¡Alabado sea Jesucristo!
Ciudad de
México, Julio 14 del 2017
“. . . ¿Qué te
preocupa? ¿Qué no estoy yo aquí que soy tu madre?”
Santa María de
Guadalupe
DES-PRO-POR-CIO-NA-LI-DA-DES
Muy
estimados todos en Cristo Jesús:
Muchas ocasiones queremos medir con una sola escala o un
solo recipiente, diferentes contenidos, algo que es casi imposible; la única ‘multi-proporcionalidad’
que yo me sé, es aquella que asienta que: “un
decímetro cúbico de agua, es igual a un litro; y ambos pesan un kilogramo cada
uno.” Igual, a veces, queremos
aplicar definiciones éticas, filosóficas o teológicas a situaciones que no
debieran ser comparadas linealmente.
Hace unos días, un buen amigo me dijo: “¿Sabes por qué estamos tan mal en la Iglesia Católica en México?, porque
igual que como “cada nación tiene el gobierno que se merece”, ‘cada iglesia
tiene los sacerdotes que ha formado’; y nosotros –los seglares católicos
mexicanos– desde hace mucho tiempo no hemos hecho nada al respecto.” ¡Está
horrible la comparación!, pero creo que tiene algo de razón.
Puede ser una desproporción comparar lo que nos ha pasado
por permitir y ‘convivir’ (que es otra forma de aceptar) con los políticos y
gobernantes; pero la verdad, es que desde hace varias generaciones no nos
dedicamos a ver por nuestra Iglesia, la Iglesia Católica, la Iglesia de Todos
(hasta de los ‘hermanos separados’). Y
aquí me refiero a los hombres principalmente, porque gracias a Dios, pías y
buenas catequistas mujeres y madres, siempre ha habido.
Desde hace mucho tiempo los hombres mexicanos no son jueces
justos, ni legisladores imparciales, ni gobernantes leales, ni profesionales
dignos, ni trabajadores honestos, ni familias unidas; somos, de lo Bueno que
éramos, lo que el ‘mal’ nos deja ser.
Pero si volviéramos a tomar las riendas de nuestra Moral; si volviésemos
a apegarnos a nuestra Fe-Esperanza-Caridad; si partici-pásemos personalmente
con la Iglesia; otro presente viviríamos y otro futuro estaríamos asegurando.
La enorme desproporción que existe, entre el mal que generan
algunos mexicanos en los grupos criminales, contra la limitada cantidad de Bien
que la Iglesia es capaz de proporcionar hoy en día; solo se debe a la
separación y alejamiento que hemos provocado entre nuestra Madre, La Santa
Iglesia Católica, y nosotros mismos. Ya
no estamos dispuestos, por ninguna razón y bajo ninguna circunstancia, a que un
hijo nuestro sea sacerdote, o una hija sea monja. Ya no tenemos dentro de nuestras prioridades,
las necesidades de nuestro Cura, Párroco u Obispo; o hasta de la capilla,
parroquia o catedral, viendo solo lo material de las edificaciones.
Si, como antes, desde diferentes círculos de la sociedad era
factible contra-rrestar el mal o el daño social, hoy esas posibilidades casi
las hemos aniquilado; razón por la cual no podemos actuar desde muchos frentes
a la vez. Si los hombres y mujeres de
México quisiéramos ser como éramos antes, desde el punto de vista Moral y
Social, lo primero que habríamos de hacer es volver a la Santa Madre Iglesia
Católica. Porque solo estando todos allí
reunidos, la trama social (hoy deshecha e inservible), se fortalecerá y los
problemas sociales los podremos atender.
Debemos encontrar nuestras ‘multi-proporcionalidades’, para
contrarrestar las enormes desproporcionalidades que nos han tocado vivir. Pero cuanto más alejados estemos de Dios y Su
Iglesia, más difícil será manejar nuestros retos. Esto es algo que amerita tomar en cuenta a
Jesucristo.
Esto lo escribo por México, pero muchos de los países que
frecuentan este Blog DMD, están en una situación similar (si no es que peor);
así que tomen en cuenta mi humilde opinión para con sus naciones, apéguense a
Cristo y su Iglesia. Acá tenemos un dicho que aplica muy bien para esta
situación: “Cuando veas las
barbas de tu vecino rasurar, pon las tuyas a remojar.”
Orar
sirve, oremos por nuestros Pueblos.
De
todos ustedes afectísimo en Cristo
Antonio
Garelli
También me puedes seguir en:
Veritelius
de Garlla, Apóstol Gentil
De Milagros y
Diosidencias. Solo por el gusto de
proclamar El Evangelio.
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