¡Alabado
sea Jesucristo!
México, D. F.,
Noviembre 2 del 2015.
RESPETO A LA AUTORIDAD (2 DE 4)
PADRES E HIJOS
Muy estimados todos en Cristo Jesús:
“La experiencia
hace la diferencia.” Este era un dicho popular aceptado por casi
todo el mundo; muy relacionado con ‘los mayores’ y especialmente con los
padres. Durante el Siglo XIX era una
verdad indiscutible, pues ellos (padres y mayores), educaban e instruían a los
jóvenes. Ya para el Siglo XX, cuando más
gente pudo asistir a la escuela y tener aprendizajes ‘por raciocinio’, la tal
frasecita pasó al ‘campo de lo discutible’
y casi de inmediato al ‘ámbito lo no
creíble o inaceptable’. Los padres y
los mayores ya no eran irrefutables. Y para
el Siglo XXI, la frase hasta ha desaparecido y con ello su valiosísimo
significado.
Toda la enseñanza Bíblica respecto de la educación e
instrucción de los padres hacia los hijos, pareció ‘perder sentido y
credibilidad’. Mandamientos y textos
Bíblicos tan hermosos como “Honra a tu padre
y a tu madre. . .” han sido puestos en entredicho .
Hoy podríamos decir que “La Experiencia es la esclava más fiel de la Ciencia.” Sin importa
en qué ámbito del saber humano quisiéramos aplicar esto, ‘el ensayo y error’ de la experimentación científica, han
substituido de tajo las experiencias vivenciales; sí, aquél conocimiento que se
obtenía solo con el paso de los años, solo con el saber que daba la vida. Sin embargo, no todo se puede experimentar
científicamente. La Fe es uno de esos
conocimientos que no podemos sujetar al ‘ensayo y error’; porque ésta es, en el
mejor de los casos, Conocimiento Revelado, Sapiencia Infusa.
La educación de los hijos ya no tiene en los padres y
mayores (de la familia, especialmente), a sus mejores exponentes; antes bien,
éstos suelen estar equivocados respecto de los avances técnicos y tecnológicos,
de la ciencia moderna y el conocimiento humanos. Pero nos hemos olvidado de que la educación,
no es solo tecnología; también es Moral, es Bien Común, es Amor al Prójimo. Y
aquí es donde las Ciencias de la Educación han fallado categóricamente, pues,
si bien tenemos alumnos e hijos con conocimientos y habilidades en matemáticas,
ciencias y lectura de comprensión; éstos son incapaces de auto-conducirse
moralmente.
Los padres y madres del Siglo XXI en México, han
fallado porque no ha habido una rápida y suficiente actualización técnica y
tecnológica de parte de ellos, para cubrir las necesidades de aprendizaje de
los hijos; y además, carecen de una instrucción religiosa capaz de ‘enseñar’
aún lo más elemental. Es increíble que
en un país en donde el 90% de los habitantes se declara Católico, la inmensa
mayoría de los niños y jóvenes ¡NO SEPAN LO INDISPENSABLE PARA HACER LA PRIMERA
COMUNIÓN!, lo cual evidencia al mismo tiempo, el poco interés de los laicos
hacia la Iglesia.
Si queremos que nuestros jóvenes (casados o no, padres
y madres o no) tengan una conciencia dirigida al Bien, lo primero que debemos
hacer nosotros mismos, es interesarnos por la instrucción religiosa que nuestra
Iglesia y sus Catequistas son capaces de proporcionar. Si nos desentendemos de las mayorías, lo
único que vamos a obtener a nivel País, es un desorden generalizado de la
justicia, un nefasto interés gubernamental por el Bien Común y una relajación
del tejido social ante el respeto a la autoridad.
Las decisiones de cada individuo hacia El Bien no se
heredan, ni son parte del ADN su cuerpo de; la Moral, la Ética y el Amor al
Prójimo son ámbitos propios del aprendizaje, por lo tanto, son temas que deben
ser enseñados; ya sea por la familia o por los educadores y pedagogos de la
educación elemental. Si no hay
instrucción de calidad en la catequesis y el civismo, no se puede esperar que
niños y jóvenes rechacen la vida fácil y peligrosa de la extorsión, el
desenfreno y la delincuencia.
Si como padres y educadores queremos hijos y alumnos
capaces adoptar por El Bien, como su forma de ser, debemos enseñárselos; de
forma contraria seguirán optando por el Mal.
Orar sirve, oremos por México.
De todos ustedes, con afecto en Cristo.
Antonio Garelli
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Orar y orar y no desfallecer: que el Señor nos fortalezca en la alta tarea de configurar a Cristo en el corazón de los propios hijos y de todos los que él mismo se ha dignado encomendarnos! Amén!
ResponderEliminarOrar y orar y no desfallecer: que el Señor nos fortalezca en la alta tarea de configurar a Cristo en el corazón de los propios hijos y de todos los que él mismo se ha dignado encomendarnos! Amén!
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