¡Alabado
sea Jesucristo!
México, D. F.,
Noviembre 28 del 2015.
CORONA DE ADVIENTO
Muy estimados todos en Cristo Jesús:
Estamos en Tiempo de Adviento, tiempo de reflexión, de
sinceramiento, de arrepentimiento. Se
trata de que, durante estas cuatro semanas anteriores a la Navidad de Jesús,
vayamos enmendando nuestros caminos y nuestras acciones.
Hay una muy buena costumbre en México respecto de la
Corona de Adviento: se le colocan las cuatro velas que normalmente tiene, pero
en colores representativos:
GUINDA O MORADO – 1er Domingo de Adviento
ROJO O SEPIA – 2°
Domingo de Adviento
ROSA PÁLIDO – 3er. Domingo de
Adviento
Y BLANCO – 4° Domingo de
Adviento
Cada uno de los colores representa nuestros pecados:
el guinda a los más graves, serios y profundos; aquéllos que son Pecados
Mortales, que requieren de una Confesión profunda, sincera y reflexiva; y por
supuesto una inmediata y verdadera enmienda. Estos pecados son graves porque
los pensamos, los hablamos y los hacemos; aun sabiendo que debemos evitarlos. Estos pecados debemos eliminarlos en la
Primera Semana de Adviento –o en las siguientes tres, pero con ellos debemos
empezar– pues seguramente nos costarán más trabajo.
El rojo representa nuestros pecados banales, los
comunes y triviales, con lo que no ofendemos al prójimo; pero con los que ofendemos
nuestra propia presencia ante Dios. Generalmente son pecados de palabra, que
albergamos y motivamos casi sin control.
Aquí están también los pecados de omisión, los del bien no hecho y que
pude haber realizado.
El rosa pálido son nuestros pecados de pensamiento;
pero que justo allí, cuando los estamos pensando o imaginando, jalamos la
rienda y detenemos el proceso de agravamiento de nuestras acciones. Son los que
nuestra voluntad domina con facilidad.
La vela blanca de la Corona de Adviento representa la
purificación, que a estas alturas del Tiempo de Adviento (cuarta semana),
debemos haber alcanzado ya; es el signo de la pureza de nuestra alma –y de
nuestras acciones– de cara a la Natividad del Señor, al Nacimiento de mi
Salvador, al momento de Dios Hecho Hombre.
Tenemos toda una semana para ‘blanquearnos’ internamente; para quedar
‘limpiecitos’ y recibir al Niño Jesús, como Él se merece: como mujeres y
hombres nuevos; y de ser posible, sin pecados graves.
Orar sirve, oremos por México.
De todos ustedes, con afecto en Cristo.
Antonio Garelli
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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.
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