


CUANDO DIOS NO ESTÁ PRESENTE
EN LA PROPIA VIDA. 

Muy estimados todos en Cristo Jesús:

¡Qué difícil, vacía y superflua debe ser la vida de un humano sin la presencia de Dios! ¡Y qué infierno en vida para el alma, porque ella sí anhela a Dios!  Los que vivimos pensando en Dios, o haciendo por y para Dios; y más aún, los que han consagrado su vida a Dios, no podemos entender cómo podría ser nuestra vida sin Dios.  No solo desde el punto de vista teológico o filosófico, sino desde lo práctico y empírico.

Pero ciertamente, hay muchísimas personas que no solo no piensan en Dios, sino que no tienen a Dios para nada en su vida. (O al menos eso nos ‘demuestran’). Porque, ¿dar ‘gracias a la vida’ por los bienes recibidos, no es agradecer a Dios? La ‘vida’ no da nada, el que da es Dios; inclusive la propia vida nos la ha dado Dios, porque Él, es el Creador de la Vida.  Hay mucha gente que cree que Dios ‘no existe’; como si con ello pudiesen evitar Su Presencia.  Pero éstos son los primeros en cometer perjurio, cuando el ‘destino’ o la ‘suerte’ nos les favorecen.  Entonces aparece Dios en su vida, solo para el vituperio.

La vida con Dios tiene una enorme ventaja: cuando muramos podemos continuar esa relación con nuestra alma; esto es, en estado espiritual.  Sacar a Dios de nuestra vida, por más buenos y píos que hayamos sido, –como si eso pudiese lograrse sin Dios– solo redunda en complicarle al alma el camino de regreso al Padre; porque todas las almas vienen de Él, son suyas, y a Él han de regresar.  De Dios hemos obtenido la vida, el alma y algo más todavía: nuestro Ángel de la Guarda. 

No, no son tres ‘cosas’ en una, ‘ni se toman juntas’.  Nuestra vida humana es una, siempre es material; tiene un principio y un fin. Nuestra alma es otra, siempre es espiritual; tuvo un principio –al momento de nuestra concepción– y no tiene fin. . . a menos que Dios lo decida.  Y como Él nunca va a decidir que un alma muera, ésta habrá de purificarse tanto como sea necesario, antes de conseguir el Cuerpo Glorioso con el que vivirá eternamente en presencia de Dios.

El Ángel de la Guarda es el custodio divino asignado a cada ser humano, para poder contrarrestar al demonio; PORQUE TODOS SOMOS TENTADOS EN EL PECADO.  Es una Persona Celestial, cuya única labor es auxiliarnos siempre. Por eso le rezamos todos los días.

Ángel del Señor, que eres mi custodio,
puesto que la Providencia Soberana
me encomendó a ti,
ilumíname, guárdame, rígeme y
gobiérname en este día.
Amén. 
Ángel de la Guarda,
dulce compañía,
no me desampares
ni de noche ni de día.
Amén.

Dios no es solo un acto de fe. Dios es en el Padre, nuestro Creador; Dios es en el Hijo, nuestro Redentor; y Dios es en el Espíritu Santo, nuestro Santificador. Esta existencia Trinitaria no es porque creemos en ella; es Ella a pesar de que no creamos que Es.  No, no me puedo ni imaginar, vivir mi vida negando neciamente la existencia de Dios; y que Él sí exista, a pesar de todo, en mi propia vida.

Orar sirve, oremos por nuestros Pueblos.

De todos ustedes afectísimo en Cristo

Antonio Garelli




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Veritelius de Garlla, Apóstol Gentil



De Milagros y Diosidencias.  Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

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